P A S A D O
Hay alguien que se roba la atención de su grupo de amigos. Scott, con nueve años de edad, se pregunta la razón. Ahora mismo, pasa la pelota de fútbol americano a su grupo de amigos, conformado por compañeros de la primaria, a los cuales realmente no comprende últimamente. Hablan, sin cesar, de la persona que los molesta.
—¿Quién es ese tal susodicho? —Scott, quien atrapa la pelota al aire, cuestiona. Ryan, uno de los chicos, alza sus manos para que le sea lanzada la pelota, Scott obedece.
—Ya te dijimos que es un rarito, bueno para nada. Todas las niñas andan detrás suyo como si fuese muy cool —un enfadado Gabe pronuncia, antes de que la pelota sea lanzada hacia él, juega con ella entre sus manos un poco.
—¿Quién necesita a las niñas? —irónico, cuestiona Trevor, otro de sus amigos—. Nos tenemos a nosotros y al equipo. No necesitamos a esas piojosas entre nosotros —era el más dolido, aún con nueve años tenía una novia que lo terminó por aquella persona.
—Ah, ya me da dolor de cabeza de tan solo pensar en él.
Curiosidad. ¿Tendrá alguna deformidad?
—¡Pero quiero ver! —el rubio da una patada en el suelo y molesto, toma su bolso de entrenamiento. Sus amigos se detienen y le observan, el equipo de niños se detiene y uno de ellos suspira ante la reacción de su capitán.
—Bien, bien, Scott. Te llevaremos para que le veas, pero también te enfadarás.
—Bien.
Es una tarde de primavera, Scott, entre los arbustos de la primaria, descubre lo que puede llegar a significar la belleza en una persona de su mismo sexo. Normalmente no es un niño de mente cerrada, pero a esa edad es poco razonable que un niño piense en lo que le gusta realmente. El niño de nueve años, de cabellera rubia y un bolso de lado, observa atentamente la escena frente a él de un niño precioso y solitario.
Es un niño de piel pálida, de cabello largo y lindo rostro, estaba con un semblante demasiado serio, mientras era rodeado por unas cinco niñas que buscaban hablar con él, probablemente lo hacían porque el rumor de que era muy lindo se había extendido por todo el lugar, no lo hacían por amor, a esa edad... no, a esa edad el amor es más puro y Scott lo sabía.
—¿Qué? ¿Por qué haces esas expresiones? —Ryan le pregunta a su amigo y Scott tapa su boca con sus dos manos, su rostro colorado hace que intente esconderse un poco más.
—¿Qué te pasa, Scott? ¿Estás enfermo?
*
A la hora de la salida, el niño de cabellera, ahora atada, sale de las instalaciones con un semblante neutro. Scott se remueve y busca cómo camuflarse entre los arbustos de la entrada, viendo, como un animal a su presa. El chico observa cómo una niña muy parecida a él, se le guinda de los brazos y parece incomodarlo, por eso, aprovecha y toma al niño del brazo para luego empujarlo arbustos adentro.
Sin decir nada, Scott le toma del brazo y corre como nunca antes, sin pensar sobre la condición física del contrario, sin importarle que la niña grite el nombre del niño detrás, o sin escuchar los repetidos "Suéltame, loco" del niño.
Luego de unos minutos de correr, ambos se detienen dentro de uno de los parques del pueblo y Scott infla sus pulmones de aire, para luego poner ambos brazos en su cintura y señalar al niño de cabellos desordenados.
—¡Soy Scott Sky! Estoy en la clase B del cuarto año, también soy el capitán del equipo de la primaria y me gustas. ¿Puedes ser mi amante?
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El arte de tu Amor
Roman pour AdolescentsAngelo ama el arte. Ethan ama el amor. Angelo ama al del amor. Ethan ama al del arte.