Encerrado.
Y solo.
No hay nadie más en el mundo.
Exclusivamente yo.
¿Por qué sólo yo?
—¿Cuánto fue hoy?
Le entregué el sobre que me molesté en hacer durante mi descanso. Ahí iba todo el dinero que había ganado. Toda mi ganancia personal ida a la mierda. Todo a causa del cerdo frente a mí.
—Extraño a mamá y papá —hablé. Lo miré por primera vez desde que entré al despacho y vi en él la furia descontrolada. Su mandíbula estaba tensa y podía jurar que la mía también lo estaría si seguíamos en este juego del gato y el ratón. Ya no quería seguir en esta partida. No me gustaba en lo absoluto. Detestaba las miradas que me regalaban los hombres mayores y las suciedades que me susurraban las alfas de la clase alta. No quería admitirlo, pero anhelaba volver a encontrarme con mis padres y mi hermana. Pese a que los tres fueran unos promiscuos imbéciles..., pese a que hubieran arruinado mi mente de niño metiéndome en esa mierda de vida. Los prefería a ellos por encima de cualquier cosa. No quería esto. ¡No quería seguir entregando una parte de mí al resto! Me sentía sucio, vacío.
—Ellos no volverán, Tae. ¿Por qué los extrañas? Me tienes a mí.
¿Y él? ¿Quién era él exactamente? ¿Qué había hecho por mí? ¿Me había sacado de la calle?, ¿me había entregado amor incondicional, se había preocupado por mi educación básica? Nada. Nunca. Egoístamente vio en mí sus necesidades laborales. Yo era su trabajo. Uno más en la lista. Un niño de tantos. Un cuerpo virgen y desocupado, perfecto para el simbólico ajetreo de los apestados sexuales.
—¡P-pero yo no te quiero a ti! —exploté, rompiendo en llanto desmedido.
Y pensé, por una milésima de segundo, que incluso si mi hermana sufría de ninfomanía o si mis padres practicaban sadomasoquismo, ¿qué importaba eso ahora? Ellos no me dañaban. No me obligaban a hacer cosas raras y no me hacían sentir vacío cada que terminaba de tela en tela. Yo había decidido espiarlos. Yo decidí entrometerme en lo que ellos hicieran. Dejé que me afectaran y, más por curiosidad que por morbo, terminé copiando actuares que asumí como normales o habituales. Esa era la realidad. Esa era mi realidad. Me había jodido solo. Había tirado al pozo todas las oportunidades de vida que pude recoger en cuanto pude.
—Malagradecido.
Y no trabajé por dos semanas. Las marcas en mi cuerpo fueron suficiente castigo para hacerme callar eternamente.
¿Qué me importaba a mí estar solo? Todos estamos solos en alguna ocasión de la vida.
Que den por culo a todos. Ya había perdido demasiado.
¿Qué es perder más? ¿Qué es morir de vacío?
Un día dormí hasta soñar con un Dios.
Aunque él, de Dios, por supuesto que no tenía nada.
A menudo la Iglesia suele inculcar idealizaciones de todo, buscando respuestas en algo ilógico y absurdo. Para ellos, la explicación es simbólica en su religión. El problema es que sus argumentos no siempre son los correctos. A decir verdad, nunca lo han sido. Y probablemente jamás lo sean.
En realidad, yo no soy muy distinto de lo que ellos regodean. Mis creencias siempre se basaron, no en una deidad, pero sí en mis fantasías. Cerrando los ojos presuntuosamente y dando por hecho que todo se arreglaría con un titilar de campanas. Un redoble de tambores o un chasqueo de luces. ¡O, en el peor de los casos, culpando a los demás!; porque siempre se ha tratado de culpar. Si nosotros no tenemos la culpa, es posible que la tenga el vecino. O el padre de familia, o el amigo del tío del abuelo del primo. Por lo que es graciosa la forma en que constantemente nos arraigamos en una fe equívoca. ¿La fe nos salva? No (ni siquiera nos salvará el culpable, que no somos más que nosotros mismos). Pero la fe tiene una consecuencia bastante aceptable incluso para mí. La fe, nos mantiene de pie. La esperanza, la creencia a un absurdo ídolo que desconocemos; ¡esa es la razón por la que seguimos vivos! No es una divinidad la que nos da fuerza. ¡Somos nosotros, que con sólo depender ante el espectador que abarca todo el cielo, proseguimos hasta que nos duelan los pies, hasta que nos sangren las uñas, hasta que el día se apague finalmente para nuestra alma!
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La resiliencia de mí amor -KooKv-(Ad.)
FanficAdaptación de @ew_dams Es realmente hermoso ✧◝(⁰▿⁰)◜✧ Jeon Jung Kook tiene doce años cuando conoce a Kim Taehyung, que a su vez cuenta con diecisiete. Las circunstancias en las que se relacionan no son favorables. Jeongguk se encuentra en la penit...