Orgullo y prejuicio

Prólogo

Un hombre soltero (en apariencia) y poseedor de una gran fortuna, nunca está solo de verdad, por eso es que Chaeyoung sigue comiéndose la cabeza. No sabe si el chico que le gusta está de verdad soltero.

—Lili, ¿cuándo te vas a Italia? —me pregunta Chaeng.

No la veo directamente a los ojos porque estoy limpiándome la cara para irme a dormir y una actividad como esa requiere de toda de mi concentración, así que sigo mirando al espejo mientras enjabono mi rostro. Mi amiga se cepilla los dientes y me mira por detrás.

—De mañana en quince días.

—¡Jolín! —Rosé abre los ojos de pleno y se abomba la boca de pasta dentífrica—, ¿y estarás para la fiesta de Bambi? —añade con una voz distorsionada, aunque al final se saca el cepillo de la boca y escupe en el lavabo para enjuagarse.

—Por supuesto, Chaeng...

—Tendrías que estar muy segura para decirlo así.

Acabo por reírme porque Rosie está siendo muy obvia.

—Chaeyoung —la miro ahora a los ojos y dibujo en mis labios una pícara sonrisa—, ¿por qué no me dices más precisamente que si iremos a esa fiesta y que si tú tendrás la oportunidad de ver a Namjoon ssi?

—Quizá porque no estará —Chaeyoung suspira largamente y hunde los hombros, un poco desanimada.

—Pero lo estará, Rosie. Bambi me ha dicho que invitó a todos los miembros de Bangtan sunbaenim. No te preocupes, muy pronto dejarás de idealizarlo tanto y le darás un primer beso...

—¡Tú sabes que yo no soy de esa manera! —grita, enfurruñada, limpiándose la boca al fin—. Sólo quisiera conocerlo, ¿ya?

Sin remedio, me río de ella. Si Chaeyoung fuese un animal, sería sin duda una ardilla, especialmente en las ocasiones que no es sociable con los chicos por su timidez.

Pero algo ha ocurrido desde finales del año pasado.

Chaeng no se ha quedado callada ni una sola vez cuando se habla de lo maravilloso que es Kim Namjoon, el líder de Bangtan Sonyeondan. Y es que puedo entenderla. Kim Namjoon es todo lo que un hombre joven debería ser. Sensato, alegre, con sentido del humor, inteligente y con unos modales dignos de caballero.

Es debido a todas las razones anteriores que el aprecio de mi compañera por él se ha convertido en imposible de negar y yo lo apruebo porque a Rosé le han gustado personas que no la merecen en absoluto. Kim Namjoon sí la merece.

—Unnie, ¿te habrías fijado en él si no fuera tan famoso como lo es ahora? —le preguntó, porque es algo que se me ha ocurrido de repente.

La fama siempre encandila, hace que idealices, que pienses que algo o alguien pertenece a un modelo de perfección ideal o a uno que es mucho mejor de lo que es realmente.

Y aunque ya sé la respuesta, le lanzo una miradilla impaciente y la presiono para que responda.

—Yo qué sé —dice, haciendo una mueca y me sigue viendo entretanto termino de enjuagarme—. ¿Tú crees que él se habría fijado en mí?

—Bueno —me río, haciendo una vacilación—, no eres la más joven, pero eres la más alta.

Rosé me ve mal.

—Eso no es suficiente. De nosotras cuatro, tienes que admitir que tú eres la que resalta más. Eres hermosa y tienes una personalidad brillante, eres sólo... perfecta.

A pesar de que me agrada mucho oír eso y que estoy acostumbrada a los elogios, no me gusta el mensaje indirecto que me está dando con su réplica.

—No me vengas con complejos, Chaeng, y sobre todo a estas alturas. Eres la unnie perfecta. Guapa, servicial y amable. ¿Por qué Namjoon ssi no se fijaría en ti?

Los labios de mi compañera dudan y se tuercen.

—Bueno, tal vez tengas razón..., pero siempre habrá que ver cómo él piensa.

—Eso lo sabremos pronto. La verdad es que es inevitable, ¿no? Que te guste alguno de ellos.

—¿Te gusta alguno de los compañeros de Namjoon ssi, acaso?

—¡Noo! —me vuelvo a reír, ahora con más humor—. Sólo digo.

—Tú sabes lo mucho que te emparejan con Jungkook ssi.

Me lo pienso. Es verdad. Soy emparejada con Jungkook desde tiempos inmemorables, quizá desde mucho antes de lo que yo pienso. Con el paso del tiempo me he ido llevando muchos descubrimientos sorprendentes acerca de la relación ficticia que los fans se han creado de Jungkook y yo. Incluso recuerdo el nombre que tiene nuestra relación, se hace llamar "lizkook", no algo muy original, si me lo preguntaran. Divertida, me río sola porque considero la situación un poco ridícula, y como soy una persona que encuentra gracia en todo, me río de las fantasías de los demás.

—Jungkook es guapo —declaro—, pero no creo que tengamos más similitud que la belleza.

Chaeyoung suelta una risa y me pega en el hombro. Sabe que soy una engreída. Mi vanidad es tan grande que seguidamente parece ser una segunda persona dentro de mí y lo peor es que me gusta porque no lo considero un aspecto negativo. Quererse a sí mismo es prioridad.

—No quiero ver nunca el día que alguien se atreva a herir ese gran orgullo que tienes —dice y se da la media vuelta una vez termina con su rutina nocturna.

Me quedo pensativa cuando ella se marcha. Definitivamente, aquel que se atreva a pisotear mi orgullo tendría casi admitida una sentencia de muerte de mi parte. No creo ser capaz de perdonar alguna vez a quien me hiera de ese modo.

Lo que no me esperaba jamás es que, la persona que me rechazaría en el futuro, iba a ser la misma de la que yo me iba a enamorar.