Capítulo 11

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—¿Soy yo o ellos caminan en cámara lenta? —Willow cuestiona. Todas sus hermanas, incluyendo a su madre y Ethan, están en una posición de espionaje, mirando por la gran ventana a la gran y majestuosa entrada de la casa de los Reed.

La Jeep de Angelo se encuentra estacionada en frente, Poe acomoda su cabello, tirándolo hacia atrás, mientras Angelo termina de tirarle una cerveza en el aire a Scott, quien la toma como si fuese una pelota de fútbol americano.

—Vamos a ignorar el hecho de que mi hijo tiene amigos que beben en las afueras de mi casa —la madre Reed dice, ajustando las correas de su bata de satín y algodón—. Por el hecho de que soy una mujer que cree en no juzgar a la primera.

—Mamá —Jeannette dice—. Ethan se embriaga todos los fines de semana.

—Entonces... me callo —dice la mujer, antes de que Poe se una en un juego demasiado perfecto con sus otros perfectos amigos—. Habría dado mucho para ser joven en estos momentos. Me habría lanzado sobre esos tres a mover el trasero, pero ahora sólo los veo como a un montón de bebés caminando hacia mi hogar —suspira en nostalgia la mujer.

—Que asco, mamá —Ethan suspira y Nax le brinda un golpe a mano abierta por detrás de la cabeza a Esme.

—¡Hey! —su hermana le recrimina.

—Lo siento, era para Ethan. Pero yo nunca le pegaría a nuestro pequeño —explica, antes de que Ethan ladee una sonrisa de esas grandes—. Espero que consiga a alguien que sí le pegue. De todas formas mamá también fue adolescente, Ethan. ¿De qué te quejas?

—No lo sé —Ethan murmura.

—Somos una familia abierta que habla del sexo... espera —Jean alza un dedo—. Estás nervioso. ¡¿Eres gay?!

Ethan se abalanza hacia su hermana, como si estuvieran en un partido de fútbol americano. La chica pega la cabeza contra la alfombra de algodón en el suelo y el menor se ve Yam asustado que sus hermanas no cierran la boca de la impresión.

—¿No tenía una niña con la que lo hacía? —su madre frunce el ceño confundida.

—Bájate, pequeño hombre loco —Jean se remueve.

—¿Quién es? ¿Sexy señor deportista rubio? ¿Caliente azabache tallado por los mismísimos dioses? O ¿Perfecto chico de cabellos cenizas... justo como deja tu corazón cuando camina? —Esme se asoma por la ventana de nuevo.

Ethan se quita y alza las manos.

—¡Cállense!

—Yo elegiría al de... ¡Poe Petrelli! Que me tome ahora mismo —Nax da un aplauso—. Es el chico que escribió el libro "Deseos Oscuros" ya saben, sobre un hombre italiano que nunca se ya enamorado y mezcla sus deseos oscuros con el amor. Usando a la hermana de su mejor amigo como sostén para sus locuras.

La historia. Ethan nunca ha leído ni un solo libro de Poe, pero la historia simplemente se le hace demasiado conocida.

—Ya sé quién es. Pero, ¿Sabes quién es el otro? —Esme cuestiona, empujando con el hombro a su hermana ensimismada—. Scott Sky. Ha salido una y mil veces en esas revistas deportivas que Nate compra para la recepción —explica, refiriéndose a su novio adicto al deporte—. Yo elegiría a ese.

—Que va. Ese de ahí es el futuro genio del arte —Willow señala y toca la ventana con su uña, en dirección a Angelo—. Fiore, gran figura tanto para seguir, como para tocar.

Ethan la observa de golpe.

—Ya, ya. Me arrepiento de haber nacido antes que Ethan. Mamá, ¿No pudiste dejarme un par de años más en tu vientre? —cuestiona la menor de las mujeres: Esme.

El arte de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora