Lisa se ha prometido algo ese fin de año. Hará, por todos los medios que le sean posibles, que la tímida de su compañera Rosie sea amiga de Namjoon ssi, el miembro de BTS.
Sin embargo, se topará con un obstáculo muy grande e imprevisible: Jeon Jungk...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hay algo asombroso en el poder de las redes sociales. Siempre pasan tres cosas con estas: uno, que la imagen de ti mismo se eleva más de lo que pasa en la vida real, dos, que encuentras una manera perfecta para admirar a quien te gusta sin hablar directamente con esa persona y, lo último, que terminas detestando aún más a tu peor enemigo.
El orgullo juega un papel importantísimo cuando te sumerges en la noria de las redes sociales y todos tenemos uno, aunque juegue de distinta manera en las cabezas de cada persona. Este tiene una relación de hermano con la vanidad, que, aunque parecen lo mismo, no lo son. El orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos y la vanidad con la forma en que quisiéramos que los demás nos vean.
Me parece interesante eso de no usar estas dos palabras como sinónimos, porque, al fin y al cabo, son muy parecidas, ¿no?
Estoy divagando, realmente. Pierdo el tiempo pensando en cosas que no tienen mucha importancia. No sé cuántos días han pasado desde la fiesta de Bam Bam, pero a mí me figuran cientos de años cuando contesto la llamada de mi amigo con una sonrisa, esto aprovechando que estoy en una sesión fotográfica para una marca japonesa y tengo un receso de quince minutos, lo cual me deja sola al final.
La llamada es de lo más relajada. Nos contamos lo que hemos hecho durante estos días. Es hasta este momento que conozco la razón por la que Bam Bam dio la última fiesta, era el cumpleaños adelantado de uno de sus amigos que no reconozco ni de nombre. Mi amigo me cuenta también que se está preparando para un tour en América junto a su grupo. Luego, sin esperarlo, me dice:
—Por cierto, amiga, ¿qué significó todo eso con Jungkook?
—¿De qué hablas? —exijo saber.
—Tú toda enfadada cuando hablabas con él en la fiesta... Él siendo algo cortante... No sé, fue como si algo hubiese pasado entre vosotros, y no temo decirte que fuiste un poco grosera cuando no quisiste bailar con él, Lisa.
Cierro los ojos. ¿Es de verdad que tenemos que ahondar en este punto, sobre todo cuando él sabe muy bien por qué Jungkook no parece ni encontrar paz al hablar o estar cerca de mí?
—Estás malinterpretándolo, Kunpimook —contesto, a nada de agotarme del tema. ¿Por qué de pronto ese tipo interfiere en mi vida? —Es decir, no estoy enfadada con nadie... Y si fui grosera, me disculpo, pero no fue mi intención.
—Vamos, contéstame con la verdad, Lisa —insiste mi amigo de antaño—. Pude sentir tu incomodidad cuando estábamos hablando los tres.
—Bam Bam... —le advierto para que se detenga.
—Lisa...
Odio cuando se pone tan terco. Enrabietada, siento la molestia subir por mi garganta con las preguntas insistentes de Kunpimook acerca del encuentro que tuvimos en su fiesta, pero me resigno a finalmente declararle la verdad puesto que estoy segura de que es más que evidente para él que algo pasa entre Jungkook y yo.
—Pues lo siento mucho por romper tu corazón —digo al fin—, pero cabe la posibilidad de que tu amigo no me caiga nada bien.
Como respuesta inicial, Kunpimook se ríe. Es una risa traviesa.
—Así que es cierto... Vaya, lo sabía. Fue demasiado obvio, pero no entiendo por qué te cae mal. Es Jeon Jungkook, ¿sabes?
—¿Y eso qué? —mi réplica va a la par que frunzo el ceño—. ¿Acaso que sea Jeon Jungkook lo vuelve inmune a que a otros no les agrade su compañía?
—Bien, tienes razón, y me apena mucho que dos de mis mejores amigos no se lleven bien.
—Exacto. Supéralo, que no te vas a morir.
—De cualquier manera —repone el chico a través de la línea—, no te importa que le haya dado tu Instagram privado, ¿no? Verás, me lo pidió y la mente se me iluminó con una gran idea... Quizá, si hablarais, romperíais esta incomodidad que os une.
Por un momento pienso que está bromeando, pero no sé por qué me da que aquello no es una broma y entonces abro ojos y boca bien grandes, sin conseguir salir de mi asombro.
—Te voy a matar, Kunpimook Bhuwakul, definitivamente —suelto por fin, hablando en tailandés.
Suelo pelear con él en el idioma que nos precede porque me salen mejor las maldiciones y no voy a reprimirme ahora. Doy vistazo a un lado y a otro para que nadie note que me estoy peleando con alguien y suelto:
—Pero, vamos a ver..., ¿quién te crees que eres para pasárselo? ¡No es tu user! ¡Haz desmanes con tus asuntos, pero no te metas con los míos! Te bloquearé, Kunpimook. ¿Cuál es el user de Jungkook? ¡Porque también lo voy a bloquear!
—Priiii —Bam me llama en un tono aniñado, aunque es inevitable que continúe riéndose—, por favor, amiga mía. Ni siquiera has aceptado su solicitud de seguirte, no seas tan quisquillosa, ¿sí?
—¡Adiós, os voy a bloquear!
Y cuelgo, decidida a hacer lo que le he dicho.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.