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al llegar al hospital, corrió hasta las escaleras, la verdad era que no tenía ganas de esperar a que el elevador llegara a la planta baja, y hacer ejercicio no le venía mal. subió con energía, se sentía un poco más lleno nuevamente. por fin, por fin sucedía.
comenzaba a creer que aquella frase que dice algo como que luego de una tormenta aparece un arcoiris, era realidad. sonrió, incluso se rió. estaba felíz. luego de días, estaba felíz.

llegó a la habitación, donde afuera estaba soonyoung con lágrimas secas en los ojos, probablemente esperándolo.

— channie...— lo abrazó con fuerza.— ¿dónde está jun? ¿has venido solo? — preguntó confundido. el menor suavizó su sonrisa y miró al piso por un instante.

— terminé con él, larga historia, hyung.—

soonyoung se sintió felíz y mal a la vez. ¿sería esta su oportunidad? sus sentimientos estaban claros, él estaba muerto por su amigo de cabellos rosados, y no sabía cuánto tiempo más podría aguantar sin decírselo. parecía que el destino estaba de su lado.

— ¿te ha hecho algo? ¿qué pasó? ¿estás bien? — preguntó sintiendo enojo de repente. jamás le había cerrado mucho la actitud de aquel chino de dos metros.

— sólo... él ha hecho todo mal. — formó un puchero involuntario. — supongo que estaré bien, pero ahora sólo quiero ver a kwannie.— sonrió nuevamente.

el de ojos de tigre no entendía como chan podía sonreír todo el tiempo. como a pesar de la tormenta, él continuaba brillando y sonriendo para el mundo. para que todos dejaran de preocuparse por él, para mostrar una emoción que no sentía. porque sabía perfectamente que su pequeño estaba destrozado, roto por dentro. y todo era culpa de junhui.

el cambio abrupto de chan era culpa de junhui.

— vale... luego podemos hablar de eso, no creas que estás solo. siempre, absolutamente siempre, estaré para ti, ¿entiendes? — sincero le sonrió.

— lo pillo. — susurró.

— puedes entrar.—

y así hizo, luego un largo suspiro, abrió la puerta. la empujó despacio, encontrándose con seungkwan medio sentado y con una linda sonrisa que le provocó un llanto intenso. se sintió tan débil, tan roto, que sus piernas lo hicieron colocarse de cuclillas aún estando en la puerta, y lloró. lloró con las manos en el rostro, hasta que soonyoung lo tomó de los hombros con suavidad levantándolo.

— chan... no llores...— pidió con un puchero quien estaba en la camilla. y él asintió soltando una risita mientras secaba sus lágrimas.

— ¿cómo te sientes? me asustaste mucho, kwannie.— dijo con la voz temblorosa mientras, ya estando a su lado, le acariciaba el cabello con una mano, y la otra sostenía la de boo.

— estoy bien, estaré bien. perdón por asustarte, no fue mi intención. — se disculpó disfrutando sus caricias. — ¿cómo estás tú? — preguntó.

— bien... estoy bien ahora que te veo. — susurró con una sonrisa que seungkwan sabía que detrás era tristeza pura. — nunca deseé tanto ver tus grandes ojotes abiertos, ¿sabes? — rió.

quiso preguntar por hansol, pero no se atrevió. no iba a estropear aquella bella sonrisa en el rostro de su mejor amigo. así que sólo alejó su mano de su cabello y con ella buscó la de soonyoung, quien gustoso la tomó. estaba bien, estaría bien si ellos (y vernon) no se alejaban de su lado.

— los amo.— habló para posteriormente volver a soltar en llanto. seungkwan lo miró preocupado, jamás lo había visto llorar de esa forma.

— channie...— murmuró. pero soon le hizo una seña de que esperara, y él abrazó a chan, brindándole todo aquello que junhui había dejado de darle; cariño sincero.

— ya...— dijo suave acariciando la espalda del menor mientras murmuraba leves shh cerca de su oído. — no llores, no nos gusta verte así. —

kwan miró interrogante al de ojos de tigre, y este sólo gesticuló un jun con sus labios y con sus dedos una tijera en referencia a que habían terminado. y allí entiendo. pero no le sorprendió, sabía que iba a pasar. jamás le tuvo plena confianza a aquel chino al que chan le había dado absolutamente todo lo que jamás había pensado darle a alguien.
se enojó y estaba dispuesto a ir y cortarle los testículos a ese tonto, claro, luego de salir de ese feo hospital.

— lo siento...— logró decir el menor de los tres hipando con fuerza mientras intentaba calmarse, pero es que estaba en la fase donde comenzaba a aceptar lo ocurrido y se sentía completamente vacío.

junhui, ¿qué le hiciste?  pensó su amigo de mejillas regordetas.

— channie... ¿qué sucedió? — preguntó soonyoung. — exactamente. — aclaró.

chan dudó, pero ellos eran sus amigos, no podía esconderlo por mucho tiempo.

— lo vi besar a... a mínghào.— dijo triste.

ese día se repartirían piñas.

(...)

junhui se despertó con un dolor de cabeza intenso, y no por resaca, sino por haber pensado toda la noche en su pequeño pollito y en lo mucho que la había cagado.

jun supo de la existencia de chan el año anterior, cuando lo vio en los pasillos de la biblioteca con su hermosa carita de concentración buscando el libro correcto. le pareció la personita más bella y pequeña del mundo, con sus piernas formadas pero cortas, en puntas de pie intentando alcanzar un libro de la estantería alta, con sus cabellos rizados, ojos pequeños y que solían tener un poco de brillo rosado a su alrededor.

es el indicado se dijo en aquel momento.

desde aquel día, sin quererlo realmente, lo encontraba en distintos sectores de la institución. a veces en los baños lavándose las manos, en el gimnasio ordenando las pelotas, o en el jardín sentado en el pasto con sus dos amigos. siempre con una sonrisa enorme. jamás pudo entender como nunca dejaba de sonreír, por qué su vida era tan alegre, por qué irradiaba tanta felicidad e inocencia, o por qué era tan hermoso.

y pronto, aquel gustito que tenía por él, se convirtió en amor. un amor raro, pues jamás había hablado con él, pero estaba seguro de lo que sentía. como aquella vez en que un compañero, en la hora de educación física, lo había golpeado con una pelota en la cara y el pequeño casi llora. joder, ese día estuvo tan preocupado por él al ver que su hermano había ido a buscarlo y no supo nada de él hasta el otro día. ni siquiera pudo dormir. y eso era demasiado, él dormía bien.

poco a poco chan rompió su rutina aburrida a una vida tan colorida. cuando dormía abrazado a él, cuando despertaba berrinchudo, cuando lo vestía para ir al colegio, cuando salían a caminar de la mano. todos aquellos pequeños actos que habían logrado que su corazón se entibeciera de amor.

chan era su definición de amor.

y lo había perdido.

(...)

1118 palabras.

porfis comentad, eso me alienta muchísimo.

amar es difícil. -  juno svt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora