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Al llegar a casa fui a mi habitación y me quedé en mi cama. Verónica no había venido conmigo, dijo que tenía tarea que hacer. Bueno, teníamos tarea para hacer. El profesor Lee, de Lengua y Literatura, nos había entregado las pautas del trabajo que se entregaba a mano, al día siguiente. No tenía ni la más mínima gana de hacerlo, pero debía si no quería suspender la materia.

Saqué la fotocopia y me senté en mi escritorio, con un cuaderno y mi cartuchera.
Debíamos escribir una pequeña historia, del género que él nos había marcado, como se nos antojara, y él elegiría la mejor historia para publicarla en el mural de la escuela y en la jornada de fin de año. La verdad es que la publicación me daba un poco igual, pero intentaría dar lo mejor de mí.
El género era romance, pero explicó que podríamos escribir cualquier tipo de amor, no obligatoriamente entre parejas.

Me coloqué mis auriculares y puse la reproducción aleatoria, comenzando con Mama de Exo. A veces escribía, cosas que sentía y creía que no podía compartirlas con nadie. Las plasmaba en una agenda, así que la saqué y comencé a leer lo que había escrito. Normalmente escribía cuando me sentía desganada, desanimada, decaída, triste. Debido a todo lo que había ocurrido antes de las vacaciones de verano, tenía bastante contenido.

Luego de un par de horas, habiendo escrito cinco hojas, o quizás siete, de mi cuaderno, decidí que ya era hora del título. Le puse algo simple y en Inglés, aclarándoselo al costado por si las moscas, "Mirror. (Espejo)".
Dejé todo guardado en mi mochila y bajé a la cocina. Me había agarrado algo de hambre y no quería que volviera a ocurrir lo de hace unas horas en la azotea del colegio, solo porque mis padres estaban en casa y no quería escucharlos regañarme. Creo que si Jungkook no me hubiese agarrado, hubiese caído desmayada en el suelo.

Un pequeño sándwich con las sobras de la cena fue mi almuerzo, otra vez. Luego de realizar las tareas que me quedaban, me quedé en mi cama holgazaneando con mi teléfono.

Al día siguiente pasé de saludar a mi prima y a los chicos y fui directamente a mi salón, donde ya sabía que lo bonito no duraría para siempre. Jungkook no había llegado, por lo que supuse que Sooyoung y los demás se habían aprovechado de su ausencia para comenzar a fastidiarme. Me senté en mi lugar, separándome un poco del chico a mi lado, que ni su nombre sabía, haciéndome chiquita y escondiendo mi cabeza entre mis brazos en la mesa. Pero me equivoqué, entró Jungkook, sorprendido por los gritos y risas, y no se callaron. Solo lo hicieron cuando entró el profesor Lee.

—Bien, pasaré a recoger los trabajos de cada uno e intentaré leerlos luego de nuestra hora, ya que tengo un tiempo libre. Los han hecho, ¿verdad?

Pregunta retórica, nadie contestó y él no esperaba que lo hiciéramos. Fue pasando por entre los bancos, recogiendo todos los trabajos en folios. Al mío lo recogió al final, observando las hojas y luego a mí.
Dio su clase hasta el toque de campana, donde quise irme, pero apenas se fue el profesor, Sooyoung se encargó de no dejarme salir.

—Katherine, dinos, ¿qué se siente que tu novio te haya reemplazado por mí? —comenzó, caminando como si fuese la dueña del lugar hasta mi banco—. Me imagino que sabías que su futuro juntos no iba a ser posible.

—Está claro que él te utilizó solo porque no se animaba a hablarle a Sooyoung. —dijo Mina.

—Además, ¿por qué querría él salir con una chica como tú? Tu figura no es linda, tampoco tu rostro, o tu cabello, y tu forma de ser es algo hostil y poco amigable.

—Eres débil, tonta y aburrida, aparte de ciega y analfabeta. Él jamás habría querido salir contigo, si no fuera porque quería conseguir algo de ti.

—O humillarte. —toda la clase estaba riendo—. Nunca deberías haber llegado.

—No dependía de mí. —dije con un hilo de voz y lágrimas recorriendo mi mejilla, pero nadie me escuchó.

—Admítelo, intentaste parecerte a nosotros. Déjame decirte que ni siquiera con un milagro podrías estar a nuestra altura, niña rara.

—Ni siquiera sé qué es lo que ve Hyunjin en ti. —me sorprendí, ¿cómo es que sabía eso? ¿Tanto se le notaba? Jungkook se había levantado—. A ti te gusta Jungkook, ¿no es así? —lo tomó del brazo—. Pues a él no le gustas. Él también cree que eres una rarita y que no deberías haber llegado nunca.

—¿Puedes acabarla ya? ¡Teníamos un trato! —Jungkook se notaba muy enfadado.

—¡Tú hiciste que expirase cuando entraste con ella ayer, tomándola de su cintura! Ahora no vengas a reclamarme nada, Jungkook. —parecía que de las iba a agarrar con él, pero volteó la mirada y clavó sus ojos en mí—. Qué, ¿la bebé no puede dejar de llorar? Estamos diciéndote verdades niña, si no puedes aguantarlas, pues lo lamento.

—Lo lamento yo por ti, Sooyoung. Sinceramente espero que no tengas problemas con tus padres o familiares para luego descargarte aquí conmigo.

Di en el clavo.

—A mi familia no la metas. —tomó fuertemente mi muñeca izquierda, haciendo que gritara desgarradoramente. Aún dolía mi herida. Observó mi brazo y rió sarcásticamente—. ¿Cortaste tu brazo para llamar su atención?

Observé a Jungkook que miraba todo detrás de ella con una mezcla de expresiones sorprendidas, serias y alarmadas, y con mis pocas fuerzas empujé a Sooyoung para luego dirigirme a la puerta, cuando justo toca la campana para entrar al salón y yo salgo a paso rápido hacia el baño para que ningún profesor me viera, pero no sé por qué, a tres pasos de la entrada del baño, mi vista se tornó oscura, con unas manchas negras y otras moradas, con algunos puntos azules, y de la nada mis pies no pudieron sostenerme, y lo último que pude escuchar fue mi nombre. Todo estaba muy oscuro.

⩩ ♡̶ !𝐘𝐨𝐮. ─ 𝐽𝑢𝑛𝑔𝑘𝑜𝑜𝑘 ✔︎ ©𝐌𝐢𝐤𝐡𝐚𝐢𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora