46 [ Ellos son ]

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Cuando despertamos (desperté, en realidad), los vi a los cuatro.

                     
                     
                     

Jae y Hiro le estaban enseñando a jugar con las palmas. Jungkook, pese a mostrarse indiferente, les seguía la corriente. JJ estaba acomodado en el regazo de Jeon y roncaba cual peso muerto. Y Hyunseok sólo sonreía mientras jugaba a..., ¿esos eran legos? Anonadado, me levanté rápidamente, sintiendo un leve dolor de cabeza. Inspeccioné el lugar velozmente. Y..., esta no era nuestra casa. Ni siquiera la mía. Lucía demasiado lujosa y modernizada para pertenecer a lo que se consideraría de nuestro estilo. ¿Era la de Jungkook?

                     
                     
                     

Lo miré.

                     
                     
                     

Frívolo, me repasó. Los niños dejaron lo que estaban haciendo y Seokkie me mostró su preciosa dentadura. Sus hermosos dientes de conejito. Los dientes que había heredado de Kookie. Sonreí internamente. ¿Quién sería tan idiota como para no ver la diferencia entre los cuatro? Por Dios, olían casi igual. Sólo distaban en que Jung era todo un hombre..., y mis niños eran -nada más que eso, niños.

                     
                     
                     

—¿Papi?, ¿estás bien? —Hiro dejó el juego y se levantó, corriendo a esconder su cabecita en mi vientre. Era una mala manía que tenía. Siempre aspiraba mi abdomen..., como para cerciorarse de que todo estuviera en orden. A veces rasguñaba y -cuando no- apretaba mis rollos. Empezó a hacerlo en sus primeros años de vida, cuando dormíamos los cuatro juntos. Era como si extrañara habitar en mi panza. Algo raro, pero que no dejaba de resultarme como lo más tierno en el mundo. Aunque no lo fuera, claro está decir. No cuando su médico de cabecera me había dicho que era una de las tantas consecuencias a su pequeña obsesión por mí.

                     
                     
                     

Como alfa, se estaría encargando de que no tuviera otros cachorros. Como alfa, cuidaba lo que consideraba de su propiedad.

                     
                     
                     

Enfermizo, pero difícil de cambiar. No cuando se negaba a prestarle atención a Namjoon, no cuando lo veía indirectamente lejos de ser su figura. Aparentemente, mi bebé era lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que yo estaba solo. No marcado. Y..., si Jungkook estuviera conmigo, probablemente las cosas serían muy distintas. Tal vez, como Hyunseok ahora, lo reconocería.

                     
                     
                     

—Sí, sol. ¿Estás bien tú?, ¿están todos-

                                     

                       

Busqué nuevamente a Seok, pero Jungkook estaba tapando todo mi panorama.

—Bien, sí. Son alfas, no los infravalores tanto —pidió tranquilamente, entregándome un vaso que deduje tenía jugo de naranja.

—No lo hago. ¿Acaso no es normal que me preocupe de mi camada? —y sus ojos se opacaron levemente. Sin embargo, sonrió y asintió, sentándose a mi lado.

La resiliencia de mí amor -KooKv-(Ad.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora