Capítulo 39/3

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—¿Has visto ya quién soy? —Blue cuestiona a Angelo y este asiente, ella mueve sus manos en un gesto que dice "sorpresa" y el azabache se cruza de brazos—. La verdad es que nunca pensé que el mundo sería tan pequeño o que tú supieras de mi existencia.

—Que Dante pasara más tiempo contigo que conmigo, es obvio —él responde—. Eras su vida después de todo.

—Claro, eso fue antes de que conociera a Jeannette —ella toma un poco del liquido en su vaso y él puede ver cómo sus pestañas largas se agitan y rozan el cristal de las gafas que lleva puestas, ella es ciertamente alguien impresionante—, porque soy reemplazable para todo el mundo —sonríe de una forma burlesca y suave, tan parecida a Poe que es escalofriante.

—¿Quieres hablar de eso?

—Que va —ella se pone de pie—. Tu vida es una miseria, no puedes ni controlarla, Fiore. Si es de esa forma, no creo que me ayude mucho compartir mis más profundos pensamientos poco agradables con alguien que está peor, y mucho peor.

—Claro —él ladea esa sonrisa característica de los Fiore, como si controlaran el mundo, una sonrisa altiva en todos los aspectos posibles—. Olvidaba que no tienes filtro alguno para decir las cosas.

Blue toma su bolsa y asiente.

—Una sola vez de niños basta para toda la vida —ella responde—. Y recuerdo la primera y última vez que te vi de niño, siempre supe que serías un maricón, hablando en varios aspectos. Desde tu preferencia hasta tu actitud y decisiones inmaduras. Igual, vas por el camino de Dante Fiore.

—Venga, pero si yo también supe que serías una completa sabelotodo que no puede ni enfrentar sus propios problemas y se embriaga de trabajo para escapar —el ambiente es retante, mientras ambos recuerdan la primera vez que se vieron hace diez años aproximadamente.

Ambos se encontraron en la entrada de la casa Fiore, en donde Blue buscaba desesperada a Dante, pues había sufrido una tremenda paliza por parte de su padre cuando este se enteró de que ella tenía cierto ahorro para sus cosas y no para cerveza, un alcohólico sin trabajo, ¿Qué se podría esperar?

—No compares la personalidad de dos niños que crecieron en familias diferentes. Aún cuando ambas son disfuncionales, la única preocupación en tu vida fue crecer mediante la presión de llevar una millonaria empresa, pintar y ahora revelar que simplemente amas a otro hombre, la mía fue huir, soportar humillaciones, ser reemplazada todo el tiempo y tratar de salir de un hoyo —ella no lo dice de mala forma, simplemente su tono de voz es neutral.

Mientras Angelo se pone de pie a su lado, ambos se dedican a observar la laguna, la misma que ella estuvo observando toda la madrugada al lado de Poe Petrelli. Sin embargo, las situaciones dadas son completamente diferentes.

—No puedes ponerte en mis zapatos si no sabes mi posición y te basas en suposiciones, yo tampoco puedo ponerme en los tuyos —él comenta y ella no responde, porque ella misma había visto a Dante llorar de impotencia cuando a Angelo le agredían en su proceso de desarrollo, para que fuese un buen niño, hijo de familia de élite, tal como sus tres hermanos, pero eso no era nada... aún así, seguía siendo violencia.

—Entonces no nos metamos en nuestras vidas —ella sella la conversación.

—Él... ¿Sabe que lo amo?

—No. Supongo que sólo lo sé yo y tus amigos —ella chasquea la lengua y suspira—. Levar también podría saberlo, pero está ocupado con su propio lío. Nadie lo sabrá, no te preocupes —Blue le brinda un par de palmadas en el brazo—. Me gustaría decir que fue un placer volver a vernos ahora que somos adultos, pero no es así —sonríe suavemente.

El arte de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora