SEIS

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Su aroma. Su calidez. Su tacto. Su corazón latiendo contra mi cuerpo. Su cuerpo existiendo contra el mío. Su hermosa vida.

Temo.

No sé exactamente cuánto tiempo llevamos abrazados, pero parecen horas, y aun así; no es suficiente. No es suficiente para mi corazón. No es suficiente para compensar estos 9 años sin su cuerpo contra el mío.

Dudo mucho que en algún momento llegue a ser suficiente para mí. Dudo mucho en algún momento tener suficiente de él.

Sus ahora más tranquilas manos sueltan levemente mi cintura, pero yo me aferro mucho más a su cuerpo. No, no, no amor, no es momento. Aún no es momento de soltarnos. Aún no es momento de dejarte ir. Nunca lo será. Nunca lo ha sido.

Sus manos se posicionan contra mi pecho, y con un poco de esfuerzo por el hecho de que mis manos lo siguen sujetando, se separa un poco de mí.

—P-Perdón. –susurra, y un escalofrió me recorre por completo al escuchar su angelical voz. Dios, incluso pude sentir a mi corazón dar un salto emocionado al escucharlo. Su voz es la única que tiene el poder de desarmarme por completo, no me sorprende que su simple presencia haga cosas intensas en mí. —Y-Yo... —lo siento temblar un poco. —Yo... lo siento.

Logra separarse lo suficiente para que nuestras miradas se encuentren, y eso es más que suficiente como para que un intenso deseo de lanzarme hacia enfrente y pegar nuestras bocas juntas me invada. Trago duro.

Control Aristóteles. Control, demonios.

Después de unos minutos en dónde lo miro como estúpido, reacciono.

—N-No te disculpes. —gracias maldito tartamudeo por salir justo ahora.

Temo me mira un momento fijamente, y siento su mirada quemarme. Adoró esto. Adoró que este mirándome. Adoro que sus ojos estén recorriendome. Adoró tener su atención. Lo adoro a él. Todo él.

—Entonces... —dice al fin. —Gracias por salvarme.

Salvarlo. Si tan solo supieras, amor. Tú acabas de salvarme a mí. Tú acabas de traerme a la vida con un solo toqué.

No tienes nada que agradecer. —digo sincero. Yo era el único que tenía que agradecer.

Tenía que agradecer su vida. Tenía que agradecer que siguiera aquí. Tenía que agradecer que lo tenía enfrente. A mi esposo.

Me siento sonrojar ante el pensamiento, así que me aclaro la garganta antes de querer hablar. Pero me quedo en silencio al mirar nuevamente el rostro de Temo.

Sus mejillas están completamente sonrojadas, y húmedas. Este último dato, junto con sus ojos llorosos me hace recordar perfectamente lo que pasó. Temo estaba llorando.

Un impulso de protegerlo de todo y todos me invade. Nunca me gustó ver llorar a Temo. Nunca me gustó verlo triste y frágil. Era de hecho, muy raro que Temo se encontrará así cuando estaba conmigo.

Temo nunca fue frágil. Él era la persona más fuerte y valiente que conocía. Era mi guerrero. Era mi arma. Era todo lo que una persona necesitaba para recargar fuerzas después de un día pesado.

Temo jamás había llorado así cuando estábamos juntos. Ni siquiera cuando peleabamos. Por lo común simplemente cruzaba los brazos y se mostraba  fuerte hasta que yo me disculpará. Y sí él había sido el del error simplemente se disculpaba. Temo no era orgulloso cuando de mí se trataba.

Siempre admiré eso de él. Bueno, siempre admiré todo de mi esposo.

—¿Estás bien? —pregunto antes de siquiera pensarlo.

Welcome to our new life || Aristemo. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora