ONCE

2K 219 204
                                    

•••

El aroma de la habitación entra por mis fosas nasales y me hace sonreír inconscientemente, pues ese aroma lo conozco demasiado bien. De hecho, podría decirse que estoy completamente acostumbrado a este aroma, a este espacio, a esta piel. A este sentimiento.

Me muevo un poco, pues la luz de la ventana ha comenzado a entrar, y mis ojos no quieren abrirse todavía; estoy realmente cómodo aquí. Me siento realmente seguro aquí. Me siento pertenecer aquí, y en el momento en que giro sobre la cama y abro los ojos, sé de inmediato la razón de ese sentimiento.

Aristóteles esta abrazándome.

Mi corazón comienza a latir a mil por hora, mientras que mi respiración se va por un minuto al recordar que es lo que estoy haciendo en la cama de Aristóteles, rodeado de sus brazos, rodeado de su aroma, y rodeado de su vida. Pero sin duda, mis mejillas se sonrojan de sobremanera al notar aquello que me hacía sentir tan cálido.

Somos piel contra piel. Estamos completamente desnudos.

La calidez de su piel contra la mía es sorprendentemente real, y es solo eso lo que necesito para entender que nada de lo que paso ayer fue un sueño. Estoy aquí. Entre sus brazos. Rodeado de su aroma. Sintiendo el golpeteo de su corazón contra mi mejilla. Sintiendo su respiración pausada contra mí cabello desordenado. Y respirando el aroma de su piel, el cual huele a su perfume y a sexo.

Lo cual me hace sentir completamente caliente.

Sus rizos están completamente despeinados, Sus labios están levemente separados y hermosos. Su piel se ve tan perfecta, ¿Cómo puede tener una piel tan hermosa? Sus pestañas son pequeñas, pero el hecho de que también sean rizadas me tiene encantado. Aristóteles sin duda alguna me tiene encantado.

Tan encantado como para no arrepentirme para nada de lo que paso ayer.

En realidad; no era como si realmente pudiera sentirme arrepentido, no después de lo bien que me sentí al estar con él. Nunca tuve nada en contra del sexo, para nada, pero el hacerlo con Jerry era simplemente eso; simple sexo. Algo que no fue con Aristóteles.

Dios, estar con Ari fue simplemente perfecto. Todo perfecto. Demasiado perfecto. Cada toque, cada caricia, cada maldito beso, cada maldito movimiento, cada suspiro y cada mirada. Cada todo.

Me sorprendió, debo decirlo, me sorprendió de sobremanera la manera en que Aristóteles supo exactamente donde tocarme para volverme loco. Me sorprendió que mis manos prácticamente se movieran solas sobre su piel, desesperadas por tocar, por marcar, por sostenerme como si fuera a caerme. Me sorprendió mucho el hecho de saber exactamente que hacer durante el sexo con él.

Me asusto que fuera exactamente como en mis sueños. O bueno, esto fue mejor, pero el punto es que me sorprendió el hecho de saber que seguía, saber en que momento Aristóteles querría besarme, dándome tiempo para darle mis labios, saber en que momento Aristóteles querría juntar su frente con la mía, haciéndolo como si nada. Me sorprendió todo.

Incluso me sorprendió el nuevo sueño que tuve al quedarme dormido.

Te extrañe, Tahi. —escuche dentro de mis sueños. —No sabes... No sabes lo mucho que te extrañe a mi lado, Temo.

Sí, era un sueño, el mejor sueño que pude tener al dormirme entre sus brazos, porque después de mantenernos abrazados por todo ese preciado tiempo, lo siguiente que soñé salir de sus labios; era exactamente lo que quería que dijera el chico de ojos color miel.

Te amo, Temo.

Había sido completamente intenso el deseo que sentí de que fuera real, y de que esas palabras no fueran un simple sueño, de que el chico con el que llevo 8 años soñando lo dijera realmente. Pero sería realmente estúpido que lo dijera; porque él no sabe nada de mí. Porque él no me ama, a él le gusto, por alguna extraña razón lo hago. Pero eso no quiere decir nada, eso no quiere decir que vaya a enamorarse de mí tan pronto, eso no quiere decir que quiera conocerme, o que quiera que tengamos una relación.

Welcome to our new life || Aristemo. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora