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—Madrina mi garganta me duele—

La princesa está con fiebre y ésta mañana se levantó tosiendo y toda dolorida

—Gina has estado mucho tiempo afuera, y últimamente hace mucho frío además que el helado de Gerta a desaparecido, ve a la cama mandaré para ti un té y unas aspirinas—

—Después de cuatro tasas y media de helado es normal majestad—

Habló Gerta, ella es la más grande del castillo, una mujer de unos sesenta años, cabello blanco y rostro arugado pero gentil, era la abuela de todos, ella fue una de las primeras sirvientas que tuvieron los padres de la Reina Selene, básicamente la más crack del grupo ya que tiene mucha experiencia

—Lo siento Gerta, es que tu helado me puede—

—Ya lo sé mi niña, anda a la cama ya te llevaré el té—

le dijo la anciana a la princesa para hacerme seña de que acompañe a la princesa, ya he estado casi un mes aquí y verdaderamente todos me hicieron de la familia

Gracias al Cielo

Porque llegué como una completa intrusa, pero igual contra la voluntad de la Reina, el Duque y la Princesa y bueno todos los del servicio yo ayudo en las tareas del castillo, pero las cabezas del castillo también lo hacen, Regina y la Reina ayudan a cocinar, el Duque ayuda al mantenimiento del castillo

Sin duda algunas, una familia real un tanto, poco convencional

—Dime dónde escondiste cuatro tasas y media de helado—

Pregunté mientras subíamos las escaleras y lo pregunto porque si bien Gina es una chica robusta no tiene casi nada de panza y eso es admirable además de sexy

—En mi estómago—

Dijo riendo mientras abría la puerta de su habitación, ya llegamos?, de tantas veces se ha hecho familiar

—No quiero ser grosera Anna pero vete—

Me dijo mientras se tapaba hasta el cuello en la cama

—¿Por qué?—

—No te quiero contagiar, y esto será un resfriado horrendo ya lo veo venir— dijo mientras estornudaba

—Bueno pues me dedicaré a cuidarte—

—¿Estás segura?—

—Sep— dije besando la frente de mi princesa viendo como ésta se sonrojaba

—Que simple lo ves a todo—

—Bueno si tu lo ves todo complicado es lo mejor que yo lo contrarreste—

Nos quedamos mirando, últimamente nos está pasando muy seguido, te sonreí y dejé un besito en tu frente

—Quiero besarte, pero te contagiaría así que nos quedaremos por el momento con besos en la frente—

—Y por qué no me besas antes de que te enfermes totalmente—

—No Anna, no quiero enfermarte y es mi última pal...— se interrumpió a sí misma para soltar un fuerte estornudo

—Palabra— terminé su frase riendo mientras me sentaba en la cama

—Lo siento, planeé llevarte a muchos lugares más pero te lo voy a deber—

—No te sientas mal cariño, tendremos mucho más tiempo para hacer muchísimas otras cosas—

Habler acariciandole el cabello a mi pelinegra, esta se puso pensativa y miró a su mesita de luz para abrir su primer cajón de donde sacó algo parecido a un pañuelo para el cuello de color azul, era muy linda la prenda de vestir, además era hermoso el color azul francia

En un movimiento rápido Regina puso su pañuelo sobre mis labios y me beso, teniendo la sensación de la suave tela del pañuelo en el medio de nuestros labios

Luego de unos minutos Gina se separó sonrojadísima yo solo sonreí como una completa idiota

...

—Me duele mi cabeza—

dijo mi princesa acostada en su cama mientras se frotaba la cabeza, ya han pasado un par de días, solo la Reina y yo por tercas que somos entramos y salimos de la habitación de Regina, porque ésta impidió la entrada de cualquiera, sobretodo del Duque poque es el que más rápido suele enfermarse

—¿Te has tomado el medicamento?—

—Si madrina, pero sirve de mucho, y lo más triste es que me muero por una taza de helado—dijo frustrada pero sonriente

—Eres especial—dijo sonriendole

—Ya lo sé—

En eso entró Gerta y le dijo a la Reina que debía responder unas cartas de reinos vecinos

—Gerta, traeme helado por favor—
suplicó la peincesa deformando dramática y frustradamente la última palabra

—Nada me hace más felíz que verte comer mi helado tan gustosamente, pero no quiero verte más en cama mi niña, así que mejorate rápido, para que puedas comer más helado—

Dijo la mujer saliendo con la Reina de la habitación

—Anna— me llamó

—¿Qué pasa linda?—

—Me puedes... nada olvidalo—

Una muy sonrojada Regina se giró en la cama dándome la espalda tapándose completamente

—Anda cariño dime, por favor no te avergüences ¿Que pasa?—

Le dije mientras me acostaba a su lado en la gran cama apoyándome en mi brazo para verla mejor una vez se destapó

—¿Puedes acariciar mi cabeza?—

Escapó como susurró de sus labios pero para mi parecieron gritos acompañados de un sonrojo adorablemente hermoso, sólo pude sonreír como idiota otra vez  y obedecer a su petición

—Por favor no tengas vergüenza de pedirme las cosas o sinplemente de expresar tus sentimientos hacía mí linda, siempre voy a escucharte y jamás voy a reirme de ti, eso te lo prometo—

le hablé al oído mientras acariciaba su cabeza y besaba su sonrojada mejilla

—Gracias mi amor—

Fue lo último que dijo antes de caer dormida

Curiosa CriaturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora