25. "El mensaje"

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Sigo inmersa en mis agitados pensamientos hasta que siento la vibración móvil en una mano

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Sigo inmersa en mis agitados pensamientos hasta que siento la vibración móvil en una mano. El ruido del océano se interrumpe con el tono de una canción de Dua Lipa. Es mi teléfono que por un momento pienso que también he perdido.

Al ver que alguien me llama, entro en debate. Es preferible que no conteste. La mayoría de las personas tienden a saber que estoy llorando sin importar cuán fuerte me oponga a que pase. No sería muy alentador que alguien descubra que he estado llorando.

Cojo la llamada igual. Puedo preocupar si no contesto. Aunque antihigiénico, me sorbo los mocos y me paso una mano por el rostro como si la otra persona al otro lado de la línea pudiera reconocer mis lágrimas.

—¿Qué pasa, Kunpimook? —pregunto nada más abrir la llamada. Se trata de él.

—¿Dónde estás?

No respondo dónde estoy, pero decido levantarme de la arena y empezar a caminar.

—Estoy bien. Sólo me he entretenido mirando la playa. Lo siento.

—Yugyeom me dijo que te había visto mal y luego Jungkook llegó diciéndome que se marchaba —Escuchar el nombre de ese chico casi me hace llorar otra vez—. ¿Quieres explicarme qué está pasando? Porque sé que algo está sucediendo entre ustedes, no soy idiota.

Ojalá que Kunpimook no fuese tan perspicaz. Puede parecer una cualidad envidiable, pero en ocasiones como la de esa noche no sirve de mucho para salir triunfante de los problemas.

—Francamente, no tiene sentido que diga nada, Kunpimook —respondo tras caminar un poco en silencio—. Es mejor dejar las cosas así. Estoy yendo de vuelta. Por favor, no menciones el tema con Suran. Iré a despedirme y te quedarás callado, ¿entendiste? Te voy a pegar como se te ocurra abrir la boca.

Kunpimook no se burla de mi amenaza. De normal, lo hace, eso sólo me confirma lo muy en serio que se está tomando la situación.

—No voy a dejarlo ir tan fácil, y lo sabes —me dice—. Puede que tú no me lo digas, pero él lo hará.

Justo eso pasa. Le doy la señal más clara de que no le contaré lo que ha sucedido y Kunpimook cuelga. Yo me quedo sobrepensando mis pensamientos y me pregunto si Jungkook lo hará partícipe de las cosas. Son amigos, no sería extraño que se hicieran esas confidencias. Pienso en la posibilidad de que no diga nada, pero es muy débil. Jungkook es un chico orgulloso y, si hay algo de mayor tamaño que su amor por mí, eso es su orgullo. Lo he humillado al buscar que no me humillara. Es lógico que quiera evidenciarme y hasta desquitarse con alguien más.

Me sabe mal que Kunpimook pueda estar en medio de los dos, pero no puedo hacer nada. Es probable que otras personas, además de él, sepan sobre lo acaecido. ¿Contaré a mis amigas sobre la confesión de Jungkook? No lo sé. No quiero preocupar a nadie y no quiero, más aún, que Rosie sufra al saber la verdad.

No sé cómo hago para tener la compostura suficiente y reinsertarme a la fiesta. Un instante atrás he usado la cámara de mi teléfono como espejo y he notado que mi maquillaje ya no es el glamoroso del principio. Entro en la fiesta solamente para despedirme. Invitados quedan, pero en el paraje no avisto a Jungkook en ningún otro momento. Ya no está.

Tampoco sé por qué tengo la necesidad de encontrarlo entre ese pequeño grupo de personas o encontrarlo después en algún otro sitio si no volveremos a estar juntos, al menos no como hace un rato.

La distancia no se resolverá entre nosotros incluso si estamos frente a frente.

Bam Bam me lanza reproches silenciosos en todo ese breve rato, pero también lo noto preocupado. Con su amigo Yugyeom no vuelvo a cruzar otra palabra significativa, pero su mirada es similar a la de Kunpimook cada que se fija en mí.

Mesurada, digo hasta luego a todos. La despedida se prolonga con Suran y su marido. A ellos no los veré en un buen tiempo. Me pongo triste, aunque triste ya estoy.

Papá, mamá y yo llegamos a casa. Mis padres están tan agotados que se retiran a dormir, sin embargo, yo me quedo repasando las fotografías que tomé con mi cámara profesional. Esa noche ha sido una de las más fructuosas que he vivido en mucho, mucho tiempo, pese a también ser una de las más dolorosas de toda mi existencia.

Lanzo un suspiro y cierro los ojos, luchando contra el impulso de lo que quiero hacer. Entonces mis dedos se mueven por una fuerza mágica. Casi siento que estoy traicionando a Chaeyoung, pero mi razón está apagada y sólo me dejo guiar por mis emociones.

Cojo el móvil y gugleo al fin el nombre del maknae de Bangtan Sonyeondan, encontrándome con millones de resultados. Doy clic en la sección de imágenes. Todas las que hay en la web son ideales para que mi corazón se acelere. Mi corazón no para de latir fuerte y alto mientras veo el rostro de Jeon Jungkook a través de la pantalla de mi teléfono.

Es tan raro pensar en que ese rostro sonriente y amigable que se ve en las fotos sea el mismo que existe en la vida real. ¿Cómo es posible que haya una dualidad tan marcada en una persona? ¿Cuál será la parte que es auténtica? A pesar de todo, quiero creer que la parte verdadera es donde Jungkook me dice que está enamorado de mí.

Parece como de telepatía cuando entra una notificación a mi teléfono. Es de mi cuenta personal de Instagram. Jungkook me ha enviado un mensaje y yo lo abro instintivamente.

 Jungkook me ha enviado un mensaje y yo lo abro instintivamente

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Orgullo y prejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora