2 8; recaída

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su corazón se paró cuando los mimos frenaron ante la pregunta.
claramente la respuesta era no, su silencio se lo decía.

— olvídalo. — dijo. junhui picó su nariz con su dedo.

— no, hablemos.— sus manos rodearon más firme su cintura, continuando las caricias.

— vale, entonces ¿te quedarías? — preguntó nuevamente, con algo de miedo a la respuesta. oyó el suspiro del mayor.

— en un principio, me decía a mí mismo que si me lo pidieras me quedaría sin lugar a dudas. pero, sin olvidar que te amo con todo mi ser y que eres la persona con la que pasaría toda mi vida, creo que ir a Beijing, ver a mi familia, a mis amigos y trabajar en un lugar que he querido y que en un momento me ha parecido imposible, supera todo. — explicó. — es mi meta, realmente quiero cumplirla y estoy a sólo unos pasos de ello. —

chan asintió un poco triste.
cuando se fuera, sin dudar, su mundo se vendría abajo. ya no sería lo mismo, por más que decidieran volver a juntarse al reencontrarse. sabía que no hablarían todos los días, porque poco a poco iban a olvidarse del otro.

y ese era su mayor miedo; olvidar a junhui.

— estoy muy orgulloso de ti, junnie. — confesó en un cantito quedo. jun sonrió con ganas besando su mejilla.

— te amo, mi pedacito de cielo. — sus respiraciones chocando, sus cuerpos bien cerquita y sus almas unidas.

chan suspiró.
— también te amo... bebé. — susurró, sacándole un sonrojo evasivo a junhui, quien para evitar que lo observara así de colorado, besó sus labios con amor.

un amor único.

un amor de dos almas unidas.

un amor sincero.

un amor maestro.

(...)

— ¿te parece dos muzzas y una de maíz?— preguntó chan hacia soonyoung mientras miraba en su celular las listas de pizzas que vendían en el lugar al que llamarían.

— teniendo en cuenta que hansol come como dos, me parece bien. — rió caminando hacia él, besó su mejilla y siguió el camino hasta la cocina.

— vale. —

las cosas con soonyoung estaban bien, bueno, siempre lo habían estado. pero ahora, su lazo era mucho más fuerte, estaban más unidos. se amaban, de eso no había duda.

— channie, ¿dónde están las aspirinas?— gritó desde la cocina revisando los cajones.

— tercer cajón de la izquierda, ¿estás bien?— preguntó preocupándose. soon jamás tenía dolores, jamás enfermaba, jamás tenía las defensas bajas.

kwon sonrió terminando de beber agua.

— sí, sólo es migraña. —

mentía. lo presentía, estaba mintiendo. él nunca le había mentido, ¿qué pasaba? de repente, se angustió.
ya había sufrido lo suficiente con seungkwan en el hospital, no iba a aguantar ver a soon allí.

se acercó al mayor y tomó sus manos mirándolo a los ojos.

— soonie, no me mientas...— murmuró balanceando el agarre. el contrario suspiró mirando al suelo, y al levantar la mirada lo notó mucho más apagado, más pálido.

— estoy enfermo, pero estaré bien si me cuido. —

¿cómo demonios podía mantener una sonrisa en su rostro?

— ¿qué tienes? — preguntó preocupado y curioso. ya no tomaba sus manos, ahora lo abrazaba un poco por la cintura.

— es un derrame, pero no es muy grave,que  no te preocupes. —

definitivamente se mareó.

— un... un derrame, ¿dónde? —

soon debilitó su sonrisa y acarició el rostro de chan con cariño y anhelo.

— es un pequeño derrame cerebral, van a tratarme la semana entrante porque no es tan grave y puedo soportarlo. — habló con calma viendo al menor con los ojos acuosos. — hey... no te preocupes, que no es nada, amor. — lo abrazó con fuerza.

— ¿estás tomando medicamentos? — preguntó con el rostro en el cuello del mayor, debido a que su altura no es tan distinta.

— sí, pero hoy los olvidé en casa y me ha empezado a doler un poco. — respondió balanceando sus cuerpo muy lentamente.

— por favor no los olvides, y no vuelvas a ocultarme algo así. — regañó con la voz triste y con enojo fingido. — hyung, eres parte de mí, no puedes hacerme esto.—

— shh... estoy bien, y estaré mejor pronto. te preocupas más de lo que me preocupo yo. — rió suave y dino también.

— dios... te amo. —

— también te amo, hermoso. —

(...)

no podía dormir.

su cabeza no paraba de maquinar el tema de soonyoung. sabía que no todo podría ser tranquilidad, y esto lo estaba matando. por más que le había dicho que no era tan grave, era inevitable no preocuparse. es más, estaba preocupado, no, lo siguiente. estaba angustiado, y su ansiedad había vuelto. pero se negaba a tomar las pastillas, no quería sentirse como un enfermo.

todo era demasiado complicado. 

salió de su habitación en busca de algo en qué distraerse, y encontró a su hermano seokmin mirando una serie mientras bebía una lata de cerveza. así que se sentó a su lado y le quitó la lata tomando un gran sorbo.

— hey, no eres mayor, no puedes tomar.— reprendió quitándole la bebida con gracia. chan forzó una sonrisa.

— ¿qué ves?— dijo mirando el televisor. seokmin borró su sonrisa y lo miró preocupado.

— chan, ¿estás tomando las pastillas? — preguntó delicadamente.

¿cómo te das cuenta?

— s-sí...— respondió desviando la vista. pero su hermano lo obligó a mirarlo.

— estás rasguñando tus manos otra vez.— indicó cogiendo sus manos para impedir que continuara haciéndolo.

ni siquiera se había dado cuenta.

— lo siento...— se disculpó quedito.

— chan, por favor, toma el medicamento. te hace mal no hacerlo, tan sólo mira cómo estás. —

bueno, tenía razón. sus manos ahora estaban un poco lastimadas, su cabello parecía descuidado por el estrés, sus ojos estaban adornados de ojeras.

estaba hecho un desastre.

— lo sé, lo sé. — dijo cansado. — voy a tomarlas, no te preocupes. —

— aunque, si no quieres tomarlas, por lo menos habla conmigo. — sonrió besando sus manitos. — puedes decirme lo que sea, no voy a juzgarte ni a regañarte. confía en mí, siempre. —

cuánto había esperado que dijera eso. ni siquiera parecía real. su hermano había vuelto, aquel que se preocupaba todo el tiempo por él, el que le preparaba el desayuno por las mañanas, el que se levanta más temprano de lo que debía para poder despertarlo, el que lo llenaba de besos, de cosquillas, el que se sentaba en la orilla de su cama cuando tenía pesadillas y esperaba a que se durmiera, el que lo llevaba a dónde necesitaba.

su hermano. su alma.

y le costaba aceptar que había recaído. que su felicidad había durado muy poco, y que ahora había vuelto a caer en su pozo. se sentía sofocado, sentía que no podía respirar, que la vida comenzaba a ser más oscura. y sinceramente, no sabía cómo salir de ello solo.

(...)

1100 palabras.

amar es difícil. -  juno svt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora