Capítulo 11.

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Teniendo a Murat Sarsılmaz fastidiando en su oficina la hizo dudar, ¿Qué tan corta podría ser la noche junto a él?. "Interminable", se contestó así misma.

Los jóvenes profesionales pasaron un buen rato en la oficina de Nihal, bebiendo café, debatiendo, aportando ideas y realizando criticas constructivas sobre la campaña ecológica. Lograron llegar a un acuerdo y decidieron programar una reunión para consultar con los demás colegas de la empresa y los encargados, sobre la nueva temporada.

Al finalizar la conversación, Murat se permitió realizar un chiste respecto a los diseños que accidentalmente había estropeado hacía un rato.

-Ya no vas a necesitarlos, puedes tirarlos si quieres.- Dijo con la mirada en el suelo.

-Lo sé, ya no tienen arreglo por culpa de un idiota. Deberías agradecer que soy una chica con buenas ideas y puedo lidiar con esto, porque sino no te habrías salvado de mis golpes.- Contestó molesta.

-Acepta mis disculpas y también mis agradecimientos por tus ideas innovadoras, de seguro les debo la vida.- dijo en un tono muy poco creíble.

-No te lo voy a negar, estarías muerto desde hace varias horas por arruinar mis diseños, pero te he perdonado porque eres un hombre atractivo.

Este último comentario de la muchacha hizo que el joven elevara una ceja y se le escapara una pequeña sonrisa egocéntrica.

-Acabas de admitir que no puedes resistirte ante mis encantos y es por eso que no me golpeaste.

-Nunca he dicho que no puedo resistirme a ti, simplemente no es ético y educado golpear a tu socio. No te hagas de ilusiones, querido Sarsılmaz.- Al terminar de decir esto, miró hacia su izquierda y se puso de pié para dirigirse a una mesa de vidrio posicionada cerca de su escritorio.

-Yo no me hago de ilusiones, señorita Ziyagil. Me pongo en su lugar, considero que ha de ser muy difícil para ti contenerte ante los encantos de un hombre recién divorciado, tampoco es ético besarse con él adentro de la empresa.- Le respondió mientras siguió su recorrido con la mirada.

-No hagas chistes de mal gusto si no quieres que te lance éste florero por la cabeza, además, tú también me besaste.- le contestó mientras señalaba un florero que se encontraba a tan sólo unos pocos metros de su alcance.

Ese nivel de violencia proveniente de la castaña, sólo motivaba al joven a querer comportarse como un adolescente y continuar molestando hasta hacerla enfadar un poco más.

-Yo no recuerdo haber hecho eso, creí que de la emoción te habías quedado sin oxígeno y querías que te dé respiración boca a boca, no pude evitar ser solidario contigo.- A Nihal le disgustaba su actitud infantil, así que decidió que ella también podía divertirse con él y continuar poniéndolo a prueba.

"El que ríe último, ríe mejor."

-Siendo así, podría haber sido mejor.- Le regaló una sonrisa falsa.

-¿Qué tan mejor? Estás aquí, de pié y amenazándome con un florero, no puedes pedir más. Te salvé la vida.

-Es cierto, no puedo pedir más, pero ahora mismo sería motivo para estar haciendo cosas más interesantes contigo.- Sin dudarlo, se acercó de espaldas a la mesa de vidrio y se apoyó delicadamente sobre ella sin quitar la mirada de su víctima y bebió un sorbo del vaso con agua que se había servido hacía unos instantes.

-¿Qué tipo de cosas? .- Preguntó interesado.

Nihal comenzó a penetrar su mirada inocente y seductora en la mirada del joven que de alguna manera ella lograba manipular sin decir una sola palabra.
Ante aquel suceso, él se recostó en su silla y suspiró nervioso al recordar la maravillosa imagen de Nihal sobre su mesa vidrio. Aquella noche, su cuerpo estaba completamente desnudo y podía percatarse de que ella era consciente de que se veía espléndidamente bien allí. La seguridad que ella sentía sobre sí misma, hizo que él sintiera la necesidad de hacerle sentir que era cierto, que ella se veía jodidamente bien ahí. Fue una de las mejores cosas que había experimentado en mucho tiempo y valió la pena cada maldito segundo. Pero ahora portaba un vestido color crema y de puntillas negras, que se ajusta a cada parte de cuerpo y le impide poder apreciar el mismo espectáculo.

N I H R A T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora