zero zero seven [0-0-7]

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007. a love story


El sol se había puesto en Twilight. El cielo, decorado con una mezcla de colores violáceos, rosados y anaranjados, cubría por completo la extensión del reino. Las nubes y los destellos coloridos se reflejaban en el mar, calmado, que se acercaba a la orilla en busca del calor de la arena.

Al fondo de la playa, una pequeña casa de madera se erguía con orgullo, siendo la única vivienda a varios kilómetros a la redonda. Los tablones de madera oscura, humedecidos por el ambiente, contenían dentro una familia formada por dos integrantes.

Un cuerpo menudo y escurridizo, de piel morena y ojos oscuros, abrió entonces la puerta de la cabaña con lentitud, intentando no despertar a su madre. Se sentó en los escalones de madera, sin importarle manchar su vestido de arena, y allí se quedó por largos minutos. Observando el cielo, anhelando las olas, soñando con alcanzar el horizonte... O, por lo menos, conocer algo más allá de esa playa solitaria.

No tardó en fijarse en una mancha oscura tumbada en la línea que separaba el mar de la arena, una silueta que se movió. La chica se levantó de un salto, alarmada, y entró en la casa. Era algo miedosa, se asustaba con facilidad, pero esa era una característica típica de los niños de nueve años.

Se asomó a la ventana, observando ese bulto que parecía el cuerpo de una persona. No quería acercarse, sabía que no era sensato, pero su instinto le incitó a salir y ver qué era. No conocía nada además del paisaje que conformaba su sencilla vida, a nadie además de a sus padres. Así que, aunque algo temerosa, dejó guiarse por la curiosidad, por lo que volvió a abrir la puerta y corrió hacia la orilla.

Cuando estuvo a pasos de la desconocida silueta, pudo reconocer el cuerpo como un niño. Tenía el pelo negro, la piel pálida, los ojos cerrados. Estaba tumbado en posición fetal sobre la mullida arena, aparentemente sin ser importunado por las olas que chocaban contra sus pies continuamente.

Curiosa, la chica se sentó a su lado. No era más que un niño, no le haría daño, así que no se preocupó por la respuesta que podría recibir por su parte. Este, al notar que la arena se movía a su derecha, abrió los ojos y giró la cabeza hacia ella.

ㅡHola ㅡsaludó la niña, sonrienteㅡ. ¿Qué haces en mi playa?

Él acertó a alzar una ceja, sin levantarse. No tenía fuerzas en el cuerpo para ello.

ㅡ¿Tu playa? ㅡinquirió.

La chica asintió.

ㅡSí, es la playa de mi familia. Mi madre es la guardiana, ¿le has pedido permiso para entrar?

La cabeza del niño se movió de un lado al otro, negando.

ㅡNo sabía que tenía que hacer eso ㅡdejó caer todo el peso de su cuello sobre la arena, intentando no cerrar los ojos de nuevoㅡ. ¿Tú me dejas estar aquí?

Ella, sonriente, se limitó a encogerse de hombros e intentar hacerse la interesante. Aparentó que se lo pensaba, para terminar ladeando la cabeza.

ㅡBueno, depende. ¿Por qué estás aquí?

ㅡPorque quería irme de mi casa.

La respuesta sorprendió a la niña, quien abrió mucho los ojos.

ㅡ¿Por qué querrías eso? ㅡpreguntó, incrédula.

ㅡPorque hoy me han hecho mucho daño. Quiero dormir aquí, en la playa. ㅡcontestó, con la voz cansada.

Ella, a modo de consolación, intentó acercar su pequeña mano al hombro del chico. Sin embargo, este se apartó con rapidez, dejando caer la espalda en el suelo y gimiendo de dolor.

pirate king ㅡ ateezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora