TRECE

1.5K 206 163
                                    

•••

Recuerdo las miradas.

Cada una más triste que la siguiente. Cada una más lamentosa que la otra. Cada una más llena de lágrimas que la anterior.

Todos me miraban como si fuera a romperme en cualquier momento, pero yo no entendía que era lo que tenía que romperse, pues nada en mí estaba consiente en ese momento, por lo que era imposible romperme. Es más, no sentía. Deje de sentir después de esa llamada.

Escuchaba el llanto de la persona que estaba a mi lado, pero ni siquiera pude ser consiente de quien era, no me importaba en el fondo, porque yo solo tenía mi mente en otro lado, yo solo tenía mi mente en mi esposo, en Temo. En todo lo que amaba de Temo.

La sonrisa de Temo. La risa de Temo. Los ojos de Temo. Los labios de Temo. La voz de Temo. La manera en que sus manitas cabían perfectamente en mi cuerpo. La manera en que su alma se llevaba perfectamente con la mía, como si se conocieran de siglos atrás. Y tal vez, si me permitía creer en la magia, juraría que era así.

Temo era mi alma gemela. Para siempre.

Las velas que adornaban el ataúd estaban ya a la mitad, y seguían llegando al lugar, mucha gente me daba abrazos y me susurraban palabras de apoyo, pero yo simplemente no podía despegar mi vista de aquella cosa, que mantenía a mi esposo dentro. Parecía tan irreal. Parecía tan malditamente irreal, que deseaba que estuviera soñando, que estuviera soñando, y que Temo en cualquier momento me despertara, me dijera palabras de amor, me abrazará, me besará, y me asegurará que estaba bien. Que estaba vivo.

Pero no fue así. Temo nunca me despertó. Temo nunca despertó.

—Ari. —llamaron a mi lado, pero no mire, ni dije nada, simplemente me enfoque en ese ataúd, que estaba llevándoselo, tenía demasiado miedo en ese momento, que me costó mirar a aquella persona que estaba hablándome, pero en el momento en el que sentí como me abrazaba, y apretaba con fuerza, mis odios al fin escucharon. —Ay, mi Aris. —era Pancho.

La voz de Pancho sonaba completamente quebrada, y la humedad en mi hombro me decía que estaba llorando, pero mi mente seguía en blanco, tratando de asimilar todo lo que estaba pasando, y tratando de evitar las miradas tristes de todos los presentes.

Temo te amaba muchísimo, Aris. —dijo Pancho, apretándome mucho más. —Él realmente te amaba, y quería estar contigo para siempre. —Sollozaba contra mi hombro, nunca había escuchado a Pancho de esa manera. —Recuerdo cuando me conto como se sentía contigo. —y de repente, miles de recuerdos de Temo con 15 años de edad, mirándome; cubrieron mi mente, haciendo que mi corazón doliera, al ser completamente consiente de lo que estaba pasando, y solo entonces, mis ojos se cubrieron de lágrimas, y mi cuerpo comenzó a temblar. —Él nunca te dejará solo, mi Aris. —y un sollozo destrozado salió de mi garganta, haciendo que Pancho tuviera que sostenerme con fuerza. —Él siempre estará contigo, siempre va a cuidarte desde donde este.

Mis brazos se aferraron a Pancho, mientras que mis lágrimas salían sin parar, y mis sollozos ya no eran sollozos, ahora eran más gritos desgarradores, que me hacían sentir, como poco a poco, algo dentro de mí se quebraba mil veces. Las imágenes de mi Temo, mirándome, conociéndome, riéndose de mis malos chistes, entendiéndome, apoyándome, cubrieron mi mente rota, y mis fuerzas se fueron, se deshicieron, se convirtieron en lágrimas llenas de dolor.

Fue la primera vez que me permití llorar por Temo.

Fue la primera vez que entendí lo que estaba pasando, que entendí que Temo estaba muerto, y que estaba dejándome.

Welcome to our new life || Aristemo. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora