p. horizon
El sol comenzaba a asomarse tras la indefinida línea que separaba el final del mar del comienzo del cielo, o viceversa, según cómo algunos lo veían. Los cálidos rayos de sol atacaban sin piedad la cubierta, húmeda por culpa del agua salada que se había colado durante la noche.
El aire era fresco, el pecho de Seonghwa subía y bajaba cuando este entraba en sus pulmones, sus cabellos eran agitados por la brisa marina. Justo como siempre había soñado; se encontraba sentado bajo el timón, apoyado en la pequeña baranda de la popa, hojas y pluma en mano. Aquel día en concreto se sentía libre, capaz de todo lo que se propusiera; y, en especial, inspirado. La tinta no tardó en correr sobre el papel, escribiendo con rapidez y una hermosa caligrafía.
Como era costumbre, Yeosang fue el primero en levantarse. Subió las escaleras de madera, sus pasos se escucharon sobre el sonido de las calmadas olas de la mañana. En silencio ㅡalgo común en él, pues era un chico de pocas palabrasㅡse acercó al mayor y se sentó junto a él. No pronunció sonido, simplemente apoyó su hombro contra el de Seonghwa, y posó su mirada en lo que él escribía. Este no se inmutó, su simple presencia era lo único que necesitaba.
Más tarde apareció Jongho, con una de sus traviesas sonrisas en la cara. Los saludó, para dirigirse después a la despensa a comer algo de fruta para desayunar. Cuando subió, sirvió a los chicos una bandeja de plata repleta de alimentos de los cuatro reinos.
Los siguientes fueron Wooyoung y San, en una de sus típicas discusiones mañaneras. Se acercaron a los chicos a por algo de comer, enfrascados en su acalorada disputa. Los chicos no le dieron importancia, pues sospechaban que dicho debate terminaría como todos los demás. Acalorado, sin duda.
Después, cuando el sol se mostraba ya en su completo esplendor, llegaron Yunho y Mingi. Se sonreían entre carcajadas, resultado de alguna broma mala que el mayor habría soltado. Cuando vieron a los chicos, sentados en la popa, se unieron al círculo creado por estos. Seonghwa, en medio, no separaba la pluma del papel.
Finalmente, y como no podía ser menos, llegó Hongjoong. Saliendo de su camarote con un pañuelo atado al cuello, la camisa desatada y el cabello despeinado, el capitán subió junto a su tripulación y se puso al timón. Fue entonces cuando el mayor de los ocho levantó la mirada por primera vez, apartándose levemente para dejarle sitio.
Al ver que Hongjoong estaba a punto de tomar el control del barco, Mingi se levantó y se colocó junto a él. Los ojos del más bajo brillaban, acto que, tras años junto a él, el menor supo interpretar. Se atrevió a sonreír.
ㅡCapitán ㅡMingi carraspeó para aclararse la voz, mientras el resto del grupo se incorporaba poco a pocoㅡ. ¿Hacia dónde nos dirigimos?
Hongjoong no apartó la mirada del inmenso mar mientras sus manos se movían diestramente sobre el timón. No tartamudeó, tampoco, al dar su respuesta.
ㅡYa deberías saberlo, Mingi ㅡfue ahí, en ese preciso momento, en el que sus pupilas se dilataron y las comisuras de sus labios se movieron ligeramente hacia arriba. Soltó el timónㅡ. Que las olas nos guíen, las mareas nos lleven; pues nos dirigimos al final del mundo, hasta alcanzar el horizonte.
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pirate king ㅡ ateez
Fantasy﹙🐚﹚❛ En el océano no hay realeza ㅡsonrió, ladinoㅡ, pero estamos los piratas.❜ Fuego, amor, odio; arte, secretos, rencores; encantamientos, estrellas, muerte. En las islas del Sol y de la Luna, la fantasía es tan real como la magia de los Santos Ast...