Lisa se ha prometido algo ese fin de año. Hará, por todos los medios que le sean posibles, que la tímida de su compañera Rosie sea amiga de Namjoon ssi, el miembro de BTS.
Sin embargo, se topará con un obstáculo muy grande e imprevisible: Jeon Jungk...
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Creo que esta será la hora más corta de toda mi vida.
Otras veces he sabido fingir lo que de verdad siento, pero ahora me cuesta mucho no llorar cuando veo a Jungkook después de casi siete meses.
La distancia me ha herido cruelmente después de declararle que mis sentimientos habían experimentado un cambio absoluto acerca de él. Aún me frustro al recordar lo tonta que fui desaprovechando tiempo que iba a perder más pronto de lo que pensaba. Jungkook se marchó a la milicia cinco semanas luego de su cumpleaños.
Durante esas semanas nos vimos una o dos veces, pero nos hicimos el propósito de mantenernos en contacto por encuentros telefónicos, donde la fantasía de estar con él cobraba intensidad a cada segundo, máxime porque sabía que la fecha para su enlistamiento estaba próxima.
En cuanto colgaba el teléfono, me entraba la tristeza. Sabía muy bien que no había distancias grandes para casi ninguna cosa, pero en la mayoría de los casos la melancolía no obedece a la serenidad. ¿Cómo se propone uno extrañar menos a una persona? No hay una estrategia para ello. Echar de menos es inherente al amor y el amor es inherente a que el pecho duela y los ojos lloren.
Por esos meses la espera para ver a Jungkook otra vez es apenas soportable. He construido una carrera en solitario que me ocupa con muchas actividades, aunque, una vez todo termina, esos pedacitos de cordura que obtengo trabajando se extinguen como cuando se sofoca el fuego con un apagavelas.
Sigo extrañando a Jungkook. Sin embargo, el sufrimiento no pasa en balde. Hoy ha llegado la hora de visitarlo por fin.
La primera vez que tuvo vacaciones no pudimos vernos porque yo tenía llamado con mis mánayers, pero ahora es posible nuestro encuentro.
Cuán increíble es la manera en que el tiempo pasa por nosotros. Luce guapo y elegante con su atavío militar de combate, y está todavía más musculoso. No veo su pelo porque lleva la boina que corresponde a su uniforme, pero sé que desde hace mucho se lo ha cortado a ras del cuero cabelludo. Está moreno, naturalmente, y, si bien se nota que ha pasado por muchos desafíos en ese sitio, la mirada se le despierta con un brillo intenso nada más advierte mi presencia en una de las bancas que hay en ese campo abierto de la base militar.
No planeo las palabras para ese momento, así que no sé qué decir; tan sólo me pongo en pie y me abrazo a su cintura. Mi estatura queda súper pequeña comparada con la de él. No me muevo, me quedo estática. Las cosas entre los dos no han pasado tan a la ligera, no deberíamos de mostrarnos tan tímidos, pero allí estoy yo, escondiendo la cara sobre su pecho porque estoy avergonzada de abrazarlo así.
Jungkook tarda un segundo en reaccionar. A continuación, reúne los brazos en mi espalda, apretándome sólo lo suficiente. Olisqueo su perfume mágico y me dejo llevar por la tenacidad con que me abraza. Qué bien se siente estar con quien debes estar.