VEINTIOCHO

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Ari ha estado un poco extraño desde hace semanas.

Oficialmente llevamos un mes y medio juntos, vivimos juntos, y todo va bien hasta el momento, cada vez más nuestro miedo se va alejando, y nosotros nos vamos uniendo, hay veces en las que despierto y Ari está mirándome, y cuando le pregunto qué sucede, él simplemente me abraza, y me da amor durante gran parte del día, en esas ocasiones estoy seguro de que debe tener sueños o pensamientos sobre el futuro que lo asustan, y lo comprendo por completo.

Yo he dejado oficialmente de tener sueños, y no tengo idea de cómo sentirme al respecto, pero supongo que es algo bueno, pues ahora en vez de soñar, vivo lo que tengo que vivir con Ari, y eso está perfecto para mí, prefiero mil veces disfrutar lo que tengo por delante, que seguir soñando cosas pasadas que no puedo cambiar. No he soñado más con Jean y Lucas, es algo que no le he dicho a Ari, pero estoy seguro de que es algo que él tiene en cuenta. Supongo que era cuestión de tiempo. No tengo idea de cómo va a ser nuestra historia, pero tampoco quiero detenerme demasiado a pensar en ello.

Mucho menos ahora que estoy en una cita con Ari.

Fue algo completamente sorpresa el que me trajera a un museo del universo, donde hay miles de paredes con imágenes del espacio proyectándose desde un proyector diminuto. Es todo demasiado bonito, y todo esto me agrada. Nunca había prestado tanta atención a las estrellas como hasta este momento.

La mano de Ari esta entrelazada con la mía, y nuestros pasos van a la par, hemos estado dando una que otra vuelta por las diferentes salas que tiene el lugar, y todo está siendo muy lindo. Hace mucho tiempo que no iba a una cita, y definitivamente me moría de ganas de ir a una con Ari desde que todo esto comenzó. Ari me toma fotos de vez en cuando, o graba algunas historias para subirlas a Instagram, yo solo sonrió un poco tímido, las cámaras no son lo mío definitivamente. Eso nunca cambiará.

Sigo pensando que Ari está demasiado tenso por alguna razón, pero no estoy preguntando, sé que de repente se queda pensando en distintas cosas, pero siempre de una u otra manera termina abrazándome y diciéndome lo que le molesta, aunque en este momento no creó del todo que sea debido a lo de siempre, se siente de otra manera. Una extraña manera.

—Oye, Tahi. —me llama de repente, dejando de caminar.

—¿Qué pasa, Ari? —le pregunto frunciendo el ceño ante su evidente nerviosismo.

—¿Quieres jugar a escondernos? —pregunta, mordiendo levemente su labio.

—¿Escondernos?

—Sí. —asiente. —Yo me escondo en alguna de las salas del museo y tú me buscas.

Me quedo en silencio un momento, pero al ver la manera tan nerviosa con la que Ari me mira, entiendo que sea lo que sea que quiere hacer, le esta costando mucho, por decir poco, así que simplemente asiento, y acepto, sintiendo la manera en que su corazón se descontrola, pues todavía estamos tomados de la mano.

Ari deja mi mano, y sale de la sala, después de dejarme en claro que necesito quedarme donde estoy y contar hasta cien. Comienzo a pensar mientras cuento, en qué lugar puede esconderse, aunque estoy seguro de que debe estar en una de las salas en donde estuvimos antes, así que decido que voy a comenzar por ahí. Sigo contando, a la par que miro las estrellas que están mi actual sala, esta de color morado, y se puede ver una galaxia en el centro. Me encanta.

Llego hasta el cien, y estoy listo, salgo de la sala, y comienzo a caminar directo a las salas que ya pasamos. Las primeras a las que entro no hay mucha gente, pero tampoco está Ari, simplemente sonrió y continuo cambiando de sala. Hay un cómodo silencio en el lugar, debido a que es un museo. De hecho al inicio del recorrido te preguntan si gustas usar unos audífonos para que con estos vayas escuchando distintas cosas en todas las salas, pero debido a que tanto Ari como yo queríamos ir platicando, no los aceptamos.

Welcome to our new life || Aristemo. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora