—¡Jungkook! —exclamé, dejando la ropa interior de lado y lanzándome a sus brazos. Oí su ronca risa y me sentí erizar, a nada de ronronear contra su oreja. Se escuchaba tan bien. Lo extrañaba. Lo necesitaba muchísimo—, ¿dónde has estado todo este-
Callé.
¿Alguna vez han sentido incomodidad familiar? Como cuando te enteras que tu sobrina, aquella pequeña chiquilla de catorce años, quedó sorprendentemente en cinta. Luego de un error de cálculos, un condón roto de montones. Pero no es el hecho de que esté embarazada, sino mas bien el asco o el miedo de saber que hizo esas cosas, cosas prohibidas. ¡Coito, una niña de su edad, sexo real! Placer sexual. Y es contradictorio, porque uno puede conocer todo el maldito kamasutra y quedar embarazado mil veces..., pero ella no. Porque ella es una jodida mocosa, tu jodida niña y la de nadie más. Es la decepción y repugnancia en persona. Podría, además, resultar malditamente poco empático y hasta doble moral. Pero es comprensible. Porque, como personas, conocemos nuestros límites. Pero nunca terminamos de asumir los ajenos, ¿correcto? Es difícil asumir que aquella inocencia vestida en oveja en realidad no era más que una mancha para la sociedad, que en realidad formaste parte de un juego global o generalizado. Y que tu conocimiento de alguien dista mucho de ser verdadero.
Creo que, mas que ser un mero desagrado, es dolencia. Dolencia de saber que todo siempre fue una farsa y que la amistad se trituró automáticamente.
Me pasó con Jungkook.
En ese preciso momento. Con esa finalidad, con ese término. Apreciando su lechoso cuello, su perfecto y níveo cuello tachado en lo que cualquiera dedujera como mapa. Jaspeado, teñido, pintado. Tenía chupetones por todas partes. Y no quería ser dramático ni desconfiado pero dudaba que se tratara de simples mosquitos. O de zancudos, o de otro insecto o parásito que no se tratase de un adolescente marcando territorio sobre él. Sobre él, que era mío. Que nació para ser mío. Que, desgraciadamente, estaba arraigado a mí en una promesa de la naturaleza.
—...tiempo? —terminó por sí mismo, sacudiendo mi pelo como si fuera un perro. Torpe, asentí sin apartar la mirada del acontecimiento. Ahí estaba, burlándose de mí. ''Mírame, estoy aquí hinchando la piel de tu alfa'' quería simplemente arrugar toda la cara por ese pequeño hecho. ¿Cuándo habíamos invertido papeles, de todas formas?, ¿cuándo él había tomado el puesto del mayor?— Estoy esforzándome con el instituto. Quizá una parte de mí no odia completamente el estudiar —soltó una risa airada que hizo sonreír a los demás. Pero no a mí. Porque yo seguía inculcado en la maña que era ese maldito chupón. ¿Qué era esto?, ¿lo admitía sin pelos en la lengua?
Nosotros sabíamos de sexo, de relaciones sexuales más que nadie. ¿Por qué entonces no nos contaba su primera experiencia? Éramos sus hyung's. Casi sus hermanos mayores...
Apreté los labios, furioso. ¿Tal vez exageraba?
—Me alegra que hayas decidido tomar un buen camino, Jungkook. Sé que hablo por todos cuando digo que estoy orgulloso de ti y de lo que vayas a conseguir de ahora en adelante. Puedes hacer un gran cambio en la vida de muchas personas, ¿cierto, Jinie? —habló Minmin, recibiendo una aprobación de Bambam y Jimin.
—¡Sí, por supuesto que sí! Siempre estaremos de tu lado, Guk-ah. Cuenta con nosotros para cualquier cosa que necesites. Serás un espléndido médico, lo sé —y dio un guiño que Jung correspondió burlesco. Todos se giraron a mí tratando de buscar una añadidura al tema. Y yo, siempre más tosco que nada, sonreí hipócritamente. Tomé el cuello de su camiseta y lo abrí, tanteándolo mientras Kook se quejaba por lo bajo. Que se metieran sus palabras de ánimo por el culo.
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La resiliencia de mí amor -KooKv-(Ad.)
FanfictionAdaptación de @ew_dams Es realmente hermoso ✧◝(⁰▿⁰)◜✧ Jeon Jung Kook tiene doce años cuando conoce a Kim Taehyung, que a su vez cuenta con diecisiete. Las circunstancias en las que se relacionan no son favorables. Jeongguk se encuentra en la penit...