—Me duele el hombro—
Regina se lo frota dolorida, ambas estamos en la gran cama de su gran habitación donde gracias a todos los santos desperté ésta mañana
—¿Por qué?—
—Bueno digamos que cuando golpeé al orangután no controlé mi fuerza y creo que me hice daño—
Luego de cenar y hablar felizmente de lo que sería mi boda con Regina, ahg Dios mío suena tan lindo Jesús ayuda, bueno en fín despues de hablar de ello y también del futuro hijo o hija que tendremos nos fuimos todos a dormir felices de la vida, bueno por lo menos yo sí
—¿Lo noqueaste?—
Me senté más cerca de ella y comencé a masajear su hombro lastimado
—Se podría decir que sí pero no con un puñetazo—
—¿Entonces?—
—Digamos que le tiré de los brazos y se los rompí y bueno se desmayó del dolor—
Te quedé mirando algo atónita
—¿Qué?, ese idiota se merecía algo peor, lo dejé vivir porque mi madrina me detuvo—
—No digo que no pero no creí que de verdad le rompieras los brazos—
—Mi palabra es mi ley—
—Doy fe—
Sin querer y la verdad no sé porqué apreté el brazo de Regina haciendo que éste estralace bastante fuerte, la princesa tenía una cara de dolor leve y momentáneo
—Lo siento—
¡Ok me alteré, Jesús, le rompí el brazo!
—Estoy bien, de hecho gracias me acomodaste el brazo—
Soltaste una carcajada, entre risa y risa terminamos acostadas en la gran cama una frente a la otra, simplemente mirándonos como dos idiotas
—¿De verdad quieres seguir con esto de aceptar al bebé y casarnos?—
—¿Te quieres casar conmigo?-
—Por supuesto—
—¿Me permites reconocer a tu hijo para que comparta mi apellido junto con el tuyo?—
—Sería un honor pero...—
—¿Ves? No hay nada de que preocuparse—
Suspiré rendida
—Normalmente era yo la que pensaba despreocupada—
—Bueno pero podemos hacer cambio de roles de vez en cuando, quiero casarme contigo y tener éste bebe contigo y me quiero quedar contigo para siempre ¿Alguna objeción?—
—Ninguna—
—Excelente—
Me tomaste de las mejillas y me plantaste un beso que comenzó suave y luego poco a poco se tornó salvaje, dejé escapar un suspiro cuando sentí tu lengua rozar con la mía, ambas estaban peleando por dominar, yo soy la más grande, se supone que debo llevar yo el control, bueno se supone que debo ser yo la que domine porque soy la más grande y o sea es mi deber cuidarte ahora y siempre y..
Y en mi boleo de pensamientos ahora te tengo de horcajas sobre mi, besándome con bastante urgencia, bueno en realidad ambas estamos con bastante urgencia para ser honesta, hace mucho tiempo nos necesitamos, bueno yo te necesito sentir hace mucho tiempo
—Lo siento—
Habló una agitada y roja Regina con los ojos más oscuros de lo normal
—¿Por qué te disculpas?—
—Estás muy lastimada, puedo hacerte más daño si seguimos—
—¿Qué puede pasar si seguimos?—
Solté una sonrisa sincera mientras te acaricie los muslos y oprimí tu trasero, que bueno que estés sentada sobre mí, me permitió ver perfectamente esa cara sorpresa y vergüenza acompañada del lindo gemido que salió de tus labios
—Anna...—
Cerraste los ojos sonriendo de costado, bastante engreída, Dios me estoy exitando, te inclinaste un poco más sobre mí haciendo que nuestros pechos y centros rozaran
No pude evitar suspirar
—No me provoques, no te conviene—
Habló en mis labios con una voz algo ronca y una sonrisa de maldad pura
—Estoy dispuesta a correr el riesgo—
Quise besarte pero te corriste
—Pero yo no, buenas noches bestiecilla—
Besó mi frente y se tumbo a mi lado abrazandome suavemente
-Te odio-
Su risa risueña fue lo último que escuché antes de dormir
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Curiosa Criatura
Teen FictionYo sólo tenía que ir a cumplir mis horas de clase... Ellos debían ser los curiosos que pregunten y quieran saber a toda costa los detalles de mi vida... No tenía que ser yo la curiosa... No tenía que ser yo la que quisiera saber todos los detalles d...