Capítulo 24

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La vida es complicada, y solo lo dices en serio cuando lo haces con propiedad

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La vida es complicada, y solo lo dices en serio cuando lo haces con propiedad. Puedes mirar la vida de otro y decir, "Su vida debe ser muy complicada" pero en realidad no te importa, no lo sabes, no lo vives. Yo pensé que la vida de los Tucker no era tan complicada o tal vez sí pero pensé que no era para tanto, es más, llegué a envidiarla en cierto punto. A veces no sabes qué cosas deseas de otros, hasta que miras la pantalla completa.

Como si mi vida no tuviera suficiente caos, mi mamá llegó a verme, Liz estaba haciendo mercado así que estaba sola, me tomó por sorpresa la verdad, ella no era de visitarme, ni llamarme, ni...estar allí básicamente.

— Mamá – Murmuré desde la puerta, la miré de arriba a abajo, su cabello negro azabache estaba más largo, llevaba de esos vestido que siempre se ponía, super ajustados de la cintura y busto y acampanados de abajo. Aún creía que tenía 20 años.

— Hola hija, ¿Cómo estás? – Me sonrió de lo más alegre, como si no tuviéramos casi 2 meses de no saber de la existencia de la otra. Abrí completamente la puerta para que pasara.

— Pues...bien ¿Qué haces aquí?

— Yo estoy bien, gracias por preguntar. – Me miró mientras se quitaba su abrigo y lo ponía en el perchero.

— Ya, lo siento mamá, no estoy pasando por un buen momento – Caminé hasta llegar a la sala y me dejé caer en el sofá. — Siéntate, ponte cómoda.

— ¿Qué pasa? Cosas del trabajo supongo ¿no? – asentí apoyando la cabeza en mi antebrazo, me dolía la espalda y el cráneo, el estrés estaba haciendo efecto. — Trabajar en esas empresas grandes debe ser agotador, te dije que te quedaras en ese trabajo de organizar eventos, siento que lo disfrutabas, tú lo disfrutabas ¿cierto? No entiendo porq...

— Lo dejé porque no me sentía bien, no era tan buena, ¿para qué iba trabajar en algo en lo que no soy buena? Además ni me pagaban bien. – estiré los labios con molestia.

— Pero te gustaba, eso era lo importante. – suspiré y la miré haciendo una mueca.

No había pasado ni 1 minuto y ya estábamos discutiendo.

— ¿Ves? Por eso me mudé, no podemos hablar por más de 2 minutos sin discutir. Parecemos un matrimonio – Reí de mala gana, y ella se rió un poco.

— Tú eres muy terca, jamás aceptas nada de lo que te digo. – Rodó los ojos.

— ¿Qué haces aquí mamá? – Sabía que no venía a verme, nunca le había importado como estaba, así que algo tenía que querer.

— Bien, me atrapaste – Rió alzando las manos. — Tal vez necesite algo de dinero, y Liz me dijo que te pagan bien en esa empresa, y has estado ahorrando ¿verdad? Siempre has sido de ahorrar.

— ¿Cuánto necesitas? – Me rasqué la cabeza viéndola con los labios ligeramente apretados.

— ¿2,000 dólares? Tal vez 2,500.

The Player [El club 1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora