Capítulo 10.

111 6 1
                                    

Murat desvió la vista a los labios en tono rosado de su pequeña colega sin poder evitarlo, justo cuando iba a contestar sintió algo muy caliente en su mano y entonces se dio cuenta que uno de los cafés se estaba derramando.

-¡Mierda! -La alta temperatura del líquido le hizo soltar la taza del todo, y solo pudo apoyar la segunda en el escritorio que estaba a su lado. Nihal retrocedió cuando la taza de porcelana impactó en el piso explotando en pequeños trozos filosos combinados con café.

-¿Estás bien? -Nihal se preocupó al ver que Murat agitaba la mano enrojecida en el aire y no le contestaba. Se acercó nuevamente y lo tomó del brazo para sacarlo de su oficina y llevarlo al baño más cercano, una vez dentro dejó correr la llave del lavatorio y puso la mano del chico bajo el agua fría. Murat sintió un alivio muy grande ante ese frío contacto y pudo relajarse.

-Gracias. -Le dijo sinceramente, a lo que ella respondió con una sonrisa, le alegraba verlo aliviado.

-Esto siempre funciona, por suerte no es grave, pero imagino que si te dolió. -Murat asintió.- Eso solo confirma que si te pongo nervioso, Sarsılmaz. -Nihal lo miró con una sonrisa de triunfo.

-Por favor -Puso los ojos en blanco, pero río. -Admito que tienes unos ojos muy bonitos, por eso me distraje, pero no me pones nervioso, para nada.

-¿A si? -Él asintió- Entonces pruébalo.

El joven encontró el desafío perfecto para poner a prueba a esa pequeña traviesa y, de paso, divertirse un rato.
En un fugaz y ágil movimiento, quitó la mano que tenía bajo el agua, tomó a Nihal por la cintura, la levantó y sentó sobre el lavamanos al tiempo que se ponía entre las piernas de ella, provocado el sutil roce de sus intimidades y un suspiro ahogado en la garganta de una sorprendida Nihal.

-¿Lo ves? Contigo tengo nervios de acero.

Nihal lo miró directo a los ojos sin atreverse a pronunciar palabra alguna, generalmente ella siempre tenía algo para decir, pero en ese momento solo estaba concentrada en las duras facciones de su socio, las largas y rizadas pestañas que adornaban sus hermosos ojos, la barba de dos días sin afeitar, su filosa mandíbula, los labios tan definidos, la manzana de Adán en su garganta que le provocaba morder… ¡Maldita sea! Ese hombre estaba hecho a mano y ella sí que lo sabía, ya había tenido la oportunidad de palpar cada centímetro de su masculino cuerpo. De pronto sintió como sus paredes interiores se humedecían y sintió odio por sí misma, no era justo excitarse con Murat Sarsılmaz cuando ya lo había tenido entre sus brazos, de esa fruta ya había comido y debería ser suficiente, pero las ganas de besarlo mientras lo sentía dentro de ella no abandonaban su ser, quería que fuera suyo una vez más, ¿Valdría la pena soportar las burlas que él le haría si se dejara perder en su propio juego y lo besara en ese instante?

-¿Por qué tanto silencio, Ziyagil? ¿Te comieron la lengua los ratones? -El tono de superioridad que utilizó la hicieron regresar a la razón, no iba a perder ante él, solo le alimentaria el ego y complicaría las cosas, además, Murat era un hombre exquisito, si, pero no el único en la tierra, necesitaba encontrar un nuevo juguete para distraerse de él y listo.

-No me pasa absolutamente nada, menos contigo, solo quería ver si realmente pasabas la prueba, ¡Felicidades! Ninguno de los dos siente nada. -Se giró como pudo ya que el agua seguía corriendo, por lo que cerró la llave- Por cierto, el calentamiento global es un hecho, no hay que desperdiciar recursos.

-Estoy de acuerdo.

-Por eso mismo -Puso sus pequeñas manos en los hombros de él y presionó para alejarlo con el dolor de su corazón- quería proponerte el realizar una campaña ecológica con la ropa, no es algo que no se haya hecho antes, pero quedarnos fuera sería un error.

-Te escucho.

-No creo que el baño sea la mejor opción para hablar sobre trabajo.

-Tienes razón, ¿Regresamos a tu oficina?

-Si, ¿Me ayudarías a bajar?

-Encantado. -La tomó de la cintura con facilidad y la bajó con cuidado.

-Muchas gracias, ahora ven conmigo, la noche es corta y tengo mucho que hacer, no puedo perder más tiempo.

N I H R A T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora