VEINTISIETE

822 156 98
                                    

Temo está sonriendo, pero tratando de no reír, mientras yo lo miro completamente embobado. Es demasiado bonito cuando está feliz. Es demasiado bonito todo el tiempo. Estamos recostados sobre el sillón de su departamento, mientras escuchamos una película, y digo escuchamos porque se supone que deberíamos de estar viéndola, pero eso cambio cuando Temo comenzó a darme besos desordenados sobre la cara, distrayéndome de todo el mundo, y sobre todo, haciendo que mi corazón latiera de manera cálida.

Han pasado tan solo una semana de que regresamos, y no han pasado tantas cosas. Después de aquel beso que nos dimos en mi antigua habitación, nos quedamos un buen rato platicando, entre abrazos y lágrimas. Fue un momento bastante profundo, tomando en cuenta que ambos teníamos miedo, pero estábamos tratando de ignorarlo de una u otra manera. Al menos mientras podemos.

Regresamos a la Ciudad al siguiente día, después de que mi madre nos despidiera con abrazos y nos hiciera prometer que trataríamos de no dejarnos vencer. Fue difícil, aun lo sigue siendo, pero hasta este momento nada más ha pasado. Temo me conto todo lo que paso cuando me fui de su casa, y fue ahí donde me arrepentí más, pues yo quería estar a su lado cuando les dijera a los López. Menos mal que todo salió bien, y que después de eso, tal vez más adelante podré ir a su casa, y presentarme como su novio de manera formal.

—Tus ojos se hacen chiquitos cuando sonríes. —dice él, acariciando mi rostro con suavidad. —Me gustan mucho.

—A mí me gustas tú. —respondo, acercándolo un poco y robándole un beso. Beso que él no tarda en corresponder con una pequeña risa por medio.

Nos seguimos besando un buen rato más, hasta que llega un punto donde lo coloco sobre mí, y acaricio su cuerpo, el cual esta vestido únicamente con una camisa grande, y unos pantalones cortos. No hace mucho tiempo que nos terminamos de bañar, y estamos listos para irnos a dormir.

Una cosa que si ha pasado, es que prácticamente vivo ahora con él en su departamento. Y supongo que no puedo quejarme de ninguna manera, pues me encanta dormir con él, y despertarme a su lado. Eso es algo que quiero hacer siempre. Siempre. Sin contar que ahora, todos los días puedo llevarlo al trabajo, y recogerlo, pues mi trabajo es más desde casa, y salir de vez en cuando, así que está bien. Me gusta esa nueva rutina, me recuerda a la que teníamos en nuestra vida pasada, menos mal que nuestros trabajos no cambiaron. Él sigue estando centrado en la política, y yo estoy centrado en las redes y en la música.

Mi departamento prácticamente ahora se la pasa solo, pues Mario se ha ido al fin, y no es que me queje, en sí, Mario nunca fue una mala persona conmigo, sin embargo sé que tanto él como Temo se sentían extraños al estar en el mismo lugar, por lo que cuando él menciono el irse ya, no me negué a ayudarlo. Fue demasiado raro pero después de hablar con Mario, este me confeso que una de las razones por las que había decidido venir a la Ciudad, era porque quería comenzar un negocio, así que le desee lo mejor. Mario nunca fue un peligro real en mi relación, y eso lo agradezco.

—Deberías mudarte por completo conmigo. —susurra después de que nuestro beso termina. Abro los ojos de inmediato, y lo miro con una sonrisa.

—Estaba haciéndolo. —me burlo, él solo rueda los ojos. —Pero de poco a poco para que no te dieras cuenta.

—¿Para que no me diera cuenta? —pregunta, sonriendo, y acariciando mi cara. —Literalmente ayer trajiste una maleta, y acomodaste tus cosas en mi closet.

—Solo es una pequeña parte de todas mis cosas. —me defiendo, sacándole una pequeña risa.

—Estoy hablando en serio. —dice, hablando más serio. —Es un poco tonto que no vivamos juntos cuando literalmente vivimos al frente. Y ya ni siquiera duermes en tu departamento.

Welcome to our new life || Aristemo. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora