Lisa se ha prometido algo ese fin de año. Hará, por todos los medios que le sean posibles, que la tímida de su compañera Rosie sea amiga de Namjoon ssi, el miembro de BTS.
Sin embargo, se topará con un obstáculo muy grande e imprevisible: Jeon Jungk...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una vez conseguido el objetivo en esa tienda, paseamos por las calles y llegamos a un Starbucks. Bokyung oppa se ha enterado de mi encuentro con Jungkook porque nos vio y esto no le asombra, lo que lo hace sentirse extrañado es ver el semblante tan serio con que Jungkook ha salido al marcharse de la tienda bajo la custodia de dos hombres más.
En el Starbucks pagamos la consumición por lo que pedimos y nos hacemos sitio en una mesa. Bokyung oppa vuelve a darme mi espacio y ocupa otra. Comprende bien que no mucho puede hacer con tres amigos como nosotros que queremos charlar sobre tonterías diversas.
Sin embargo, ahora no estoy tan bufona como otras veces. Miro a Kyungil de modo seguido, todavía intrigada por su reacción al ver a Jungkook.
Kyungil es un chico muy apuesto, alto, musculoso y moreno. Es mayor que nosotras por tres años. A él le conocí por medio de un amigo en común y desde entonces hemos congeniado de maravilla. A Hanna le gusta, pero no sé si a él le gusta ella. Casi todos los ojos femeninos se tornan a verlo, pero él es airoso y no deja entrever si alguien realmente le atrae.
Comenta que el ambiente es húmedo y que las probabilidades de que llueva mucho durante esta estación son altas. Hanna y yo lo miramos a gusto porque con él siempre podemos encontrar interesantes hasta los tópicos más comunes, pero continúo enajenada a querer saber su historia con el magnae de Bangtan Sonyeondan, porque fijo tendrá que haber una.
Es él mismo quien toca el tema.
—¿Tienes mucho de conocer a Jungkook ssi? —me pregunta.
Ha sido obvio que algo, por muy pequeño que sea, nos precede a Jungkook y a mí.
Sin mucho interés de contar eso, bebo de mi java chip por la pajita y niego.
—No mucho. Quiero decir, lo conozco porque sé la figura que es, pero hasta hace poco hemos tenido un acercamiento.
—Yo lo conozco.
Pese a saberlo, no puedo disimular la sorpresa. Hanna, quien de verdad no se ha dado cuenta de lo que pasó, suelta un gritito de admiración.
Kyungil responde afirmativamente y avanza hacia mí con otra pregunta.
—¿Has tenido muchos encuentros con él en privado?
Vuelvo a negar y ahora mi voz cansina va acompañada de una mueca horrible.
—No tantos, pero más de los que me gustaría. Me parece un antipático de lo peor.
—Yo lo conozco de un tiempo atrás, a él y a todos sus compañeros. Pero no puedo decir si es antipático o no.
—¡Oh, por favor, oppa! Esta historia te la tenías muy bien guardada —Hanna refunfuña, inconforme con que Kyungil haya omitido decirnos algo tan valioso, según ella—. Cuéntanos qué sabes de él, no importa si es algo negativo.