Capítulo 17

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Sentía que estaba haciendo todo mal, le había mentido a Joshua, a Josh, estaba poniendo en riesgo todo lo que había logrado hasta ahora ¿para qué? ese tal jugador tenía que darme una muy buena razón para seguir con esto, no iba a dejar que arruina...

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Sentía que estaba haciendo todo mal, le había mentido a Joshua, a Josh, estaba poniendo en riesgo todo lo que había logrado hasta ahora ¿para qué? ese tal jugador tenía que darme una muy buena razón para seguir con esto, no iba a dejar que arruinara mi vida, solo por...¿venganza? necesitaba más respuestas a todas estas preguntas.

Veme en el club si quieres respuestas.

Creo que él entendía que necesitaba algo más para seguir su juego, tal vez no tenía claro lo que pasaba, pero si entras a un juego, necesitas ser astuto, no iba a ser tan ingenua para creer en su palabra ¿o sí? no sabía ni su nombre, y si me quisiera hacer daño, creo que ya lo hubiera hecho.

Entré al Club y me quedé parada un momento. No sabía cómo llegar al jugador, tal vez estaba en el cuarto de antes, pero tal vez no, y no quería hacerme notar, así que empecé a buscar entre toda la gente que estaba en el lugar, hoy milagrosamente se encontraba lleno, habían personas jóvenes bebiendo en copas finas. Me asomé al barandal que daba vista a la primera planta y traté de reconocer los rostros debajo, no se me hacía conocida ni una sola cara.

— ¿Buscándome? - Me estremecí en mi lugar al escuchar una voz gruesa a mis espaldas, con una mano en mi pecho y la respiración algo agitada, me di la vuelta, viendo al hombre con tapabocas ahora blanco frente a mí, me sorprendí al ver que llevaba puesto un traje a la medida color blanco, y zapatos de punta, su cabello castaño peinado hacia atrás. — Ya sé, no me queda lo elegante. - Se miró a sí mismo bajando la mirada y luego subiendo hasta mirarme de nuevo a mí, tragué en seco.

— No te queda mal... - murmuré para mí misma, pero él aún pudo escucharme.

— Gracias, por favor acompáñame, vayamos al grano. - Se dio la vuelta dirigiéndose hacia el ascensor, supuse que iríamos al mismo lugar que la otra vez.

Descendimos hasta la planta de abajo y entramos a la primera puerta a la derecha, bueno, sí recordaba esto. Entramos al pasillo con los cuadros y al final estaba la puerta y el pequeño lobby, no sabía cómo llamarle, tal vez era un lugar de entretenimiento.

— Este es el salón de espera. - Habló el pelinegro aclarando mi duda, yo no dije nada, él prosiguió. — Cuando vengas a verme en otra ocasión, solo entra y espera ahí - Asentí. No quería que hubiera otra ocasión, quería terminar esto ya.

Entramos a la habitación de antes, olía a esencias florales, y todo estaba como la vez que vine, hasta el extraño lavabo yacía ahí sin sentido.

— Siéntate, ponte cómoda, ¿quieres algo de tomar? - Lo vi dirigirse a una esquina de la habitación. ¿Por qué no me había fijado en el mini bar que había en este cuarto?

— Agua, por favor. - Me senté en uno de los sillones y lo observé sacar los vasos y verter contenido en ellos. Se acercó y me dio el vaso con agua que le pedí, para luego sentarse frente a mí, en el mismo sillón unipersonal de antes.

Me estaba dando tanta mala espina que me dieron ganas de salir corriendo de este lugar.

Suspiró y me miró en silencio, yo apreté los labios ¿cómo iba a tomar su bebida? tenía que quitarse el tapabocas para eso, ¿acaso esa era su intención? — Dime lo que piensas, sé que tienes mucho en esa mentecita tuya.

Mordí mi labio inferior indecisa, creo que era el momento de obtener respuestas.

— Yo...yo no puedo seguir con esto si no tengo respuestas.

— Okay, te cité precisamente para dártelas.

— Bien. Primero...no sé quién eres, no me siento nada cómoda haciendo cosas que no entiendo, para un extraño.

— Oh pequeña Kelly, no te hagas la desentendida. ¿Crees que hago las cosas al azar? ¿O que me llaman El Jugador por nada? Tengo un plan, y solo te estaba probando - Arrugué la frente confundida.

— ¿Entonces ya no me necesitas?

— Claro que sí, pero necesitaba probar tu lealtad, ¿crees que me he mantenido en las sombras y sin ser descubierto por descuidado? para jugar se necesita ser astuto.

Es justo lo que yo dije...

— Entonces...dime quien eres. - Vi sus ojos achicarse, señal de que estaba sonriendo ampliamente.

— Eres...menos tonta de lo que creí. - dejó su vaso en la mesita frente a nosotros y yo hice lo mismo. Sé que lo estaba retando, y que podía salir mal, pero ya me había dado cuenta de algo.

— Tú no vas a lastimarme. - Crucé mis manos en mi pecho.

— Yo no te haría daño. - Imitó mi pose y yo abrí un poco los ojos de la impresión, él continuó. — Dije que habrían consecuencias, pero no precisamente para tí.

— ¿De qué hablas?

— Es más divertido ver como sufres por los que amas ¿no es verdad? Si tú - Me advirtió inclinándose hacia enfrente con los codos en sus rodillas. - me fallas, voy a destruir a los que más amas.

Temblé en mi lugar, muchas personas me habían dicho que los ojos son las ventanas al alma, lo que te da acceso a las verdaderas intenciones que una persona tiene, los ojos del hombre frente a mí no parecían mentir, ni bromear respecto a todo esto, ahora ya no me sentía tan en la razón. Y esa era una clara amenaza.

— ¿Por qué haces esto? ¿Por qué no me dices quien eres para entender? - Mi mirada se suavizó y quise solo entender, porque luchar no me serviría de nada.

— ¿En serio quieres saber? te advierto que, cuando lo sepas ya no habrá vuelta atrás.

— Dímelo. - Me asusté un poco cuando se levantó de repente, y caminó hasta quedar detrás de mí. No quise voltear así que permanecí sentada, jugando con mis dedos, ansiosa.

— Va a ser difícil de creer, pero vas a tener que creer. - Lo miré a un lado del sofá en el que yo estaba sentada, tenía un folder en la mano.

Los folder no son una buena señal, lo sé ahora.

Se acercó y dejó el folder en la mesita, para luego sentarse junto a mí, yo me alejé un poco y voltee todo mi cuerpo hacia un lado para verlo con recelo, y a la vez muy intrigada. No entendía nada. Me miró, supongo que estaba reconsiderando todo, si me decía quién era yo podría delatarlo. Sus manos fueron a su cara y mi corazón martilló mi pecho cuando su tapaboca fue quitado por completo.

Él...

— Mi rostro está bien, bastante bien sin me lo preguntas. - dijo en un tono divertido, el cual ignoré por la sorpresa. — Solo lo oculto por precaución. - el tamaño de sus labios era el adecuado para su cara, rosados y bonitos, sonrió apenas y pude ver su sonrisa por primera vez, sus dientes perfectamente alineados como si hubiese usado ortodoncia. Se hizo el cabello hacia atrás y sus ojos azulados resaltaron hermosos. ¿Acaso era una maldición? No era posible que todos los Tucker tuvieran ojos hermosos y caras perfectas, su genética era inquietante.

Pude verlo muy bien, cada facción de su rostro, pero no logré reconocerlo, jamás lo había visto, ni en mi adolescencia ni en ninguna foto, soy buena recordando caras, tendría que poder reconocerlo.

— No sé quién eres...- Hablé despacio, tratando de analizar su cara y tratar de recordarlo de alguna parte, pero no.

— Lo sé, jamás nos presentaron apropiadamente. - Estiró su mano hacia mí - Mucho gusto, soy Lie Tucker, y me parece que somos hermanos.

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¡HELLO PLAYERS!

Nota de autora:  Ya se ya se, ¿QUÉ ES ESTO AZ? RIP por los que tuvieron ganas de shipear a Kelly con Lie jajaja, lo siento *llora*, ahora sigan leyendo que en el siguiente capitulo explico todo.

I know, Im the Queen of Mean ahre. Xoxo.

The Player [El club 1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora