Capitulo Cuarenta y Dos

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Seis llamadas perdidas

Trece mensajes sin leer

A penas me levanto por la mañana y estas son algunas de las notificaciones que más les tomo importancia a diferencia de las demás las cuales se tratan sobre notificaciones de Facebook, lo habitual de todos los días, ventajas de mi popularidad supongo. 

Miro los trece mensajes.

Alex, siento que debemos de hablar.

No estas dormido, lo se. 

¿Qué estas haciendo? Alex por favor responde. 

Quiero explicarte todo. 

 Necesitamos hablar, tu lo sabes.

Eres demasiado importante. 

No quiero perderte. 

Alex, son las 2 a.m., estas jugando free ya se.

Estas en linea ¿me ignoras?

Mi desesperación se nota bastante, ya te darás cuenta.

Solo habla conmigo.

Acabas de subir un estado, lo vi, mira no tomara nada de tiempo. 

No quiero perderte. 

Bueno, realmente si habia ignorado responder y ver los mensajes, no me sentía lo suficiente bien para enfrentar el problema. Digo, claro que tengo que enfrentarlo, las cosas no pueden quedar a medias simplemente, pero no estoy preparado. Sentía que si. Que podía soltar las cosas de la nada dejándome llevar por el impulso de mis sentimientos en el momento, ya no quiero pensar en eso realmente. 

Yo: Ahora no creo que quiera hablar, perdón. 

 Me levanto de la cama y me voy a almorzar con mi mamá y Madeline. Hacen preguntas sobre mi cara larga, pero me esfuerzo demasiado en mentirles que no sucede nada con una broma de por medio y también, no parecer demasiado melancólico durante el resto de nuestra comida. 

No me interesa que sea fin de semana y que eso en mi calendario significaba salir de fiestas y toda la cosa, ahora solo quiero quedarme en mi cuarto jugando algún videojuego que me llegue a entretener, quizás terminar de mirar la serie que me ha dejado intrigado últimamente, 

Me resisto a ver el  teléfono, o bueno, mejor dicho intento resistirme porque al final termino tomándolo y revisando si ya me han respondido. 

Alex, estoy yendo hacia tu casa.

Por un momento me siento nervioso, no se ni que le diré, tengo miedo de que una simple conversación que pretende ser para solucionar las cosas termine en una fuerte discusión que no nos lleve a nada bueno. Quiero arreglar las cosas, pero, no lose, tengo miedo de algo. 

Me alivio en cuestión de minutos mirando la computadora, me convenzo a mi mismo tras los largos minutos que nadie vendrá a verme para solucionar nada y intencionalmente me relajo por completo.

Quizás fue demasiado pronto.

—Hola Alex —me mira, desde el lumbral de mi puerta, como si nunca antes lo hubiese hecho, incluso pide permiso para pasar, algo que no haría normalmente. —¿Cómo estas? —pregunta, sentándose en la esquina de mi cama sin dejar de verme. 

Solo me encojo de hombros, suelta un suspiro y niega con la cabeza. 

—Perdóname —dice. —Yo...

Mi precioso ex©༯✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora