- 007. [ You are the reason ]

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{ Vivimos confinados a la ilusión de transformarnos en dueños de la vida, cuando es la vida quien permanece siempre siendo dueño de nosotros. }





—¡Santa mierda! —chilló Jin, histérico. Ambos levantamos la mirada grotescamente y mi corazón latió de prisa. Todos se amontonaron para ver qué demonios ocurría y por qué el idiota imbécil que teníamos por compañero no cruzaba el umbral— ¿¡Te robaste a un menor de edad, Tae?! ¡¿De dónde salió ese engendro!? —interrogó presuroso, entrando a medida que fisgoneaba en la criatura que descansaba. Lucía asqueado. Digamos que Seokjin no tenía un gran amor por los niños..., menos si eran de un caracter tan presumido como el del enano a mi lado.



—Y una mierda, cállate —gruñó mi acompañante, palpándose la cabeza como si el solo hecho le disgustara—. ¿Es que acaso las prostitutas no tienen sólo con gritar en la cama? —susurró más para sí. Puse los ojos en blanco, no de acuerdo con su comentario pero aún tremendamente atemorizado por lo que consideraba mi secreto dándose a relucir.







Era mi secreto. Mi dulce y apacible secreto.







Y ahora mis colegas lo conocerían.







—¿Quién coño es éste? —volvió a preguntar, hecho una furia por lo irrespetuoso que había sido el adolescente.

—Jeon Jung Kook, tu patrón. Así que cierra el hocico y deja que duerma unos minutos más —murmuró antes de volver a acomodarse sobre mí y dar una duradera respiración contra mi cuello. Mi piel se erizó.

''Jungkook''

Sonaba con vibratoria fuerza desde sus labios. Traté de repetirlo en voz baja, sonriendo como un absoluto tonto. Me gustaba su nombre. Iba con él.

—¿Y tú qué haces, Kim? Jesucristo, que no podemos dejarte ni cinco segundos solo porque ya vas en contra de la ley. Entonces, ¿qué? ¿Lo pillaste y ahora te lo quedarás como recuerdo? —regañó, entrando al vestidor junto a los demás. Todos saltaron en chillidos, diciendo lo bebé que era Jungkook y mangoneando sus pómulos.

—¿El jefe lo trajo? —cuestionó Xiumin. Negué. Jamás en la vida dejaría que un pequeño como él trabajara en este campo. No era tan malo. No llegaba a tal punto.

—Un nuevo amigo, es todo. Sólo me hace compañía mientras todos ustedes parecen estar entretenidos en sus cosas —musité fingiendo indignación. Vi de soslayo a Chen, mi omega canturreando satisfecho por lo mucho que le vi tensar los puños. Se estaba enfadando. Me gustaba hacerlo enfadar. Me gustaba llamar la atención del beta que me gustaba.

—Como si fuera nuestra decisión, Taehyung imbécil —respondió, quitándose la ropa tranquilamente frente a nosotros. Bueno, en realidad todos parecían arrancarse las pocas prendas que les quedaban. Mordí mis labios, avergonzado; dirigiendo rápidamente mi palma contra los orbes cerrados de Junggie. No podía ver cuerpos desnudos, ¡era todavía un crío!

—¿Por qué está aquí? Dudo que lo hayas conocido en una cantina. Además, tiene ropa de calidad —refutó el rubio. Asentí leve. Eso fue muy escrupuloso de su parte. Y entonces aprecié la vestimenta cara que poseía Kookie. Dudaba que fuera de su gusto, principalmente porque los jovenes retenidos en centros de confiscación llevaban ropajes similares..., pero sus prendas seguían siendo más elegantes que las nuestras.

—Espera, ¿un Jeon? —interrogó Blaise, pareciendo ser el único consciente de lo que las palabras en su presentación habrían significado. Me encogí en mí, alegre de saber que no era sólo algo mío el haberlo identificado por su apellido de pila— No quiero alucinar pero, ¿el mismo Jeon hijo de los dos abogados que están arrasando con los juicios? ¿El Jeon Jungkook de los Jeon? —y llevó su mano hacia su boca, repentinamente asustado. Lucía pasmado, totalmente maravillado de lo que nos arremetía.

La resiliencia de mí amor -KooKv-(Ad.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora