Capítulo 32

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Hay ciertas cosas que son molestas. Una de esas es que Angelo tenga que tapar la boca de Ethan para no dejarlo gemir como se debe. Después de todo, el sonido de su pelvis chocando contra las nalgas de Ethan ya es excitante. Sentía el aliento caliento chocar contra la palma de su mano, Ethan chupaba los dedos de Angelo en ello, mordía su palma y temblaba ante el dolor y lo bueno de tener sexo. Iniciando en posiciones fallidas, le duele como el infierno la posición en la que se encuentra ahora. Le duele alzar sus caderas y curvar su espalda para que un su pecho toque la cama, estar así es realmente vergonzoso.

Después de todo, entre ello, el sentimiento de que el miembro de Angelo creciera más dentro suyo es como una tortura. Pueden besarse en aquella posición, de hecho, lo hacen cuando Ethan inicia en gemido seguidos, cuando Angelo embiste sin detenerse, cuando el artista entierra sus dedos en la cintura de Ethan.

No puede soltar una sola palabra, el quedar sin aliento debido a que Angelo le tapa la boca, lo hace sentir que están cometiendo una completa locura, lo hacen realmente. Ahí, afuera, mientras la seguridad nueva del instituto ronda los pasillos, a la espera del mínimo ruido sospecho para intervenir entre adolescentes hormonales. Aquel hecho lo hace más interesante. Incluso para Ethan, quien escucha los jadeos leves que Angelo realiza. Solo Dios sabe el fuego que siente en su cuerpo, cada parte que toca es sensible, duele en cierto punto, pero no quiere dejar de sentirlo.

—Eth-an —expresa en medio de un jadeo el azabache. Ethan siente cómo Angelo toma de su rostro con la otra mano, para que lo bese.

En cuanto vuelven a besarse, la mano que antes le tomaba de ambos lados del rostro, bajan al miembro del castaño, en donde se enrolla al mismo y se mueve se arriba hacia abajo, con la yema de su dedo pulgar realiza una especie de juego en la punta, ya empapada con líquido preseminal. Ethan realiza un gemido que hace a Angelo dar sus últimas embestidas, ya después de eso, Ethan se encuentra demasiado apretado. Ningún hombre en el mundo podría respirar más de cuatro minutos en aquel precioso culo apretado.

La mano de Angelo se llena de semen, mientras Ethan gime en alivio y placer. Con la mano empapada de saliva, Angelo la quita de la boca de Ethan y toma su propio miembro para sacarlo, masajear rápidamente y correrse afuera del castaño. Ethan siente el caliente y espeso líquido sobre su espalda y ambos caen rendido finalmente.

Toman un baño de diez minutos, en donde conversan un par de cosas en la tina de Angelo. Llegan a la conclusión de sentirse demasiado exhaustos, luego de lavar sus dientes y una sesión de besos en la cama, ambos caen rendidos.

*

—Scott —dice una voz familiar, el rubio abre los ojos de inmediato. No le es difícil ajustar la imagen, el clima está horrible ese día—. Siéntate y toma algo de esto —Anne vuelve a decir.

Scott observa a la chica frente a él, su mejor amiga está ahí y luce cansada. ¿Qué hace él en la enfermería? Lo último que recuerda es... ah. Lo recuerda ya.

—Gracias, Ann —sonríe, antes de tomar del amargo refresco que la artista ha traído para él—. ¿Sucedió algo? Te ves realmente cansada y no creo que sea mi culpa —sonríe suavamente. La chica le devuelve una sonrisa.

—Sí, no tienes la culpa. Lo mejor es que yo tome una siesta ahí —señala la camilla en donde permanece el deportista bastante calientito y envuelto en sabanas.

—De acuerdo —ríe leve y se deshace de las sabanas—. Gracias por mantenerme caliente. ¿Cuánto tiempo he estado aquí?

—Oh —Anne se pone de pie, es tomada de las manos por Scott, parece un poco inestable—. No fui yo. Levar estuvo aquí y fue quien te puso así de cómodo. Lo vino a buscar uno de los chicos a los que le da clases. Llevas aquí al menos unas nueve horas, te desmayaste afuera a media noche mientras hacías ejercicio.

El arte de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora