[33] ¿Ser como antes? No lo creo

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Seulgi comenzó a trabajar en la cafetería de Jeongyeon. Todos los días eran divertidos, ya que la rubia siempre la andaba molestando con Irene, y cuando ésta iba al local, ambas la molestaban con Jisoo.

Ese día era completamente diferente, ¿por qué? Jeong no molestaba a Kang ni a Irene, la mayor tenía una cara demasiado seria, y ni siquiera les había dirigido, amistosamente, la palabra.

—¿Sabes qué...?

—No, no tengo ni la menor idea —respondió la castaña—. Ha estado así desde la mañana.

—Ya veo.

«¿Será posible que se haya peleado con Nayeon? —se preguntó—. No, eso es... es lo más probable»

—Iré a atender a las otras mesas, adiós.

Joohyun bebía de su malteada y analizaba las expresiones de su mayor, al igual que acciones. Algo andaba mal, y al haber pasado mucho tiempo con ella podía verlo desde lejos, incluso cuando Jeongyeon tenía una expresión seria, en esos momentos era el doble de seria.

—Hola, ¿cómo va todo, Unnie? —se acercó a ella.

—Bien, ahí está tu chica —le señaló a Kang, sin apartar la vista de unos papeles—. Estoy ocupada, no puedo charlar contigo.

—¿Por qué estás enojada? —preguntó— ¿Acaso te peleaste con Nayeon?

—¿Enojada? —levantó la vista—. ¿Por qué mierda estaría enojada, y más por esa coneja? —dijo y alzó un poco la voz. Se sintió culpable al haber preguntado aquello, y a la vez enojada con la rubia por desquitarse con ella.

—No lo sé, es tu...

—No, ¡Nayeon y yo no somos nada! —exclamó y tomó los papeles—. Si solo vienes para hablar sobre ella, ahí está la puerta. Puedes ir con ella y hablar, o quedarte a disfrutar de tu malteada y pasar tiempo con Kang.

—Oye, yo no quería... —era inútil disculparse, la rubia ya se había ido.

—¿A dónde va? —le preguntó la menor.

—Creo que la hice enojar más.

—Genial —se golpeó la frente, eso significaba más trabajo para ella, pero enseguida se le vino una idea a la cabeza—. Quédate en la caja y cobra, yo atenderé a los demás clientes.

Irene no pude replicar ante eso, ya que Seulgi se fue a atender a los demás clientes. Era la hora en donde iban más personas al local, y en grupos. Trabajaron juntas por un par de horas, hasta que el lugar quedó vacío.

—Se ha terminado —dijeron al unísono, descansando los brazos en el mostrador, y sonriéndose.

—Gracias por ayudarme, Baechu —le acarició la mejilla a la mencionada.

El tintineo de la campana de la puerta al abrirse las puso alertas, obligándolas a separarse. Se sorprendieron al ver a una mujer agitada, era la... solo Nayeon.

—-Hemos cerrado —anunció Seulgi. Ambas sabían de la, extraña, relación que tenía con la rubia. Y viendo su estado, al igual de como reacciono cuando Irene le preguntó sobre ella, estaba más que claro que algo pasó entre ellas.

—No me importa —se acomodó y trató de recuperar la respiración, lucía desesperada e irritada—. ¿Dónde está?

—¿Dónde está quién?

—Jeongyeon, estoy buscando a Jeong —contestó.

Ambas se miraron, y antes de poder decir una mentira, la rubia apareció para disculparse y agradecerles por su ayuda en la cafetería.

—Lo siento por lo de hace rato, ya pueden irse a casa, y... —paró el hablar, al ver a la castaña frente al mostrador—. ¿Qué haces aquí?

—Tenemos que hablar.

—No, yo no tengo nada que hablar contigo —soltó—. ¡Se acabó! ¿Acaso no te quedó claro?

—Seguimos siendo como antes, nada va a cambiar —dijo Nayeon—. No importa cuántas veces volvamos, esto siempre pasa, y ¿sabes qué? Al final terminamos estando juntas.

—¿Ser como antes? No lo creo —contestó—. Tú y yo... esto va a cambiar, te lo dije. ¡No soy una tonta para soportar todo esto!

—Ustedes —señaló a las menores, que contemplaban en silencio la situación—. Váyanse a casa, mañana les pagará.

Estaban en el apartamento que Seulgi compartía con Mina, comiendo palomitas y viendo una película en la televisión de la sala, específicamente una de terror

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Estaban en el apartamento que Seulgi compartía con Mina, comiendo palomitas y viendo una película en la televisión de la sala, específicamente una de terror.

—Deberías ser actriz —mencionó la menor.

—¿Y filmar una película de terror? Ni en sueños, ahí siempre muere de primero la chica hermosa.

—Solo fue un decir, ya que tú... participaste en una obra como... —la pelinegra le golpeó el hombro para que se callara.

—¿Puedes callarte por un momento con todo lo relacionado a Kim? —protestó—. ¡No me importa nadie más que tú!

—Baechu —Seulgi se acercó a su rostro, lo suficiente para que sus labios rozaran.

—No, no seremos como antes —se volteó, para que la menor besara su mejilla, pero en lugar de sentir eso o algo parecido, simplemente escuchó una pequeña risa.

—Nada volverá a ser igual, no seremos como antes —dijo al dejar de reír de lo sonrojada que estaba la mayor, y esta vez se acercó a su oreja—. Estoy segura que esta vez será mucho mejor.

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