—Necesito amarrarlo, Lee. No puedo hacer nada contra el lazo, pero debo amarrarlo —rezongó el hombre, forzoso. Su voz se oía mil veces más desesperada, más rotunda, más severa y más segura de sí. Él iba en serio. Nadie tenía por qué contrariar eso. No cuando un alfa de su calaña estaba haciendo notar su disgusto—. Si Taehyung se llega a enterar de todo lo que los Jeon son capaces de controlar..., perdimos. Además, tengo entendido que el menor de ese clan desconoce el tráfico de personas que existe en el currículum de su familia —sacó un archivo arrugado de su saco; tirándoselo al más joven, que apenas atrapándolo trató de descifrar la envoltura. Frunció el entrecejo y comenzó a leerlo, pausadamente.
—¿De qué hablas?, ¿Jungguk no sabe que sus padres manejan esta parte del ámbito? —preguntó lentamente, no dejando de hacerse una y otra especulación. Esto era oro.
—Exactamente. El chiquillo cree que sus padres sólo trabajan en lo visible del día: abogados. Si llega a enterarse..., no le convendrá a nadie. El sentido justiciero de ese niñato es horriblemente estúpido. Cree que todo es color rosa. Es por eso que su mercado negro se irá a la mierda al primer día de jefatura, al menos para cuando le dejen la carga pesada a él —ambos hombres se rieron. Uno con ganas y el otro todavía procesando la información. Los omegas no estaban lejos de sentirse similar. ¿Qué era aquello? Se sentían como si estuvieran escuchando secretos que nunca debieron entender. Pero así estaban. Y era tan terrorífico como doloroso. Jungkook..., el dulce conejito que todos ahí conocían, ¿tenía una familia así?
—Me recuerda a alguien... —se burló el pelinegro, mofado en pedantería. El adulto viró sus orbes.
—Por eso es que él y Tae se llevan bien. Y será todavía peor si Taehyung se entera del historial que existe en su casta familiar —comentó, sacudiendo las cortinas y notando el polvo que bajó de estas. Arrugó su entrecejo. Tendría que mandar a llamar a que arreglaran eso. Dios, qué desastre con esas piezas. Cada vez se volvía más y más desordenado convivir ahí. No tenía suficientes manos para arreglar las habitaciones antes de que llegara la noche y empezara nuevamente el trabajo. Tendría que hacer algo y rápido. Su bar se estaría yendo a la mierda antes de que acabara el año. No se permitiría semejante barbaridad. No cuando estaba tan cerca de triunfar, al borde; casi en la cima. Y su tarjeta de victoria era, nada y nadie más que: Taehyung.
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La resiliencia de mí amor -KooKv-(Ad.)
FanfictieAdaptación de @ew_dams Es realmente hermoso ✧◝(⁰▿⁰)◜✧ Jeon Jung Kook tiene doce años cuando conoce a Kim Taehyung, que a su vez cuenta con diecisiete. Las circunstancias en las que se relacionan no son favorables. Jeongguk se encuentra en la penit...