Capítulo 17.

86 7 1
                                    

En cuanto lo vio parado tras la puerta, se lanzó a él y lo rodeó por el cuello, aún sin soltar las bolsas que traía. Lo abrazó con fuerza, hace días que no sabía de él.

-Cariño, ¿Cómo estás? Traje tu pan favorito para desayunar. -Murat estaba un poco aturdido por la situación, pero se alegraba de verla, también la había extrañado. Prefería evitarla cuando podía porque era mejor mantener la distancia entre ambos, que las cosas se enfriaran, pero tenía mucho cariño por aquella chica, no por nada se había casado con ella.

-No debiste molestarte, en serio.

-No es molestia, me gusta consentirte, lo sabes. -Se abrió paso para entrar en el reconfortante hogar y entonces reparó en que no estaban solos. Al fondo, en el sillón, había una pequeña silueta femenina que los miraba con cierta curiosidad. Hayat se sintió sumamente molesta, pero decidió fingir que no la había visto, quizá así entendía el mensaje y se largaba.

-Murat, ¿Quieres té o prefieres café? -le dio la espalda a propósito al sillón- iré a dejar lo que compré a la cocina.

-Buen día. -Al escuchar la voz femenina, Hayat cerró los ojos con fuerza y se giró, la chica era pequeña y ya estaba invadiendo su espacio personal con la proximidad.

-Oh, no te había visto. -Contestó intentando esconder su tono molesto. Nihal, por su parte, sabía muy bien que la chica la vio desde un inicio e incluso alcanzó a notar la mueca que hizo al reparar en su compañía. Quiso reír al darse cuenta que no recibió respuesta a su saludo.

-No te preocupes, estoy segura de que no me viste.

-Bueno, -Hayat se giró nuevamente para mirar a Murat- ¿Desayunamos? Tengo hambre.

-Claro, pero tam-

-Traje cosas dulces y saladas, te van a encantar. -Hayat estaba decidida a no aceptar a una intrusa en su desayuno, tenía que irse.

-Muchas gracias, se ve que compraste suficiente para muchas personas.

-Oh no, en realidad no es mucho, recuerda que ambos comemos bastante, cariño.

-Creo que no nos hemos presentado debidamente. -Nihal ya sentía que la actitud de la muchacha era infantil, aunque directamente le hacía notar que no la quería ahí, Nihal no desaparecería solo con el hecho de ignorarla.

Hayat suspiró cansada y volvió a girarse para mirar a Nihal. Su altura le permitía escanear por completo la pequeña figura frente a sus ojos.

-Cierto, cierto, que mente la mía. Soy Hayat Sarsılmaz, la esposa de Murat, ¿Y tú eres…?

Murat no pudo evitar poner los ojos en blanco ante la actitud y palabras de Hayat. Nihal por su parte se sentía un tanto divertida ante la situación pues sabía muy bien que ese apellido ya no era parte de su nombre. Por otro lado, decidió  no utilizar esa información a su favor, claramente la chica estaba desesperada por recuperar a su colega.

-Nihal Ziyagil, compañera y socia de Murat y Duruk. -Hayat elevó una de sus cejas, no había reconocido a la chica de las fotos, pues ahora se veía un poco demacrada, de hecho y, mirándola bien, no tenía tan buen aspecto.

-Nihal… Si, Aslı me contó de ti.

-Supuse que sí, me contó que eran muy buenas amigas, ella también me habló de ti.

-Que bueno, entonces ya conoces a las esposas de tus socios.

-Si, ya lo hago, pero, la verdad es que no me gusta el concepto de “la esposa de” -dijo haciendo comillas-, ya sabes, una mujer tiene nombre propio y puede ser reconocida por sus propios logros, no necesita el nombre de un hombre para eso.

-En eso estamos de acuerdo. -Comentó Murat.- y bueno, había invitado a Nihal para desayunar, ¿Pasamos a la mesa? -Sintió como ambas lo asesinaban con la mirada.

-No creo que todo lo que traje sea suficiente para los tres...

-No se preocupen por mi, no me quedaré.

-Pero Nihal, acordamos desayunar, aceptaste y desde ayer no comes nada…

-¿Desde ayer? -Cuestionó la alta muchacha.

-Nos quedamos trabajando hasta tarde, teníamos tanto por hacer que no comí, pero estoy bien, llegando a casa como.

-Bueno, si, ella puede comer en su casa… Oh, acaba de llegar algo a mi mente, ¿Te puedo preguntar? -Nihal asintió- Sabía que tu nombre me sonaba familiar… ¿Eres la chica a la que su primo dejó en el altar por su madrastra?

Aquellas palabras le sonaron con mala intención, pero no le dolieron como esperaba, de hecho, se sorprendió de lo bien que se lo tomó, al parecer el conversarlo con Murat le había dado un nuevo nivel de aceptación.

-¡Hayat! -Murat sintió mucha vergüenza, una cosa era que ella mostrara celos y otra es que se comportara grosera y maliciosa.

-¿Qué? …¡Ay Allah! Disculpa, solo lo dije… no lo pensé, lo siento tanto…

-No te preocupes, estoy ya acostumbrada a la impertinencia de la gente, y si  soy yo, la que el primo dejó por la madrastra, pero prefiero que me llamen Nihal, si no te importa, porque  supongo que nos veremos seguido, ¿No? Eres la esposa de Murat y yo como su compañera pretendo no desaparecer. -Le regaló una sonrisa falsa- Ahora, espero que no se ofendan si me retiro, no quiero interrumpir y muero por mi cama, necesito dormir.

-Claro, disculpa Nihal, te acompaño a la puerta. -Murat se abrió paso y la escoltó.

-Gracias por todo, Murat, de verdad, significa mucho para mi.

-No agradezcas, somos amigos… y disculpa por todo esto, no sé qué le pasa a Hayat…

-No te preocupes, está marcando territorio, es obvio que aún te quiere mucho. Que tengan buen provecho. -Se empinó para besar la mejilla de Murat y se alejó.

N I H R A T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora