Mi precioso ex©༯✰

Capitulo Veintiuno

— ¿Te vas a quedar ahí luciendo bonito o vas a entrar? —me dice Carrie.

Juan entra antes que yo y se sienta en el suelo al lado de Abel, después me decido finalmente entrar y me siento con Carrie Evechery quien alza la palma de la mano hacia mí para chocarlas.

— ¿Van a jugar? —pregunta Carrie.

—Yo supongo que si...

—Neee, a mi dígame un si fuerte y claro— vocifera sonriente —Como quiera vas a jugar, te obligo.

Esbozo una sonrisa nerviosa.

—Cada que tomen una tabla de la torre del jenga deberán de confesar algo a los que están aquí. Cosas mínimas como por ejemplo, si roncas en la noche o si te has hecho en los calzones —explica el juego —Y a quien se le caiga la torre deberá de decirnos a todos el mayor de todos esos secretos.

Todos asentimos con la cabeza y comenzamos a jugar. No confieso cosas tan importantes, solo afirmo preguntas intimas que me hacen y mayormente es Carrie y Abel quienes las preguntan. Maicol no las haces porque sé que no me va a dirigir la palabra, y está bien, no es como que me importe tanto. Y Juan no tiene necesidad de preguntarme algo frente a todos, él ya sabe todo de mí. Ximena está enfocada en no dejar de mirar a Jackson como a una deidad y Maicol no deja de verme a mí como lo más horrible del mundo.

Carrie no es nada como la describían todos, es una chica tan simpática y es el clon de la actitud torpe y entrometida de Juan solo que en mujer. Ambos hicieron clic por lo parecidos que son.

Volvió a tocarme sacar una tabla de la torre, por fortuna no se cayó todas las demás tablas de la torre pero lo malo de la situación es que finalmente Maicol se decidió a dirigirme la palabra para hacerme una pregunta:

— ¿Volviste a apostar por Ximena verdad?

No respondo nada, el ambiente se tensó con todos igual de silenciosos que yo. Ximena bajo la mirada avergonzada inmediatamente.

—Tu por qué piensas que yo...

—Porque—me interrumpe —Andas cariñoso, la buscas a cada rato, le envías mensajes, quieres salir con ella siempre. Tú y yo te conocemos, hasta este traidor te conoce mejor que nada —apunta hacia Juan —Y sabemos que no estás enamorado de Ximena y que no vas a estarlo nunca.

Quiero romperle la cara, quiero que se calle. No me conoce para nada, no sabe en lo absoluto lo que realmente siento por su disque amiga que está humillando.

—No me conoces. Y no. No aposte por Ximena, ella es mi amiga y ella me cae bien, me gusta pasar rato con ella porque es divertida ¿Acaso ya eso es un delito?

—Yo no confió en ti.

—Y a mí no me importa que confíes en mi —le sonrió forzadamente.

Hubo un silencio sepulcral durante unos segundos.

—Bueno, bueno— Carrie vocifero —Te toca chinos locos.

Chinos locos, que apodo tan original

Ximena saca con mucha delicadeza una tabla de la torre que para su desgracia cae hacia el suelo desmoronándose. Aprieta los ojos con una sonrisa en la cara, se recupera el buen humor entre el circulo que se había perdido con las preguntas tontas de Maicol, aunque había atinado a la verdad sobre mi cercanía desde un principio con Ximena. Una apuesta.

— ¡Ahora Chinos locos deberás de decirnos tu mayor secreto! —Carrie aplaude emocionada —Y que sea jugoso por favor.

—Bueno no es tan jugoso pero, nadie lo sabe así que van de ventaja —comienza a decir Ximena —Tengo un admirador secreto.

Trago duro, tratando de controlar los nervioso que me siento cuando empieza a contar como fue que las cartas le llegaron y todo lo demás.

— ¿Y tú quién crees que sea? —le pregunta Carrie.

No sé si la mirada hacia Abel fue intencional o si la trataba de disimular, porque si ese era el caso, no le salió bien para nada. Todos seguimos su mirada, al principio Abel se quedó desconcertado y luego una sonrisa victoriosa se formó en su cara. Maicol se hiso a un lado, Abel se acercó hasta Ximena y tomo su rostro en sus manos.

—Tienes buen ojo, eh. Claro que soy yo quien te escribió esas cartas. La verdad es que me llevas gustando desde hace mucho tiempo.

La cara de Ximena se ilumina con una sonrisa, Maicol también sonríe, Carrie esta desconcertada, Juan me mira a mí y yo... yo no logro contener mi coraje por la maldita mentira de Abel y tiro de nuevo toda la torre que Juan había reconstruido.

Todos me miran confundidos, pero no les doy tanta importancia. Estoy furioso. Realmente furioso. Abel es un mentiroso, él dijo que no quería a Ximena para otra cosa que amistad ¿Por qué está haciendo esto?

No digo nada más y salgo molesto de la habitación. Salgo también de la fiesta evitando escuchar los mormullos de lo guapo que estoy de las niñas de séptimo grado.

Ya afuera de la casa de Tyler me recargo sobre un poste de luz que esta exactamente al frente. Necesito pensar, necesito tranquilizarme, esto no es justo, no es justo que yo no pueda decir que yo hice aquellas cartas en las que tanto me esmere en escribir y que llegue otro y se aproveche de mi silencio. Sé que le gusta y que no puedo obligarla a que me quiera y tampoco me puedo obligar a no quererla ¿Por qué es tan complicado?

— ¡Alex!— la voz de Ximena me llama por detrás de mí — ¿Te sientes bien?

—Te importa — respondo cortantemente.

— ¿Ahora por qué estas de mal humor?

—No estoy de ningún humor— respondo. —Mejor regresa con tu "Admirador secreto", para que te escriba más cartitas..

Me doy la vuelta hacia mi vehículo pero ella me toma del brazo intentando detenerme.

—Alex... ¿Estas celoso? — pregunta sorprendida.

Me rio sarcásticamente, parece que me estoy burlando de ella, pero en realidad estoy asustado por que lo descubrió.

—No estoy celoso de ti Sanders, no eres la gran cosa.

Me vuelvo a dar la vuelta, me mantengo firme en lo que camino y conduzco una cuadra pero después detengo el auto y me echó a llorar. No quería decirle eso a Ximena, era obvio que estaba celoso pero ¿Cómo puedes decir lo que sientes sin que te sientas ridículo haciéndolo?

Me encantaría saber por qué soy un idiota cuando se trata de huir de mis sentimientos y problemas.