Nihal Ziyagil.

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Era muy extraño, pero luego de dos años y medio de terapia diaria, finalmente le habían dado el alta, debía seguir asistiendo, pero era mucho más esporádico, una vez al mes, quizá, aunque su terapeuta dijo que, si sentía la necesidad de regresar, siempre podría hacerlo.  Con 21 años, cualquiera diría que estaba en la flor de la juventud y lista para comenzar una vida hermosa y llena de aprendizajes, pero, para ella era lo contrario. Solo tenía 18 años cuando sintió que su vida se había derrumbado bajo sus pies, viviendo una mentira, un horrible engaño en el que ella se dejó envolver incluso teniendo la verdad bajo su nariz, porque quería sentirse amada, quería confiar en que no todo era tan malo, quería confirmar que realmente alguien podía quererla realmente por como era, además de su padre y su hermano, pero no era verdad. Su corazón, su alma y su salud mental quedaron destruidos y ni siquiera pudo ser un apoyo para su familia, que también sufrió tanto como ella, porque luego de la verdad todo lo que quedó de ella era un cuerpo vacío, ella no estaba más, la pequeña e inocente Nihal murió ese día y no volvería nunca más.
Ahora, luego de avanzar con el tratamiento psiquiátrico, había vuelto a sus cabales, había renacido para seguir adelante y no rendirse, para demostrarle a todos que ella no era esa débil niña inexperta a la que podían engañar y reirse a sus espaldas, a la que podían utilizar para su propio beneficio sin importar las consecuencias que esos crueles actos podían tener en ella y sus seres queridos. Nihal estaba de regreso, más decidida y fuerte que nunca, pero no todo se había restaurado, habían cosas que jamás terminarían de sanar, una de esas era su corazón, nunca más quería querer, nunca más quería estar dispuesta a entregarse de la manera más pura y fiel, nunca más quería confiar, no quería volver a sentir, volver a amar.
Los nombres de Behlül y Bihter la habían marcado y sus fantasmas aún la acechaban, pero ya no les temía, ahora, en honor a esas cicatrices que cargaba orgullosamente en su alma, le permitían tener el coraje suficiente para demostrar en lo que se había convertido, estudiaría, sería exitosa, aparecería en los titulares de las noticias y la madre y hermana de aquella mujer que cobardemente se quitó la vida para no enfrentar las consecuencias, la verían triunfar en lo más alto y no descendería nunca más, esa, sin  duda, sería su mejor venganza.

Un mes después se alistaba para su primer día de clases. Le había costado convencer a Adnan, su padre, pero, la querida señorita Deniz la había ayudado, ya no quería perder el tiempo ni seguir posponiéndose, era tiempo de comenzar la Universidad y retomar las riendas de su vida. Adnan quería que estudiara, pero pensaba que era mejor que esperara uno o dos años más, ella no estaba de acuerdo, se sentía lista.

N I H R A T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora