Epílogo

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Una reina caminaba por los pasillos de su gran castillo una noche de muchas estrellas

Habían pasado muchos inviernos desde que asumió el trono, todos los poderosos la respetaban, todos aquellos de clase baja la aclamaban, sin dudas una reina de aquellas que dejan su huella en la historia

La reina esa noche en particular se encontraba muy nostálgica, al amanecer cederá la corona al siguiente sucesor, frente a ella estaban esas grandes puertas encargadas de preservar en el tiempo una gran historia, para muchos era verdad, para otros sólo algo que ayudaba a los niños a dormir, pero esa reina sabía que más allá de todo quizás en un sueño ella había vivido esa historia

Las mágicas letras de una canción de cuna que siempre estará en su memoria abrieron las inmensas puertas, el silencio sólo era acompañado por el cantar de unos pequeños grillos y seguramente la voz de las estrellas al mirar desde el cielo como la reina dejaba un libro azul con las páginas desgastadas dentro de una caja de vidrio

—¿Mamá?—

—Deberías estar dormida, pequeña—

—Tu igual ¿Qué haces?—

La reina suspiró, su mente estaba llena de recuerdos los cuales están escritos en todas y cada una de las páginas de ese libro, para algunos tan viejo, para algunos histórico pero para la reina se sentía tan vivo como si lo hubiesen escrito ayer

—Dejo parte de mis recuerdos en la historia—

—Pero si eres una monarca muy aclamada mamá, serás recordada—

—El punto no es ser recordada, el punto es poder recordar—

La joven princesa río rendida como lo había hecho siempre, su madre amaba hablar con acertijos, siempre jugando con las palabras logrando hacer que tu cabeza colapsara si quisieras buscarle un sentido concreto

—¿Recordar qué con exactitud?—

—Quién soy—

—¿Y quién eres?—

—Un simple recuerdo—

—Mamá, me cuesta entenderte—

Una risa salió de los labios de la mujer mayor después de oír el suspiro de pleno fastidio con el que su hija se desahogó

—Eres igual que ella mi niña, haces muchas preguntas—

—La naturaleza de la curiosidad es hereditaria, tu siempre me lo has dicho—

—Siempre es importante dejar tus recuerdos bien guardados, no se sabe cuando los volverás a necesitar—

—Sobretodos recuerdos como los tuyos—

—Yo no soy nadie especial, mi niña—

—Mamá Regi si las historias no mienten tu eres...—. La mayor interrumpió con un gesto sutil de su mano

—Esa es la gracia de las historias Amira, no sabes si son verdad o no—

—¿Tu qué crees?—

—Yo creo que debemos ir a dormir, si tu madre nos descubre despiertas a esta hora nos mata a ambas—

—Mamá Regi siempre lo dejas en la mejor parte—. El puchero de la menor llenó de amor el corazón de la monarca

—La historia debe seguir, por ello éste libro se quedará aquí hasta que así lo quiera—

—¿Lo quiera quién?—

—La vida, curiosilla—

La madre con su pequeña hija salieron de la habitación riendo, al día siguiente la sucesora de la Reina Original tomaría el trono y luego sus hijos lo harían siguiendo con el ciclo de cada reinado como la Luna siguiendo su tiempo de brillar y de ocultarse

Las brillantes estrellas del gran cielo oscuro lo vieron todo, escribiendolo en el lienzo infinito de la historia humana

Existen historias que deben repetirse

Palabras que deben decirse otra vez

Personas que deben reencontrarse

Por qué?, esa pregunta aún nadie la ha contestado y lo mejor sería que nadie nunca lo haga, si hubiese respuesta perdería lo divertido, el ser humano es muy listo de mente pero muy corto de sentimiento

Hay cosas que merecen la pena ser contadas pero aveces hay otras que debes dejar que te lo cuente la vida a través del brillo de las millones de estrellas

A través de palabras escritas en una amarillenta hoja de papel perfumada con una rosa que nunca se marchita

Curiosa CriaturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora