2 4; qué hacer

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tenía un problema. uno muy grave, a su parecer.
si no arreglaba con ambos iba a quedar mal, y eso no era lo que buscaba. él realmente quería ver a los dos, pero, ¿cómo? la cafetería quedaba a la otra punta del colegio, auto no manejaba, bicicleta tampoco, y en colectivo tardaría el doble (más que nada esperándolo).
se mordió el dedo pensando seriamente en qué sería más correcto y que acabara beneficiando a todos.

— chan, enlista la mesa. — ordenó jihoon. el menor lo miró sin reaccionar del todo, hasta que segundos después asintió y realizó lo que le pedían.

que haya abrazado a junhui no significaba que ya esté perdonado, para empezar. simplemente significaba que le creía en todo el rollo de que lo ama, porque lo hacía. por lo que sería un poco más justo y obvio cancelarle a él e ir con seungkwan.
pero jun iba a irse para no volver, por ende, si no iba al invernadero jamás volvería a hacerlo, bueno, jamás volvería a visitarlo con él. y sería echar en vano el esfuerzo del chino pidiendo que los dejaran estar allí unas horas.

era más complicado de lo que parecía.

— hyungs, ¿qué harías vosotros si dos personas os invitaran el mismo día a dar un paseo? — preguntó a la par que colocaba los platos sobre la mesa con delicadeza.

seokmin lo pensó unos segundos, sin embargo, jihoon respondió al instante.

— cancelo a ambos. — dijo simplemente. eso no ayudaba para nada.

— yo les escribiría y acordaría con ambos pero en horarios distintos, es lo más lógico.— aconsejó el hermano del medio con una sonrisa.

y sí era lógico. ¿por qué no lo pensó antes? era la solución más simple del mundo y no se le había ocurrido.
se golpeó mentalmente y le sonrió de regreso.

— gracias, me ha servido. —

— ¿acaso tienes dos citas? — preguntó con una ceja enarcada el mayor, quien pelaba unas zanahorias.

— no, bueno, tal vez una podría considerarse como cita. — dijo algo confundido.

definitivamente era una cita con junhui, ¿no? bueno, a tomar por culo, chan iba a interpretarlo como una cita de reconciliación y de disculpa. así era más divertido y al pensar en ella podría tener un motivo para no faltar.

— vale... me cuesta creer que estás casi adulto. — confesó melancólico jihoon. seokmin se rió con ganas y lo golpeó en el hombro.

— no sea ridículo, hyung. — sonrió. — nuestro channie ya es muy independiente y pronto acabará el colegio. —

antes de que pudieran comenzar una discusión, la madre de los lee llegó con una expresión seria, muy gris.

de repente se sintió nervioso. hacía tanto que no la veía, y a pesar de estar felíz por ello, también tenía unos nervios impresionantes por no saber qué hacer o decir. no quería cagarla, pero tampoco quería quedarse callado. joder, era tan difícil poner sus ideas en claro. siempre tenía que buscarle la quinta pata al gato.

— má, llega justo para la cena. — habló alegre seokmin dejando una olla con contenido aromático en la mesa.

chan se sentó esperando que los demás también lo hicieran. sin embargo, su madre dejó el abrigo en un perchero y se dirigió a su habitación.

— cenad vosotros, no tengo apetito. — fue lo único que pronunció para dejarlos a los tres en un silencio sepulcral.

lo más seguro era que no haya querido sentarse a comer porque él estaba allí sentado. era su culpa hacer que su mamá recuerde a su padre cada vez que lo veía. y era entendible, y obvio.
bajó la mirada a sus manos, que se posaban sobre sus piernas.

jihoon le acarició el cabello.
— ya se le va a pasar, no te rayes. — se sentó en la punta. — mejor comamos, mañana será otro día. —

mañana será otro día.

vivía con esa frase desde que seungkwan estaba hospitalizado. y estaba harto de escucharla. ya no le servía ni lo alentaba a seguir, si al fin y al cabo ese mañana era igual al ayer.
él sólo quería dejar de ser el culpable de algunas cosas, por lo menos de algunas.

(...)

eran cerca de las tres de la tarde cuando entró al colegio con algo de vergüenza. se escondió bajando la mirada y colocando sus manos dentro de sus bolsillos. no estaba listo para ver a nadie del personal escolar.

caminó con rapidez por aquel pasillo que conocía de memoria, hasta llegar a la puerta que estaba un poco (sólo un poco) maltratada. y entró.
junhui no estaba allí, a lo mejor había llegado muy temprano.

no volteó en ningún momento, simplemente se adentró un poco más tratando de sentir la familiarización con el lugar, hasta que unos brazos se colaron en su cintura, rodeándola. y de repente se veía siendo abrazado por un chino alto y de nariz perfecta.

— buenas tardes. — susurró cerca de su oído. y él, sin saber muy bien qué hacer, se soltó con delicadeza de su abrazo y se volteó quedando frente a frente.

— joder, qué susto...— dijo quitándose el gorrito. hacía todo con tal de no hacer contacto visual.

su vista recorrió todo el lugar (evitando a wen), estaba limpio, como siempre. no iba a allí desde que bueno, sucedió todo. aún así, estaba igual.

— me he encargado de mantenerlo limpio y lindo. — habló el mayor como si leyera sus pensamientos. — ¿sabes? aún no logro entender cómo puedes ser tan mono. —

aquel cambio de tema lo abrumó un poco. no se esperaba aquello, aunque el cumplido le había gustado. había elegido el conjunto de ropa adecuado.

— tampoco hay que exagerar. — se sentó sobre uno de los pupitres y frunció el ceño al ver que sus pies no tocaban el suelo. comenzó a balancearlos.

— no exagero, realmente eres muy muy muy, demasiado hermoso. — continuó, y de un clóset cogió una manta amarilla, la cual colocó sobre los hombros del menor abrigándolo un poco más.

chan desvió la mirada a la ventana.

— sé que no estoy perdonado, por eso te pedí que vinieras. — okey, eso captó la atención del menor y volvió a mirarlo, jun estaba frente a él. — antes de irme quiero asegurarme de que he arreglado todas mis cagadas. y quiero empezar por arreglar tu corazón. —

se sonrojó de pies a cabeza. las manos frías de junhui se posaron sobre sus mejillas, acariciándolas con lentitud.

— para serte sincero, jamás creí poder enamorarme de alguien. de hecho, mis antiguas parejas eran puro gusto. en un momento pensé que moriría solo, hasta que te cruzaste en mi camino, me preguntaste si podías quedarte conmigo y ahí definitivamente caí ante ti. — pausó.— aunque ya había caído mucho antes, pero ahí fue oficial. tu voz es más dulce a como lo imaginaba, tu piel es aún más suave que como solía creer, tu manos son más pequeñas que lo que pensé. en resumen, superaste todas mis expectativas de cómo eres. y puedo decirte cada una de las cosas que amo de ti, si es que no te importa perder aquí toda la vida. — sonrió. chan sintió en su corazón estallar miles de fuegos artificiales, ¿cómo se atrevía a sonreír de esa manera? — tú, chan, eres mi vida entera, mi mundo, mi lucecita, y no me cansaré de decirte lo mucho que te amo. —

— por favor, dime que no es un sueño. — pidió en voz baja, y el mayor rió bajito pegándolo a su cuerpo, abrazándolo con toda la calidez del mundo.

— tu eres mi sueño hecho realidad.— confesó sintiendo el aroma a manzana llenarle de energías el organismo.

estaba muerto, muerto de amor, confusión y tristeza.

(...)

1255 palabras.

amar es difícil. -  juno svt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora