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—¿Qué quieres hacer hoy?— preguntó llevándose a la boca la última porción de waffle de su plato

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—¿Qué quieres hacer hoy?— preguntó llevándose a la boca la última porción de waffle de su plato. La trigueña se encogió de hombros y se encaminó al lavadero para fregar su propio plato y JungKook la siguió.

—No lo sé ¿quieres quedarte aquí?

—Haremos lo que quieras, estoy aquí para servirte —le dijo con una sonrisa al mismo tiempo que tomaba el plato de Febe para fregarlo.

—Mmm —la trigueña se cruzó de brazos y sonrió maliciosa— quiero ir a conocer a la señora Jeon.

JungKook sonrió negando lentamente, a decir verdad se esperaba algo como eso.

—¿Tantas ganas tienes de conocerla?

—Siii~~ quiero conocer a tu mami. Vamos ¿si? ¿siii~~? —alargó la frase para parecer adorable y parpadeó varias veces en un intento de que JungKook cayera por sus acciones.

—Chillona.

—¡Yeees! Iré a cambiarme, no tardo lo juro.

—No te he dicho que si.

—Tampoco dijiste que no.

°°°

—Uuuh~~ estoy nerviosa —limpió sus sudadas manos en su pantalón de mezclilla y acomodó los raros rizos de su cabello.

—Venga, ya estamos aquí, no te puedes echar para atrás. Además... créeme, estoy aún más nervioso que tú.

Febe asintió y JungKook le dio un rápido beso en la frente en un intento de consolar sus nervios. Abrió la puerta con la llave y se adentró en el pequeño departamento que compartía con su madre.

—Mamá estoy en casa —se escucharon algunos taconeos y la voz de una mujer se hizo sonar a lo lejos.

—¿No ibas a pasar el día con Febe? —y nada más terminar la frase ya estaba en el salón frente a los chicos— oh.

Febe intentó disimular su gran impacto. La mujer perfectamente podría ser hermana de JungKook. Ambos tenían casi el mismo tamaño, la misma nariz e incluso los mismos ojos, su cabello negro caía hasta sus hombros y en sus manos traía unas carpetas con papeles. Pero no era todo aquello lo que más le sorprendía, la mujer era extremadamente joven para ser madre de un chico de 18 años.

—Mamá, ella es Febe.

—Mucho gusto señora Jeon.

—Oh preciosa, el gusto es mío, no sabes lo que JungKook me ha hablado de ti. Al fin puedo conocerte —se acercó rápidamente y la envolvió en un abrazo, Febe lejos de sentirse incómoda le devolvió el gesto— Siento que esté tan informal estaba estudiando hace un momento. JungKook no me avisó de que venías sino hubiera pedido permiso en la universidad.

—No se preocupe, todo fue tan de imprevisto, quise venir a conocerla y bueno... —estaba divagando, estaba demasiado nerviosa.

La señora Jeon le sonrió enternecida.

—Eres mucho más bonita en persona.

—Mamá... —se quejó JungKook.

—¿Qué? Estoy elogiando a la primera chica que traes a casa.

Febe levantó la vista a JungKook y este mordió su labio nervioso mirando hacia otra dirección.

—¿Te quedarás a cenar?

—Claro me encantaría.

—¿Y tus clases? —preguntó su hijo.

—Pff, eso hoy no es importante. Vayan a hacer cualquier cosa iré preparándoles algo para que coman antes de cenar —la mujer se dio la vuelta hacia la cocina, no sin antes haberle dado las gracia a Febe por haber ido a conocerla.

—¿Mi habitación?

—¡Si si! ¡Quiero verla!

Caminaron por un pequeño pasillo y se detuvieron frente a una puerta color gris, vaya, no le sorprendía que fuera de JungKook.

—Bienvenida a mi guarida.

—Waa~ —Febe se adentró impresionada, las paredes eran grises y las sábanas de la cama rojas haciendo un increíble contraste. Había un estante lleno de lo que Febe creía que eran muñequitos de acción, otro más lleno de libros luego su escritorio con la laptop. Una pared repleta de dibujos de animes y justo en una esquina no demasiado apartada había una foto de ella.

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Really? ᴶᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora