A la edad de diez años, después de los devastadores funerales que habrían de destruir la moral absoluta de la familia, mi tío vino por mí. En la comisaria me observó tremendamente conmovido y abrazó mi menuda existencia hasta el cansancio. El jefe de la escuadra nos apreció enternecido y le dio indicaciones a quien sería mi nuevo tutor.
Dijo que a partir de ese entonces viviríamos juntos; que no me preocupara.
Nunca me preocupé, de cualquier forma.
A los días me enseñó su lugar de trabajo.
—Tae, pronto tú también trabajarás aquí conmigo, ¿verdad? —había interrogado con un pequeño brillo en sus orbes. Me encogí de hombros y le di la razón, observando fascinado el ambiente que nos aruñaba. Algo dentro de mí titilaba como si me sintiera repentinamente en casa; el ambiente era hogareño, nocivo y absolutamente grotesco a los ojos de cualquiera que desease examinarlo— ¡Por supuesto que lo harás! Pronto irás al juicio a firmar esos papeles, ¿cierto? ¡Y como recompensa te dejaré trabajar aquí! Para siempre. No dejarás a tu pobre tío solo, no después de que toda la familia nos haya abandonado.
Sabía que mentía. Es un método que los adultos suelen usar con los niños: ''manipulación''. Te hacen creer que son las víctimas y luego intentan persuadirte con palabras vacías. Además, cabía recalcar que él siempre había estado solo. La familia lo tenía en una línea de margen despreciable. Lo veían como se vería a un bicho raro, lo veían como se vería al diablo. Mi tío, tan inocente como aparentaba ser, siempre reía y fingía llevarse bien con todos; dentro de él sabía cuán odioso resultaba a los demás. Mi padre lo aborrecía y, siempre que tuvo la oportunidad, lo llamó ''cerdo'' a la hora de cenar.
Lo cual venía a ser hipócrita de su parte, pero vamos, ¿qué persona nunca ha sido hipócrita?
Y, efectivamente, cuando mi primer celo llegó, trabajé. Fue exactamente como pensaba que sería. Ni más, ni menos. Fue placentero y superficial. Duradero e instintivo. Mi cuerpo fue sellado cruelmente en un trato que nunca estuve predispuesto a analizar a más profundidad. Todo en agradecimiento de mi baja capacidad de raciocinio: actuando como un animal de la última escala haría y saltándome por encima a cualquier fuente de enriquecimiento del saber. Odiaba participar en clases, y mi única; verdad alusión, fue la de complacer a tantos alfas me fuera posible. Me gustaba, me hacía sentir dañinamente querido. Apreciado de una forma que nunca vi expuesta en mis padres y anhelado de una manera que mi hermana habría envidiado.
Me manché por complejos psicológicos que hasta entonces no veía. Lo aproveché bueno, lo sentí correspondido; sin saber cuál sería mi futuro, sin pensar en qué sería del ético Tae del mañana.
Porque yo era una persona también. Y aunque lo hubiera olvidado en algún punto de mi vida, era inevitable no pensar en un destino feliz.
Asimismo, toda la herencia acoplada al historial me fue arrebatada por mi propia sangre y, como consecuencia, dedicaría mi adolescencia a la prostitución de omegas. Mi dignidad y el honor que quizá había empezado a desarrollar en lo más profundo de mis entrañas..., no, ya no había nada de ello.
Sólo, y sólo hasta que lo haya conocido a él.
—¡Sebastian! —gritó mi histérico colega rubio, empecinado en la búsqueda del aludido, quien supuse ya estaba preparándose para el evento del burdel. Sonreí negando levemente.
—Está en la habitación veinticinco —avisó alguien entre tanto alboroto. Mi amigo bufó resignado y levantó los pocos cabellos que caían por su frente antes de mandarlos a volar hacia atrás.
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La resiliencia de mí amor -KooKv-(Ad.)
Hayran KurguAdaptación de @ew_dams Es realmente hermoso ✧◝(⁰▿⁰)◜✧ Jeon Jung Kook tiene doce años cuando conoce a Kim Taehyung, que a su vez cuenta con diecisiete. Las circunstancias en las que se relacionan no son favorables. Jeongguk se encuentra en la penit...