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Ya pasaron dos meses y me dio casi tres, por lo que ya falta poco para que Regina asuma el trono

Hoy es el último día de clase, el último día de preparatoria para los chicos del último año, están algunos llorando, otros felices y otros como mi hermosa reina están con ganas de no volver a tratar más con personas

Yo estoy muy lastimada sentada en mi escritorio, digamos que ayer recibí una patada en las costillas y la humedad del día lluvioso de hoy me está matando, pero por fín tocó el timbre de salida, me despedí de mis alumnos deseándoles buena suerte, algunos respondieron y otros no, todos salieron corriendo

Yo no me puedo poner de pie...

—Usted no puede caminar así—

Regina me levantó las hojas que se habían caído por causa del alboroto

—Gracias Regina, estoy bien—

—Mientale a otro—

Me abrazó por la cintura y me ayudó a ponerme en pie, con una delicadeza inhumana, parecía que tenía miedo que me rompiera

Me voy a largar a llorar como la tenga un segundo más en mis brazos porque sé que tendré que soltarla

—La llevaré a su auto—

—No, estoy bien—

—No, no lo está profesora, nisiquiera se pudo poner en pie de la silla—

—Regina, por favor será peor si él te ve conmigo—

—¿Cree que me importa? Le partiré la cabeza como diga algo—

—¡Reg... ahg!—

Un quejido de dolor salió sin querer de mi boca por intentar separarme brúscamente de ti

—No hay nadie en el estacionamiento, acompáñame a la enfermería—

Me dijo intentando tranquilizarme mientras ajustaba su agarre en mi cintura pero sin llegar a lastimarme

—Pero...—

—Anna, por favor, no estás bien—

Esos ojos por primera vez, desde que te destraté de la peor manera, me miraron con súplica y calidez, sólo pude asentir, tomaste con tu mano libre mi maletín y me llevaste abrazada a la enfermería, no sé cómo tomarmelo la verdad, pero la emfermera no está

—Quítate la camisa—

Me ordenó la Reina cuando me dejó sentada en la camilla, su bolso y mi maletín descansaban en una silla cerca de la puerta principal, la cual está cerrada, sin muchas ganas de luchar porque me duele demasiado me desabroché cómo pude la camisa y  me la quité

—Permiso—

Tus manos tocaron el área morada de mi costilla derecha por debajo de mi sujetador, tus manos están igual de frías que siempre

—¿Puedes respirar bien?—

—Sí, sólo me duele un poco al hacerlo—

—No está rota ninguna costilla, es sólo muscular—

Suspiró aliviada

Sus palabras creo que fueron más para calmarla a ella que a mí

—Bien, entonces me iré—

—No dije que podías hacerlo—

—Pero si tú dijiste que estoy bien—

—Nunca he dicho eso—

Siempre tan terca y hermosa

Pero en estos momentos estoy teniendo mucho miedo, los minutos siguen pasando y Marcos puede entrar a buscarme

—Regina debo regresar con él—

—No, no debes—

Me arrinconó a la camilla, colocándose en el medio de mis piernas, no tengo escapatoria

—Regina—

—¿Valió la pena?—.Te miré sin entender, tu respiración está agitada.—¿Valió la pena no querer seguir conmigo para regresar con él?—

Si supieras la verdadera razón por la que te dejé

No puedo frenar ahora mis lágrimas

—Nada vale la pena sin ti mi hermosa reina—

Tomé sus mejillas con mis manos y arrimé nuestras frentes

No puedo parar de llorar

—¿Bestiecilla, por qué?—

Tu también estás llorando

—Tengo miedo—

Envolví mis brazos en su cuello y enredé mis piernas en su cintura atrayendo su cuerpo al mío

Dolía mi costilla

Pero me sentí nacer de nuevo cuando por fín la tenía en mis brazos otra vez

Ella me acaricia suave la espalda

—Yo te voy a proteger—

—No puedes—

—No temo morir por ti—

Se separó sólo un poco como para que nuestros ojos se pudieran conectar

—No quiero que lo hagas—

—Yo quiero que estés bien—

—Mientras tú estés bien, no tienes que preocuparte por mi—

—¡Es que ese es el problema, no estoy bien!—

Me duele ver esos ojos llorosos

—Te extraño, no puedo parar de pensar en ti, me duele tenerte enfrente y no poder tocarte, no poder decirte que aún te amo como nunca amé a nadie en toda mi vida, me duele no poder hablar más contigo, me duele verte mal pero lo que más me duele es que ese idiota está haciéndote daño y yo no puedo hacer nada para impedirlo—

Tus lágrimas no tienen intención de frenar su descenso

—Regina yo...—

Tu labios impidieron que yo siga hablando

Como extrañé el sabor de esos labios, miel y mente, la combinación perfecta con un sabor algo salado a causa de las lágrimas, tomé tu cuello y te acerqué más a mí, intentando profundizar nuestro beso

Por primera vez después de tantos meses pude dejar de pensar en todo, Lía, Marcos, mis dolores, todo desapareció, solo podía concentrarme en esos labios que tanto extrañé y que me gritan te amo a toda voz con cada movimiento

Nos separamos apenas por falta de aire pegando nuestras frentes

—Por favor dime que me amas, por favor dime que hay una explicación por todas las cosas que me dijiste—

—¿Crees que te hubiera besado si no sitiese nada por ti?—

—Quiero oírlo—

—Estoy perdidamente enamorada de ti mi Reina y siempre lo voy a estar—

Nos sonreimos

Como extrañaba esa sonrisa

Me ayudó a calsar mi casima y mi corazón casi sale del pecho cuando escuchamos pasos en el pasillo, alguien muy furioso viene para la enfermería

—¡Escondete!—

—Lo mataré—

Tomé tu rostro y besé tus labios

—Por favor mi reina—

Contra tu voluntad te escondiste tras un escritorio, yo me abroche la camisa y la puerta se abrió, recibiendome un puñetazo de parte de mi marido

—¿Por qué no salías?—

—Me dolía la costilla me vine a poner hielo—

—Vamonos de aquí ahora—

Me jaló a mi y a mis cosas afuera, por su odio momentáneo no notó la bolsa de Regina

Antes de irme mire al escritorio

Mi reina tiene las manos en su boca y sus ojos con lágrimas

Curiosa CriaturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora