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—Normalmente por lo que veo en las películas tengo que estar preparado para recibir a un chico en casa para recoger a mi hija el día de un baile escolar

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—Normalmente por lo que veo en las películas tengo que estar preparado para recibir a un chico en casa para recoger a mi hija el día de un baile escolar. Pero no creí que estuviera recibiendo a dos. —Cuestionó el señor Kim al ver detenidos en su puerta a Jimin y a JungKook con glamurosos trajes de galas y con rosas entre sus manos, Jungkook llevaba unas seis en un pequeño ramo a diferencia de Jimin que solo portaba una. 

—Oh, es que vamos juntos los tres. —Quiso explicar Jimin pero es que se escuchaba hasta raro. El padre de Febe levantó una ceja y se escuchó a la pelinegra gritar desde su habitación.

—¿Ya llegaron?

—Los espero en el auto. —Se escabulló Jimin y JungKook no supo si para dejarles privacidad o si porque realmente le había tomado miedo al señor Kim, lo cual entendía perfectamente.

JungKook escuchó los pasos, Febe debía portar unos tacones porque repicoteaban contra el suelo apresuradamente.

—No corras o te caerás. —Alzó la voz su padre alejándose a la cocina y el pelinegro tragó saliva y se colocó en una posición más recta, estaba ansioso, un poco demasiado.

Febe apareció. Su cabello negro caía sobre sus hombros y algunos mechones descansaban tras su oreja mientras ella vigilaba las escaleras y subía un poco su largo vestido entre su puño para no caer. JungKook la observó hipnótico, como si estuviera viendo un truco de magia frente a él, un enigma inexplicable. Y Febe levantó la mirada por primera vez, ambos viéndose de frente, JungKook vio el leve maquillaje rosa en sus ojos, mejillas y labios, el vestido desnudaba sus hombros y llegaba casi a cubrir sus zapatos. En cambio JungKook había decidido atar parte de su propio cabello con una liga, aunque algunos mechones que no pudo recoger caían sobre su rostro. Una sonrisa estiraba consigo los piercings de su rostro y sus gafas redondas descansaban como siempre sobre el puente de su nariz. Un traje negro caía sobre sus hombros y Febe solo podía pensar que a JungKook le quedaba bien el negro, como un retrato al carboncillo, cejas largas, negras, arqueadas. Pestañas cortas y negras. Pómulos altos y brillantes.

Febe se lanzó sobre JungKook y se dejó envolver entre sus brazos. El chico la alzó un poco incitando a que sus pies se elevaran del suelo por unos segundos.

—Estás preciosa —le dijo sintiendo los cabellos de Febe cosquilleando en su mejilla y parte de su frente.

Febe se separó y la radiante sonrisa no abandonaba su rostro.

—¿Que voy a hacer con un novio tan guapo? —llevó el índice y el pulgar a su frente dramatizando.

JungKook ya estaba sonriendo con sus pómulos alzados casi al nivel de sus ojos. Sus mejillas algo sonrosadas, normalmente sabía como responder a los elogios pero cuando se trataba de Febe se sentía tal y como una colegiala enamorada, JungKook era frágil a Febe y ella lo sabía.

Really? ᴶᵘⁿᵍᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora