Lisa se ha prometido algo ese fin de año. Hará, por todos los medios que le sean posibles, que la tímida de su compañera Rosie sea amiga de Namjoon ssi, el miembro de BTS.
Sin embargo, se topará con un obstáculo muy grande e imprevisible: Jeon Jungk...
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No me siento muy bien. Creo que tengo la gripe. No he parado de tomar bebidas frías y helados debido al calor que hace y mi cuerpo por fin me cobra factura.
La garganta me duele y es tan difícil levantarme ese domingo, lo bueno es que no tengo ronquera. Quisiera ausentarme, decirles a mis compañeras y mánayers que me siento muy mal, pero esa no sería yo. La Lisa Manoban que todo mundo conoce no es antiprofesional. Y además, ¿por qué me engaño? Me hace ilusión encontrarme con Jungkook.
Tomo una cantidad propia de analgésicos antes de partir hacia la locación de SBS Inkigayo, esperando que la gripe no me suponga un obstáculo para cuando tenga que bailar y cantar. Es casi un milagro que esa sea nuestra última presentación puesto que acabaremos las promociones, aunque mi corazón está entibiado. Quién sabe cuándo volveremos a ver a Blink. Todo depende de las decisiones de nuestra empresa.
Este año hemos sido afortunadas de tener dos comebacks, pero no estamos comunicadas de lo que nos depara los próximos meses. Con YG nunca se sabe. Probablemente descansemos por un largo tiempo.
La primera grabación no sale como las anteriores y todo por mí. Me frustra estar enferma, me hace sentir inútil. Con la segunda hay una pequeña mejoría y el pre recording resulta casi ideal, pero sé que todos notarán que algo me pasa.
El descanso llega y es cuestión nada más de tiempo para que el programa en vivo inicie. Entro al cuarto de vestuario de BlackPink ardiendo en ira. Odio fallar, desmejoro el rendimiento de mis compañeras cuando cometo errores. Si tan sólo me hubiese cuidado más...
—Todo el mundo tiene un mal día —dice Jisoo unnie a modo de consuelo—. No puedes culparte por estar enferma, Lali. Además, ha salido bien. No tengas esa cara larga.
Es difícil persuadir a un perfeccionista a que no se exija tanto.
Impotente, cojo el móvil y me aproximo a la salida, no sin antes dirigirme a Sangwon unnie.
—Necesito coger un poco de aire, no me tardo, ¿vale?
Mi mánayer sabe que necesita darme mi espacio cuando ocurren cosas así y acepta sumisamente que me ausente un poco de la sala.
Ni siquiera me tomo fotos ese día. Vivo con el pensamiento de que un mal ánimo puede arruinar hasta la fotografía con el mejor paisaje y no deseo que Blink se preocupe o se sienta mal por mí. Es mejor que las aguas se calmen y hacer cosas cuando uno no está mal. Nada bueno puede salir de hacer algo por obligación.
El calor del verano aprieta mientras voy cuesta arriba por las escaleras de esa planta para dirigirme a la otra. No me siento cómoda con la ropa que llevo. Siento que me asfixia y que me lastima cada vez que camino. Al instante remuevo la cabeza. ¡Vale ya de tantas quejas! ¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy tan irritable? Recuerdo la regla número dos en el manual de supervivencia del idol: "Jamás de los jamases pienses que pasas por algo muy difícil; por lo general, siempre hay alguien peor que tú". La regla número uno es no dejar que nadie, por muy respetable que se vea, te humille o trate de lastimarte.