pirate king ㅡ ateez

zero zero five [0-0-5]

005. royal blood

Jeong Yunho era el mediano de tres hermanos, y probablemente el más irrelevante de su familia formada por cinco personas. Parece triste, pero él vivía bien en la ignorancia, nunca era el centro de atención.

Su madre, como muchas veces había asegurado, lo amaba con todo su corazón. Era algo sobreprotectora con él, incluso más que con Jaeho, su hermano pequeño. Yunho nunca había entendido la razón, ya que 'eres mi gran secreto' no tenía demasiado sentido.

No, hasta ese día.

El día de su coronación.

En realidad, la persona se había preparado desde que nació para gobernar no había sido él, sino su hermano mayor. Este, sin embargo, cayó repentinamente enfermo a los doce años, un corto pero terrible sufrimiento que se lo llevó junto a los astros. A partir de ese entonces, el pequeño Yunho de nueve años comenzó a aprender  todo lo que un rey debía saber.

No era fácil. Para empezar, siempre había sido su hermano el favorito del pueblo, no él. Yunseo era calmado, era elegante, tenía esa expresión seria y esa mirada felina de su padre. Jaeho, por el contrario, era un niño tierno y travieso, y tenía una sonrisa juguetona que en ningún momento desaparecía de su rostro. Había heredado los marcados rasgos del hombre que le dio la vida. Los dos eran siempre los protagonistas en toda conversación, el pequeño príncipe, el futuro heredero.

Yunho, por el contrario... Se limitaba ser el otro.

Era conocido como el gran Jeong, pues era cierto que su altura superaba la de cualquiera de su familia. Tenía la mirada tierna de su madre, su cabello ondulado, sus mejillas abultadas. El metro y algo que medía, suponían, venía de su abuelo. Pero, además de por su físico, Yunho no llamaba nunca la atención. 

Sí, siempre se comportaba correctamente, era muy educado. A veces adoptaba esa actitud más infantil, le gustaba corretear por los jardines. Era un Jeong, como los otros, aunque nunca era el primer mencionado en las conversaciones, ni el más admirado por el pueblo.

Pero todo cambió tras el fallecimiento de su hermano.

De repente, su nombre se escuchaba en cada calle. De repente, eran sobre él todos los rumores que corrían. De repente, el resto de su familia perdió relevancia. De repente, él era el próximo rey.

Y quizá, a Yunho le afectó más la idea de tener que gobernar un reino, que el hecho de que su hermano hubiera muerto envenenado.

ㅡ¿Yunho? ㅡla dulce y melodiosa voz de la mujer que le dio la vida retumbó entre las paredes de su habitación. Las ventanas estaban abiertas, la luna se mostraba en todo su esplendor, y la brisa movía las cortinas a su antojo.

ㅡ¿Sí, madre? ㅡel chico giró levemente la cabeza. Sin embargo, ella supo interpretar su expresión sin necesidad de acercarse demasiado.

Se sentó en el balcón, junto a él. Observar las estrellas era algo que ambos amaban hacer, más aún si estaban juntos. El mayor apoyo del chico era su madre, y viceversa.

ㅡ¿Qué haces despierto tan tarde? Deberías dormir, mañana será un día largo.

Él suspiró. Claro que lo sería, el funeral de Yunseo sería al día siguiente, y el chico debía asistir por obligación a la pira. Aunque no quisiera presenciar cómo un incandescente prendía hierbas aromáticas bajo su cuerpo, cómo las llamas lo consumían lentamente. Cómo lo dejaban después al merced de las olas, sus cenizas en una vasija de cristal, esperando a que alguien las encontrara o se deshicieran en el mar.

ㅡNo puedo dormir, madre ㅡel chico la miró, caían lágrimas de sus ojosㅡ. No puedo. 

ㅡYunho, sé que es duro para ti. Tu padre sufrió por lo mismo, y consiguió salir adelante.