Capítulo 9.

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A la mañana siguiente, Nihal salió de su casa para dirigirse a la empresa y se topó con un pequeño problema, recordó que dejó su automóvil en Luna. Por décima vez desde que se despertó volvió a maldecir a Murat. Tomó un taxi y en cuanto llegó a la empresa, fue bombardeada por papeles y trabajos del que ocuparse. Se dirigió rápidamente a su oficina y tras ella la secretaria de Murat, Çağla. La mujer pronunciaba mil palabras por segundo, Nihal fingía comprender cada palabra que le decía asintiendo con la cabeza, y cuando llegó a su oficina, pudo librarse de ella en cuanto cerró la puerta. Aún no comenzaba su día laboral y ya quería regresar a casa.

Más tarde, Çağla fue a entregarle a Murat los diseños de Nihal. Éste se mostró sorprendido ya que no la cruzó en la empresa en lo que iba del día, pero aún era muy temprano para juzgar su profesionalismo.

-Muchas gracias, Çağla. Puedes irte.

-Muy bien señor, Murat.

-Te llamaré cuando termine con esto.

La secretaria se retiró de su oficina y lo dejó sólo.

Tener a la castaña de cabello corto a tan sólo unos metros lo hacía sentir impaciente debido a que ahora sabía que ella asistió a trabajar y le dieron unas incontrolables ganas de verla, pero tenía que aprender a controlar sus emociones, aquella mujer inició a trabajar hace tan sólo un día en la empresa, no podía comportarse como un desesperado, ni tampoco contradecir sus palabras dichas la noche anterior, debía convencerse así mismo que ella no es nada más que un interés físico para él, al igual que él lo es para ella.

Respiró profundo, acomodó su saco y regresó a su escritorio para continuar trabajando.

Al rato, Nihal recibe un llamado de Çağla a través del teléfono de línea y al tener las manos ocupadas, decidió ponerlo en alta voz y hablar mientras termina de firmar unos documentos.

-Diga.

-Señorita Nihal, el señor Murat me ha informado que ya acabó de revisar sus diseños.

-Bien. ¿Y qué dijo? ¿Cuándo iniciaremos?

-Él no los aceptó, señorita Nihal.

-¿Qué? ¿Por qué? .- Nihal dejó bruscamente lo que estaba haciendo y se puso de pié para ir a hablar personalmente con él, dejando a Çağla hablando sola en la línea.

-No lo sé, es lo único que me ha dicho.-Espera unos segundos y al no tener respuesta, vuelve a hablar.- ¿Hola? ¿Señorita Nihal? ¿Hola? ¿Sigue ahí?

El joven se encontraba leyendo con atención unos reportes que le entregaron, hasta que se vio interrumpido por alguien que abrió la puerta de su oficina sin golpear. Fingió sorpresa al ver de quién se trataba.

Ella se acercó rápidamente hacia su escritorio y se manifestó apoyando fuertemente sus manos sobre él. Se veía realmente molesta.

-¿Es una broma? ¿Estás intentando jugar conmigo?

-Primero: Buenas tardes. Es un gusto verte a ti también. Segundo: ¿No te enseñaron que antes de ingresar a una oficina debes tocar la puerta? Tercero: No estoy bromeando, no me gustaron tus diseños.

-Bien. Pero me gustaría saber porqué.

-Bueno, los diseños no son malos, pero no es lo que tenía en mente. No logran cumplir los requisitos que nos pidieron, debemos hacer cosas nuevas esta temporada.

-Perfecto. Dame un poco más de tiempo y me encargaré de ello.

-Está bien. Tienes hasta mañana en la mañana.

-¡¿Mañana en la mañana?! .- preguntó alzando la voz, haciendo que Murat pegue un pequeño brinco en su silla.

-Si, si no puedes hacerlo puedo pedirle a alguien más que lo haga por ti.- Nihal respiró profundo, ya estaba perdiendo la paciencia con su socio. Decidió aceptar sin protestar, ella era una profesional.

-No. Yo puedo hacerlo, no me gusta dejar mis trabajos a medias. Me quedaré aquí toda la noche si es necesario.

-Bien.- Inmediatamente algo se le vino en mente y esbozó una pequeña sonrisa.- Puedes retirarte.- Nihal lo quedó observando mientras alzaba una ceja.

-Con su permiso, Murat Bey. Nos vemos.- Le sonrió falsamente y salió de la oficina sin cerrar la puerta.

-Nos vemos en la noche, querida.- Murmuró por lo bajo y continuó con sus responsabilidades.

Nihal regresó a su oficina con ganas de arrancarse el cabello, trabajar con Murat sería algo con lo que tendría que lidiar y hacerse de paciencia. La mejor amiga de la ex-esposa de aquel insoportable no mentía cuando se lo advirtió.

Cuando se hizo de noche, le avisó a su padre que no iba a poder regresar a su casa porque tenía mucho trabajo que hacer. Adnan al principio se sintió un poco molesto, pero entendía que su hija ahora tenía nuevas responsabilidades de las que debía hacerse cargo, y tenía que aprender a emprender por sí misma.

Murat tocó la puerta de la oficina de Nihal y en cuanto ella le concedió el permiso ingresó con dos vasos de café. Al entrar no la vio en su escritorio, pero en cuanto bajó la mirada la encontró tirada en el suelo boca abajo, dibujando y coloreando sus diseños.

El cuerpo de Nihal desde esa perspectiva lucía esplendido y eso lo distrajo en sus pensamientos, hasta que una suave voz proveniente de abajo lo interrumpió.

-¿Qué haces aquí?.- Preguntó Nihal con la vista alta.

-¿Qué estás haciendo ahí abajo?.- Preguntó riendo.

-Trabajando. Es la única posición en la que me siento cómoda dibujando.- Dijo mientras se puso de rodillas.- pero yo te pregunté algo, ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en tu casa? .- Maldita sea, verla de rodillas lo encendía. Nihal lo enloquecía, aún sin pretenderlo.

-Eh...- Se olvidó de inventar una excusa, así que decidió improvisar.- Yo también estoy trabajando, decidí quedarme a orientarte con tus diseños e inspirarte.

-Tu presencia no le ayuda ni un poco a mi inspiración.

-¿Por qué? ¿Te pone nerviosa? .- Dijo en un tono pícaro.

Nihal se puso de pié para ponerse frente a él y así poder mirarlo a los ojos.

-Yo soy la que se pone nerviosa o, ¿ese eres tú? .- Decidió jugar con él, así que ahora su rostro se encontraba a tan sólo unos pocos centímetros del rostro del joven de pestañas largas.

N I H R A T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora