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Capítulo trece

_Me asusta un poco ir a ciegas.

_Tranquila, confía en mi te va a encantar mi sorpresa

Estacioné el auto y la ayudé a bajarse.

_ ¿Qué es este lugar? ¿Me regalaste una cabaña de niños?

_No, Lo tienes todo, y pensé en regalarte paz, un lugar donde solo vos y yo sepamos que existe, un lugar que cuando las responsabilidades de la vida te agobien tengas donde escapar, te regalo una parte de mí y un refugio.

_Eso es hermoso, gracias- beso mi mejilla y paso sus manos por mi cintura

_Quiero que sepas que conmigo tienes un lugar seguro Emilia, tienes lo que nadie puede darte, La tranquilidad de ser quién eres en todo momento.

Se quedó en silencio mirándome tan seria que sentí que sus ojos claros podían ver mi alma y tenía que avanzar o esto quedaría solo en una historia tierna y yo no quería nada tierno.

_Ven vamos a entrar, tú tienes la llave

_Ah la llave si aquí esta- Sacó la llave de su cuello y abrió la puerta.

Al entrar no era muy grande fue una cabaña con mucho estilo, pero la hicimos a los 10 años, mis amigos y yo veníamos continuamente después de que mi padre vaciara el terreno de los animales que tenía y nos encantaba pasar los veranos en el lago, así que decidimos construir algo que nos permita quedarnos acá por un largo tiempo, toda nuestra familia ayudo y al pasar el tiempo fuimos usándola y modificándola a nuestra conveniencia. Hoy ya nadie venia somos todos adultos cada uno con su hogar. La cabaña era pequeña abajo tenía unos sillones y una pequeña mesada con un microondas y debajo de la escalera tiene un pequeño baño, arriba solo tiene una cama.

_Es muy linda, y se ve el lago

_Si es muy linda, la construimos con mis amigos hace demasiados años y fue mutando de acuerdo con la necesidad y ahora decidí prepararla para vos, ya nadie viene así que, cuando quieras en cualquier momento del día si sentís la necesidad de tener tu momento de paz, venís y te quedas.

_Gracias, creo que es el mejor regalo que he recibido, muchas veces he querido tener un lugar algo que nadie más sepa, para mi sola, pero es difícil.

_Ven siéntate, vamos a comer algo- traje un poco de comida y vino.

_Cuéntame de tu vida?

_Como sabes soy psicóloga tengo 26 años, Soy hija única, mis padres se casaron muy jóvenes y mi mamá siempre estuvo enferma, ella falleció hace varios años, vivíamos en una ciudad muy grande y mi padre decidido vender todo y venir hacia acá, quería empezar de cero.

_Lo siento no sabía lo de tu mamá

_No pasa nada yo era bebe y no recuerdo nada.

_Y tu novio?

_A Bernardo lo conocí en la universidad, no era mi tipo, pero fue insistente y estaba siempre en el momento justo y bueno fuimos de a poco y me esperó mucho.

_Quieres bailar?

_No hay música Martín

_No hace falta, estamos nosotros, ven

Pasé mi mano por su cintura y comenzamos a bailar ella al principio sonreía, pero sus ojos fueron cambiando y apoyo su cabeza sobre mi pecho.

_Emilia, tengo que decirte que me tienes loco, que me acuesto pensando en ti, que no puedo sacarte de mí, no sé qué es lo que tienes, pero desde ese día en el café mi vida cambió drásticamente y todo me lleva a ti, siempre

_Martín, no hables, solo bésame.

Besé sus labios suavemente y fui mordiendo su labio inferior para acentuar más el beso, sentí como todo al aire que nos rodeaba se hacía más espeso y sus manos comenzaron a viajar por todo mi cuerpo, o por dios, esto es real.

La tomé de la mano y subimos hasta la cama, ella dudo por un momento, pero saqué mi camisa y llevé sus manos hacia mi pecho.

_Sientes mi corazón, se está volviendo loco, así me tienes Emilia mi corazón explota cuando te acercas- bajé más su mano hasta mi estomago-Sientes las Mariposas, sientes mis nervios- ella no hablaba solo se mordía los labios y baje aún más su mano hasta mi bulto que era demasiado visible ya- Solo quiero hundirme en ti, pero nunca haría nada que tu no quisieras, estás a tiempo si quieres irte, lo entenderé.

Subió su mano hasta mi boca y pasó lentamente sus dedos, clavo su mirada en mí y se sacó el vestido quedando en ropa interior, tenía un conjunto blanco, era perfecta tenía muchas pecas y algunas cicatrices que no era momento de averiguar. La lleve hasta la cama y se acostó me saqué el pantalón y me uní a su lado, la bese horas, segundos, no lo sé, pero me perdí en esos labios. Me tomé todo el tiempo del mundo en tocarla, en recordarla, reconozco que tenía miedo que este golpe de suerte sea por única vez, besé cada parte de su cuerpo y ella explotó, su forma de llegar al orgasmo era tan hermosa y ruidosa que deberían dedicarle una canción, tomé un preservativo y me lo coloqué, detuve todo y la mire pidiendo su aprobación, ella solo abrió más las piernas, mierda, cuando ente en ella se sentía tan bien, tenía que calmarme o sería demasiado rápido.

Besé su cuello y comencé a moverme suavemente, se sentía todo tan húmedo y caliente que sentía que podía quedarme así por siempre, pero quería hacer esta noche memorable, sabía que esto era demasiado maravilloso para sucederme a mí. Escucharla gemir ruidosamente agarrándose de las sabanas me estaba volviendo loco, levanté sus piernas sobre mi pecho y toda sensación se volvió más sensual todavía, mis movimientos se volvieron cada vez más fuertes y sentí su cuerpo tensarse debajo de mí, baje sus piernas y la besé quería que termináramos juntos y así fue, busqué que todo sea inolvidable que sea especial, que ella piense en mí y tenga ganas de más, era egoísta y lo sabía pero ahora que probé el puto cielo lo quería para mi todos los días.

Y así logré tener mi universo, aunque sea por un corto tiempo.

Maldito MurphyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora