[13] Te amo

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—Es hora de despertar, "Diosa de la Paz" —dijo la menor mientras le acariciaba la mejilla izquierda a la mencionada.

—Un rato más —se aferró más al cuerpo de Seulgi.

—¿Qué pasará si viene tu madre y nos ve así?

—Da igual, estamos vestidas, no podrá pensar ni protestar. Déjame dormir más —contestó.

—Debo ir a casa.

—Desayunemos. Después podrás irte —se separó de la menor y se estiró.

—Bien.

¿Cómo habían acabado durmiendo juntas? Después que se besaran, Irene estaba muriendo de sueño, era más de media noche y debía dormir.
Pudieron haber ido a casa de la menor, pero ella se negaba porque su hermano, abuela y padres estaban ahí. Así que, lo único que les quedó fue ir en casa de la mayor.
La madre de Joohyun fue por ellas y la pelinegra se durmió en el regazo de la menor. La señora y la "futura novia" de Irene hablaban sobre lo sucedido y la mujer le contó unas cosas de su hija, tanto vergonzosas como sorprendentes.
Como la mayor dormía, tuvo que cargarla y subirla a la cama, también pudo despedirse como la señora Bae lo pidió. Le dio un abrazo y ella dijo aquellas palabras de buenas noches, "suegra".

—Buenos días —saludaron a los presentes.

—Igualmente —habló el señor—. Siéntense, Yuri les traerá el desayuno.

—No se preocupe, pudo servir mi propia comida y la de Irene —dijo la menor—. No estoy acostumbrada a esto, mi madre siempre me enseñó a hacer las cosas por mí misma y no depender de otros.

—Solo será por hoy, eres una invitada. Cuando vuelvas, te dejaremos hacer eso, pero ahora es temprano y al hacerlo, dejarás sin trabajo a Yuri y Jinyoung —mencionó, casi susurrando, la madre de Irene.

—Lo siento —se disculpó en el mismo tono.

Desayunaron, y al terminar, subieron a la segunda planta.

—No recuerdo como llegué a mi casa, ¿tú me trajiste? —preguntó Joohyun a Seulgi.

—Te dormiste en el auto de tu madre, cuando llegamos, te cargué y subí, mi suegra abrió y cerró la puerta —contestó.

—Debiste haberme despertado, ¿te irás ahora? Dijiste que te quedarías hasta tarde, incluso le llamaste a tu padre —eso era lo único que podía recordar la pelinegra: Seulgi iba pasar casi todo el día con ella.

—¿Qué sueles hacer aquí?

La menor había observado cada cosa que había en la casa, solo podía sacar la conclusión de que los padres de Joohyun eran millonarios.

—¿Lavar y planchar mi ropa? —contestó en forma de pregunta.

—Tienes pasatiempos extraños. Esta es una casa muy grande y con muchas cosas —mencionó.

—Veo que has estado observando cada detalle de mi casa.

—No respondiste mi pregunta, ¿qué haces cuándo no tienes ropa que lavar y planchar?

—Hay un piano, cuando mi madre está en casa tocamos juntas —contestó—. También suelo leer.

—¿Puedo?

—Esa es la única habitación a la que no entraste —comentó—. Acompáñame.

Tomó la mano de la menor y la guio a la última habitación del pasillo. En medio estaba el piano, también tenían un violín y guitarra, al igual que muchos libros.

—¿Sabes tocar, GomDoli? —consultó.

—Ha pasado un tiempo.

Se escuchaban unos pasos cerca, alguien tocó la puerta y llamó a Joohyun. Dejó sola a Seulgi para ir con su mamá.

Brillando como una estrella al amanecer
La forma en la que me miras entra a mi corazón

Irene y su madre se habían quedado detrás de la puerta a hablar, la pelinegra no quería irse.

—Pensé que papá fue a trabajar —le dijo a la castaña.

—Te dije que se quedaría.

—Bueno, ¿qué sucede? ¿Se te ofrece algo? —preguntó.

—Veo que estás muy entretenida y desesperada —susurró.

—Silencio.

Para que puedas venir en la oscura noche
Encenderé la luz de la luna en el cielo oscuro
Solo en caso de que pierdas tu camino
Si sales a conocer a alguien sola

—Ella está cantando —exclamó, siempre en voz baja.

—Tiene una voz muy hermosa, debería cantar contigo o conmigo —comenzaron a reír en lo bajo.

—Es hermosa —musitó cuando abrió un poco la puerta y la vio. Seulgi se veía demasiado hermosa ahí, paseando sus dedos por el teclado del piano y cantando una suave melodía.

—Deberías ir con ella —la mujer empujó a Irene y cerró la puerta— Luego me lo agradecerá.

Te mandaré mi corazón con la brisa del viento
Mi amor, no estés triste
Nuestra hermosa historia nunca terminará

Comenzó a dar pequeños pasos hasta llegar con la pelinegra y sentarse a su lado. Seulgi tocaba y cantaba de una manera hermosa y cálida; se sentía abrazada por la voz de la chica que estaba con ella.

Llegaré a entender todo
Puedo esperar
Yo creo en ti
en tu voluntad y destino
No quiero llorar de nuevo

La menor, al sentir la presencia de la mayor, dejó de tocar y tomó las manos de su contraria, pero siguió cantando.

No voy a dudar más
Hasta que me quede a tu lado
Miles de amaneceres
todos estos días
Incluso con el paso del tiempo, mi corazón nunca cambiará
Mi amor, no estés triste
Este momento es eterno y nunca terminará
Lo prometo

Seulgi miraba a Joohyun mientras cantaba y al terminar. Por otro lado, la mayor al escuchar todo eso y forma en la que estaba Kang, sabía muy bien algo: Kang Seulgi la amaba y estaba dispuesta a todo, al igual que ella.
Iba a besarla, pero la menor se lo impidió al poner su mano entre los labios de ambas.

—Quiero que esta vez me beses siendo tu novia —soltó.

La mayor se sintió muy feliz al escuchar aquello, cuando dijo que deseaba que fuera pronto; jamás imaginó que se besarían, dormirían juntas, desayunarían con sus padres, su madre la llamara "nuera" y ella "suegra", tampoco pensó que lo que deseaba, pasaría después de todo eso. Sí, era un tipo de relación inversa. Pero en esos momentos, Seulgi no necesitaba preguntarlo o ella decir si era en serio o no, porque estaban seguras de lo que decían y querían.

—Quiero ser tu novia —dijo la menor con una sonrisa y sosteniendo todavía las manos de Irene.

—Te estabas tardando demasiado, claro que sí —la mayor la abrazó.

—Te amo, Bae Joohyun.

La menor unió sus labios con los de la mayor, sintiendo de nuevo esa calidez. Era una explosión de sentimientos, ninguna tenía las palabras suficientes para poderla explicar, simplemente eran ellas dos, en una gran y perfecta burbuja.

—Te amo, Kang Seulgi —dijo al separarse, aun rozando sus labios.

Perfección | SEULRENEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora