Jeannette Reed suspira, antes de escuchar como la persona en frente suyo traga sonoramente. La psicóloga suspira una vez más y vuelve a sus apuntes, antes de que un bufido se escuche otra vez, mientras tanto en un par de segundos pasan las hojas de algún portafolios con exageración en sonido. El ambiente es notablemente pesado y ella solo desea salir de esa pesadilla cuanto antes.
—Aquí dice que eres una mujer espléndida y de muy buena palabra —la voz del castaño suena entre seria e irónica.
—Soy una psicóloga, Eth. Es lo mío —murmura ella algo hastiada. De reojo puede ver cómo la séptima llamada de Carlo se esfuma, porque no va a contestar con Ethan ahí adentro. Es más; Ethan no sabe de su relación.
—Dime algo, Jeannette Reed —la chica alza la mirada hacia su hermano, quien está cruzado de piernas en una pose bastante varonil y segura, prácticamente transmite total superioridad—. ¿Saben ellos que dejas al hermano del mejor artista del mundo pegarle?
Ahí va, de nuevo la misma porquería.
Ethan ha invadido su oficina a tempranas horas de la mañana, completamente indignado con ella. Levar le había contado todo la noche anterior y eso explicaba muchas cosas, al mismo tiempo generaba todo tipo de dudas. El menor de los Reed realmente está molesto, es la primera vez que actúa de esa forma con la mayor, normalmente la molesta, pero solo es su forma de darle amor. Esta vez, Ethan realmente está decepcionado con ella.
—Eres descarado, pequeñito.
—No me digas "pequeñito", ya estoy grande. No intentes evadir lo que estoy reclamando, porque me enfada más —advierte.
Jeannette deja sus cosas de lado, para acomodarse mejor en el sofá de su espacio de trabajo. Ethan lleva uno de esos conjuntos simples que ella adora ver en el menor. La camisa básica blanca dentro de sus jeans flojos y ajustado con una faja oscura, las medias estampadas y tenis. Ahh, ella realmente adora a su hermano pequeño.
—Te ves bonito.
—Estoy iniciando a darme cuenta de que no vale la pena. Voy a buscar a Esme o a Willow, porque Nax no contesta. Ya no quiero hablar contigo —él niega, trata de ponerse de pie, pero Jean niega y alza su mano para que no lo haga.
Ambos se observan.
—Ethan, hay cosas en las que no debemos de meternos —ella explica, antes de estirarse para tomar una botella de leche de bananas—. No es nuestro problema. Tienes que entender que nuestra familia funciona diferente a las otras, hemos sido criado de una forma cariñosa, comprensiva y abierta —mete una pajilla dentro de la botella—. Pero no podemos criticar nada respecto a los Fiore.
—¿Quién no va a criticar a alguien cuando se golpean? Es un ambiente desequilibrado, Jean —el castaño mueve la cabeza un poco—. Simplemente no es normal, así como tampoco es normal que no hayas intervenido y también como lo es el hecho de que estabas ahí con ese tipo —bien, ese es el punto que ella desea evitar. La expresión de Ethan es gélida— ¿Por qué estabas ahí? ¿Desde cuándo tienes relación con los Fiore?
—Una vez dije que hay cosas en mi trabajo privadas —ella lo señala, en modo de advertencia—. No navegues por mi profesionalismo.
—Lo sé, Jean. Pero estamos hablando de los Fiore y no de cualquiera.
—¿Y qué?
—Angelo realmente me importa.
*A la hora nocturna, el grupo de estudiantes de Saint Gerald sale del auditorio, luego de que se anuncie que en tres meses se pedirán candidatos nuevos para la nueva organización del consejo estudiantil. Poe finamente quita la mano del pómulo de Angelo, pues Ethan le quita la mano de aquel lugar, luego de haberlo presenciado en silencio todo el rato. Parece ser que el de cabellos cenizas quería ver el estado del pómulo. Poe odia que le hagan algo a Angelo.
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El arte de tu Amor
Teen FictionAngelo ama el arte. Ethan ama el amor. Angelo ama al del amor. Ethan ama al del arte.