DIEZ

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Quería llorar. Quería gritar. Quería saltar. Quería reír como idiota. Quería alzar las manos al aire y celebrar que estaba pasando, pero no podía hacerlo por el momento, no era el momento correcto.

Al menos no mientras besaba desesperadamente a Temo en el elevador.

Sus labios luchando contra los míos en un beso necesitado, en un beso anhelado, tan anhelado que lo único que hacía era traerme a la vida, quitarme la vida y luego regresármela nuevamente, todo en una constate batalla de lenguas y chasquidos, y de caricias desesperadas sobre nuestros trajes.

Las manos de Temo están sobre mis rizos, jalándolos como si su vida se le fuera en ello, mientras que las mías simplemente acarician su hermosa cintura por encima de su ropa. Demasiada ropa, por cierto.

No entiendo cómo es que hemos llegado a esto, pero es como si después de aquel beso mientras bailábamos no pudiéramos parar, y aunque tal vez se debía a mi corazón completamente loco por él y sus labios, podía jurar que Temo sentía lo mismo. Tampoco quería parar.

Y eso lo comprobé al dejarnos de besar en la pista de baile, pues en el momento en que sus hermosos ojos se encontraron con los míos supimos exactamente lo que queríamos; irnos de ese lugar.

No voy a decir que no me sorprendía, pero amaba que la mirada excitada que Temo me daba siempre en la vieja vida, siguiera siendo la misma, pues de inmediato supe lo que quería con mirarlo. Y por una mierda que yo quería lo mismo. Fue así como terminamos conduciendo a toda velocidad a nuestro edificio, con los corazones latiendo a mil por hora y dándonos miradas cómplices en cada semáforo.

Una de sus manos va a los botones de mi camisa, y es tan torpe al comenzar a desabotonarlos como lo recuerdo, que hace que una ola de emociones me cubra por completo mientras lo aprieto mucho más hacia a la pared del lugar, escuchando como jadea contra mi boca, y sí, eso me vuelve completamente loco.

Las puertas se abren, y rápidamente nos separamos con las respiraciones aceleradas y con nuestros cuerpos temblando de excitación, nos miramos unos segundos, y mi corazón se siente morir al mirar sus labios completamente rojos y completamente hinchados por mis besos; Dios, pensé que nunca volvería a verlo de esa manera.

Temo sonríe tímido y toma mi mano para salir a nuestro pasillo, es tan extraño como es que nuestras manos se siguen reconociendo como si nada, pues de inmediato se entrelazan y se vuelven uno. Miro a la espalda de Temo, y miles de flashback de momentos en donde él me llevaba así cuando caminábamos asaltan mi mente, y me hace jalarlo rápidamente para regresar mi boca a la suya.

Temo sonríe tímidamente en el beso, mientras sus manos vuelven a tomar mi cabello, y de inmediato las mías toman sus muslos y lo  levanto contra mí, importándome poco si estamos en medio del pasillo, y al parecer a él le importa tan poco como a mí, pues de inmediato abre su boca para permitirle a mi lengua el exceso completo de esta, sacándole un pequeño gemido cuando apretó su trasero con ganas.

Como puedo y con toda la rapidez que mi mente me permite, abro la puerta de mi departamento y entro con él entre mis brazos. 

Cierro con una patada y camino con él moviendo su cuerpo contra el mío, y haciendo que mi cuerpo se caliente en segundos. Sus labios, sus manos sobre mi piel y cabello, su hermoso cuerpo, sus adorables y excitantes jadeos y gemidos, todo es exactamente como lo recuerdo, y todo es exactamente como siempre fue con él; completamente perfecto.

Llego hasta mi habitación, y todos los botones de mi camisa están desabotonados ahora, mientras que las hermosas, familiares y entrañables manos de Temo recorren mi pecho con total emoción, y realmente me sorprende lo bien que sabe dónde tocar para volverme loco, aunque no es el único; sentándome sobre la cama, con él a horcajadas sobre mí, llevo mi boca hacia el punto de su cuello que sé que lo vuelve loco, y no me equivoco, pues de inmediato gime y comienza a mover sus caderas. 

Welcome to our new life || Aristemo. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora