La ciudad Blanca de Ebasha

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Prólogo

A las afueras de las colinas de Abelion, región especial del Reino Hechicero una pareja de hermanos elfos caminada por los peligrosos parajes que normalmente evitarían a toda costa. Esto se debía a ciertas criaturas que habitaban la frontera entre el bosque y las colinas de Abelion.

La joven pareja cruzaba nerviosamente la brumosa frontera con sus cinco sentidos en alerta máxima. En la profundidad de la neblina podían escuchar a las aterradoras criaturas que ponían sus nervios de punta. Los jóvenes temían a cierto tipo de oso llamado Urgal un animal que era considerado de alto nivel.

En circunstancias normales, un grupo de aventureros de rango Adamantita serían enviados para lidiar con uno solo de ellos, pero ellos se habían metido voluntariamente en su territorio y este era fácilmente uno de los lugares más peligrosos del nuevo mundo.

Los horribles gemidos de los Urgal se escuchaban en la profundidad de la neblina. Una escalofriante sinfonía de lamentos y carne siendo despedazada se escuchaba en la distancia.

- ¿H-Hermano escuchas eso?

- Silvia no te separes de mi bajo ningún concepto ¿Entiendes?

- S-Sí, pero ¿Qué demonios sucede...? Había escuchado historias... ¿Quién hubiese pensado que los ancianos se quedarían cortos?

- Silvia no hables o llamaremos la...

Antes que el joven elfo pudiera terminar su frase, su peor temor apareció frente a sus ojos. Un fúrico Urgal de cuatro metros había aparecido frente a ellos.

- ¡Silvia quédate tras de mí!

- No, yo también puedo pelear.

- ¡Nunca has estado en combate no digas estupideces!

- ¡Pero!

El joven elfo no era alguien que debiera ser subestimado, este orgulloso elfo era extremadamente poderoso por lo que lidiar con un Urgal por su cuenta no era impensable para él.

- ¡Solo retrocede por ahora!

- S-Si

El joven elfo saco sus cuchillas gemelas y se abalanzó contra el enorme oso de cuatro brazos con una velocidad impresionante. Si bien, un Urgal es extremadamente veloz y poderoso, la velocidad del joven era muy superior casi irreal.

El gigantesco oso levantó con furia una de sus zarpas lanzando un poderoso zarpazo con la intención de despedazar a su víctima. Sin embargo, el joven lo esquivó ágilmente trepando por su brazo para acceder a su cuello y darle fin a su vida con sus cuchillas, pero tras asestar un certero golpe en la región donde debía estar ubicada la yugular. Descubrió que su cuchilla no penetraba la gruesa piel de oso, su arma sencillamente fue repelida y el mandado lejos por la enorme fuerza del oso.

Al verlo en un apuro su hermana invoco varios hechizos de refuerzo los cuales eran su especialidad.

- ¡Reforzar armadura! ¡Aumento de habilidad!

El joven le regaló una cálida sonrisa a su hermana una persona normal debía ser despedazada por el golpe del oso, pero él era bastante especial debido a su herencia genética. Pronto reanudó su ataque para acabar con el agresor y tras reñidos quince minutos de combate el Urgal finalmente fue abatido por sus puñales y la magia de su hermana.

- ¡Uhf...! Eso estuvo cerca.

- Y no querías ayuda.

- Lo siento ¿De acuerdo?

La joven elfa se veía bastante satisfecha con la reacción de su hermano quien aceptaba su error honestamente. Parecía que realmente pasó un mal rato contra un adversario de esta liga, por lo que se había relajado bastante después del combate, pero estos jóvenes elfos olvidaron momentáneamente el peligroso lugar en el que estaban y el ruido del combate atrajo a su peor pesadilla.

Entre la bruma aparecieron varios Urgal hambrientos atraídos por la sangre derramada recientemente.

- N-No puede ser...

- ¡Silvia no te separes de mí!

-          ¡Silvia no te separes de mí!

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Los jóvenes habían sido rodeados y los Urgal no dejarían escapar a su presa; por supuesto los jóvenes no se encogieron de brazos esperando la muerte. Todo lo contrario, pelearon desesperadamente por escapar, pero la superioridad numérica que jugó a su favor hace unos minutos, ahora estaba en su contra y las hambrientas bestias eran muy buenas en su trabajo.

Gracias a su agilidad había logrado sobrevivir a los primeros ataques de alguna manera, pero tras dos horas de persecución estaba en su límite. El joven elfo estaba herido y cubierto de arañazos mientras que la elfa tenía profundas heridas también.

La joven pareja fue arrinconada en un claro y debido a sus heridas ya no podían escapar, por lo que estaban en un callejón sin salida mientras observaban a las hambrientas bestias que se acercaban cautelosamente para reclamar su premio.

- Hermano ¿Puedes moverte?

- Si, aún puedo pelear no te preocupes.

- No me refiero a eso... ¿Puedes escapar?

- ¿De qué hablas?

- Nuestra gente necesita ayuda y si me quedo atrás tú podrás escapar.

- ¡No digas tonterías! ¡No hay forma de que yo te deje atrás!

- ¡Solo hazlo!

- ¡No!

- ¿No les enseñaron a guardar silencio en lugares peligrosos?

Una repentina voz resonó entre la neblina, parecía una dulce voz perteneciente a una niña, pero no estaban seguros la dirección de la que provenía. Parecía ser parte de la bruma casi como si el viento susurrara en sus oídos. Poco después un horrible espectáculo dio inicio haciendo llover sangre del cielo, los osos que amenazaban su vida fueron despedazados como algún tipo de broma de mal gusto.

Las criaturas más espeluznantes que hayan visto aparecían lentamente entre la neblina, con más de tres metros, vestidas con armaduras negras, ropas harapientas y unos ojos provistos con el odio más intenso por la vida, se acercaban lentamente a sus víctimas.

La joven elfa simplemente no pudo contener su contraída vejiga frente a las espeluznantes criaturas que se mostraban en la neblina. Cuando intento correr por su vida olvidándose incluso de su hermano, chocó con un gigantesco muro que apareció de la nada frente a ella.

- Mo-Moustruo.

Overlord volumen 15 - La ciudad Blanca de Ebasha (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora