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Apenas puse un pie en suelo coreano comencé a sentirme nostálgica, todo lo valioso que tenía en Argentina había quedado allí. No estaba en mis planes viajar al otro lado del mundo, menos de un día para el otro, pues me había enterado horas antes de partir. Mi hermana, quien tampoco estaba tan contenta con el cambio de rutina, intentó aceptarlo y fingir que todo sería igual que en casa; culminando sus estudios y próximamente comenzando alguna actividad. Mis padres casi nunca estaban en casa, pues se la pasaban todo el día en sus oficinas. El viaje fue por eso, por trabajo. Yo no tenía muchos objetivos, solo estaba feliz porque estaba en el lugar donde todas mis bandas favoritas habían surgido, por lo que tenía más oportunidad de conocer alguna.

Me la pasé escuchando música desde que llegué de la escuela en mi primer día de clases. Mi compañero de pupitre me había prestado los libros que utilizaría en todo el ciclo escolar y las actividades que no tenía, así que me dispuse a resolverlas.

—Oye, ¿almorzarás? —me preguntaba mi hermana colocada en el marco de la puerta de mi habitación. La observé por un momento—. No hay mucho, pero puedo prepararte algo.

—Prefiero terminar con esto antes. —devolví la mirada hacia mi carpeta con las actividades de Aritmética a medias.

—Ok.

Mi hermana a veces hacía de madre cuando nuestros padres no estaban. Ella siempre estaba a cargo de mí y de la casa, me la pasaba bien con ella. Cuando recién habíamos llegado a Seoul, nuestros padres tuvieron que irse y dijeron que nos quedemos en casa, pero cuando salieron, nosotras también lo hicimos. Ella se había dado cuenta de que el viaje no me agradaba, así que salimos a conocer un poco la ciudad, para levantarme un poco el ánimo. Sólo conozco la zona porque salimos bastante seguido. Siempre me divertía con Katrina.

Continué resolviendo los ejercicios y me bloqueé en uno en específico. Los temas que estaban viendo no eran los mismos a los que yo había dejado a medias en mi antigua escuela, no tenían nada que ver uno con el otro, por lo que no entendía nada de lo que decían los enunciados.

Luego de dos horas de trabajo arduo sin éxito, me ví obligada por mi estómago a buscar algo sólido para ingerir.
Eran las 16:30. Mi hermana estaba en su cuarto, durmiendo probablemente y mis padres aún no habían vuelto.

Decidí salir hasta la biblioteca que quedaba relativamente cerca de casa, porque estaba completamente aburrida. Pasaba casi todo el tiempo allí, me gustaba mucho leer y estar sola escuchando música. Dejé una notita en la mesada diciendo a dónde iba y tomando mi mochila, teléfono, auriculares y campera, partí rumbo el edificio.
Ingresé tranquila observando mi celular para cambiar de canción y no ví al chico que cargaba montones de libros, los cuales luego terminaron en el suelo junto con mi teléfono.

—Oh, lo siento. —dijimos ambos.

—No te preocupes, fui yo quien no se fijó. —agregó él.

Lo ayudé a amontonar las obras y nos pusimos de pie. Él siguió su camino y yo me dirigí a la sección de novelas juveniles para ver qué podía devorar esta tarde tan fresca. Venía muy seguido, por lo que leía libro tras libro y ya no me quedaban tantas opciones. Observaba los lomos de todas las estanterías y ninguno me llamaba completamente la atención.

—Este es bueno. —oí decir detrás de mí. El chico de antes se acercó con una mano en el bolsillo de su pantalón y sacó uno no tan grande, de tapa celeste—. Lo he leído varias veces. —me lo extendió.

—Gracias. —asintió.

—Creo haberte visto en algún lado.

—Pues, chocamos hace unos minutos. —él rió.

⩩ ♡̶ !𝐘𝐨𝐮. ─ 𝐽𝑢𝑛𝑔𝑘𝑜𝑜𝑘 ✔︎ ©𝐌𝐢𝐤𝐡𝐚𝐢𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora